Soy un niño de ocho años y no os entiendo. No entiendo a “los mayores”. A ver si tú me ayudas..
Desde pequeño mis padres, tíos, los abuelos me han alertado sobre el peligro que los coches tienen y que debo tener cuidado con ellos. Algunas veces mi madre se ha llegado a poner muy, muy nerviosa cuando me acercaba más de la cuenta a calle por donde pasaban los automóviles, incluso me ha llegado a gritar a lo bestia.
La abuela me ha explicado mil (¿qué digo mil?) … millones de veces que hay que mirar a la derecha y a la izquierda, que los coches son muy peligrosos. ¡Ah! Y jamás cruzar hasta que el muñequito del semáforo no esté en verde.
Y eso es lo que quiero preguntarte. ¿Por qué cruzas con el semáforo en rojo? Ya sé que eres mayor, pero no lo entiendo. Si cruzar en rojo es peligroso para nuestras vidas, también lo será para la tuya ¿no? El caso es que cuando voy con mis padres o con mi abuela (con ella voy mucho de paseo) estamos esperando que el semáforo se ponga en verde cuando pasan “unos mayores” miran un poco y como ven que no hay coches cruzan en rojo. Mi abuela refunfuña: “no piensan en el daño que hacen” y me repite una y otra vez que yo no cruce así.
Haciendo sociedad educativa
El ejemplo es la mejor herramienta educativa. ¿Estás de acuerdo? No es solo responsabilidad de madres, padres y profesores, es responsabilidad de todos.
Si queremos que nuestros jóvenes sean educados vialmente tendremos que dar ejemplo. Cruzamos las calles con el semáforo en rojo. Los niños no entienden porque su abuela o su madre les mantiene bien sujetos explicando que deben esperar hasta que sea su turno, mientras otros adultos – aparentemente en su sano juicio – cruzamos las calles a destiempo.
Nuestros actos determinan los actos de los demás. Nuestros actos hacen que nuestros niños y jóvenes aprendan de ellos. Asumir la responsabilidad y actuar en consecuencia es hacer sociedad educativa.