Ha llegado la Semana Santa y hemos pensado que vamos a aprovechar esta semana en la que muchos tenemos vacaciones para hacer un ejercicio sencillo, pararnos un momento y reflexionar sobre cómo educamos a nuestros hijos, sobre las cosas que hacemos metidos en el ritmo frenético en el que vivimos.
Muchas madres y padres decimos a veces de nuestros peques que nos gustaría que fuesen más alegres, que se levantaran contentos para ir al colegio, que estuvieran motivados, pero como dice Victor Küppers en este vídeo, ¿qué ejemplo les damos nosotros como padres?
Hora de reflexionar sobre cómo educamos a nuestros hijos: ¡Somos su ejemplo!
Pretendemos que se levanten con unas ganas increíbles por ir al cole, que vuelvan igual, supermotivados, ilusionados con lo que han aprendido, con ganas de contarte todo… Pero espera, ¿tú llegas así a casa? O llegas, como dice Küppers, “arrastrando los pies, quejándote del trabajo”, tan cansada que no quieres ni hablar…
De aquí sacamos dos lecciones entonces:
- Seamos más empáticos y comprensivos con nuestros hijos. A ellos también les puede costar madrugar, como a ti; les puede dar pereza ir todo el día al colegio, como a ti al trabajo; y pueden poner pegas por la tarde porque, después de todo el día en el colegio y extraescolares, no les apetezca seguir la rutina de deberes, ducha, cena y a la cama.
- Tenemos que ser ejemplo. No podemos pedir una actitud positiva al máximo cuando a nosotros nos falta y lo ven todos los días. “Somos los primeros que tenemos que tener buena actitud y dar ejemplo, es nuestra responsabilidad”, subraya Victor Küppers.
La importancia de la comunicación y de saber escuchar en la educación
Otro de los puntos que menciona en el vídeo el conferenciante y escritor es la importancia de la comunicación. “Llegar a casa y decir: ‘¡Hola! ¿Qué tal? ¿Alguna novedad?’ ¡Eso no es preguntar!”, señala. ¡Pero que levante la mano quien no lo haya hecho nunca! Metidos en nuestras prisas, en que no tenemos tiempo para nada, parece que no tenemos tiempo ni para charlar con nuestra familia.
Y como hablábamos en el post de ayer sobre el desayuno, luego tenemos momentos fáciles, como el desayuno o la cena, en los que podríamos disfrutar de una conversación agradable con los nuestros, “y cenamos viendo la tele”, dice Küppers. “Y hay familias que ya no cenan ni juntos: uno cena en el salón, otro en la cocina, uno a las 20.30 h, otro a las 22.15 h, y hemos convertido nuestras casas en pensiones”, añade.
Tenemos que tomar nota de esto y ponerlo en práctica:
- Preguntar a nuestros hijos, interesarnos por sus cosas, y compartir también nuestro día con ellos.
- Aprovechar entre semana el desayuno y la cena para sentarnos todos juntos, hablar y escuchar (nada de hacer callar al niño porque están diciendo algo en la tele). En una conversación con Salva López, profesor de universidad, músico y escritor, nos contaba que en su casa, a la hora de cenar, ponen música tranquila (nada de tele) para fomentar la conversación. ¡Y nos ha parecido muy buena idea!
¿Vosotros cómo hacéis en casa? ¿Tenéis algún momento fijado para hablar con vuestros hijos? ¡Compartid vuestras experiencias!