La educación financiera es vital. También para nuestros hijos. Algún día ellos llevarán el peso de su casa, la economía del hogar, gestionarán sus propios gastos… en definitiva, tendrán la responsabilidad de administrar sus recursos de manera eficiente para poder vivir. Entonces, ¿por qué el sistema educativo no contempla todavía esta importante cuestión? A la espera de que las administraciones tomen conciencia de que la sociedad que impera (consumista y productiva) requiere de un manejo económico, nos toca a los padres y madres educar a nuestros hijos para que sean conscientes de la situación y aprendan algunas claves básicas para su día a día y para su futuro.
¿Por qué el sistema educativo no contempla todavía la educación financiera como algo esencial?
También para conseguir que desarrollen su capacidad de espera, de no volverse adictos a la gratificación instantánea que nos rodea, de no limitarse a esa recompensa inmediata. De ser capaces de mantener un equilibrio entre el ahorro y el gasto para poder emplear sus recursos con consciencia y sabiduría. En definitiva, que puedan aprender a valorar el dinero y el esfuerzo. Y esto, como todo en educación, hay que comenzar a trabajarlo desde que nuestros hijos son bien pequeños. Incluso desde antes de pedir su primer juguete, su comida favorita o esa prenda de ropa que está de moda y que por supuesto ya lucen todos sus amigos y amigas.
La educación financiera evita la adicción a la gratificación instantánea y permite que nuestros hijos valoren el esfuerzo, pero hay que trabajarlo desde pequeños.
¿Cómo podemos hacerlo?
Es fundamental, en este sentido, educar a nuestros hijos en valores como los siguientes (siempre teniendo en cuenta su edad y su desarrollo cognitivo):
- El valor del dinero
- El valor del ahorro
- La diferencia entre la necesidad y el capricho
- El consumo responsable
- La prudencia en el gasto
- La inversión inteligente
Para ello podemos llevar a cabo una serie de acciones, a fin de fomentar esta educación económica que, en nuestro país, está en unos puestos significativamente muy inferiores a otros ámbitos como la música, los deportes o incluso los idiomas.
- Darles semanalmente una paga para que se hagan responsables de su gestión
- Ofrecerles la oportunidad de que participen en la gestión del hogar: hacer la lista de la compra, comparar precios en las tiendas…
- Que tengan acceso a una hucha (puede ser familiar o suya) y vayan ahorrando en ella
- Disfrutar de juegos de mesa en familia como el Monopoly
- Si son más mayores, jugar a videojuegos como los Sims
- Si son pequeños, practicar juego simbólico como el supermercado