Desde que nacen, los niños y niñas tienen una relación de dependencia con sus cuidadores, pues nos necesitan para sobrevivir y aprender a ser autónomos. Madres, padres y educadores tenemos la responsabilidad de cubrir sus necesidades para que crezcan felices y en equilibrio, de esta forma, estaremos aportándoles los recursos necesarios para enfrentarse a los problemas de la vida en el futuro y podremos protegerlos de las adicciones. Atender correctamente las necesidades (tanto fisiológicas como emocionales) de nuestros hijos no les hará menos autónomos, sino que les hará más fuertes.
Sobre esto nos habló el psicólogo y doctor en educación, Rafa Guerrero, en la ponencia que dio en nuestro Homenaje a la Educación: “Responsina: cómo evitar que nuestros hijos desarrollen adicciones”.
Cubrir necesidades: la principal función de madres, padres y educadores
“Para que nuestros hijos sean felices debemos cubrir sus necesidades, hay un montón de funciones que tenemos que poner en marcha pero esta es la principal”, asegura Rafa Guerrero.
Algo que debemos tener siempre en mente es que las niñas y niños pequeños no tienen la habilidad de regular las emociones que tenemos los adultos y esto provoca que se rompa su equilibrio, un equilibrio que los cuidadores tenemos que reestablecer.
Tal y como explica Rafa Guerrero: “Los niños, y cuanto más pequeños más evidente, necesitan que alguien les devuelva al equilibrio porque no cuentan con las estrategias ni la experiencia necesaria para hacer por sí mismos”.
Cuando están cansados o cuando tienen hambre, necesitarán descansar o comer para volver al equilibrio. Lo mismo ocurre con las necesidades de contenido emocional o afectivo, en este caso debemos ser capaces de conectar con lo que necesitan y ayudarles a gestionar esa emoción. “Por ejemplo, cuando nos expresan que sienten miedo, rabia o tristeza, nuestra función consiste en acompañarlos en esa emoción básica”, declara el psicólogo. Este acompañamiento va a fortalecer el vínculo del apego seguro.
¿Qué es la responsina?: Adicciones y apego seguro
¿Es posible proteger a un niño de las conductas adictivas? Rafa nos explica que el vínculo de apego que se establece entre cuidadores principales y niños es, efectivamente, un factor de protección que disminuirá las probabilidades de que sufran una adicción. Para exponer esta idea tan importante, el psicólogo utiliza el concepto de responsina:
“La responsina es un concepto inventado que tiene que ver con dos ideas: responsividad y gasolina”, declara. La gasolina es una metáfora que hace referencia a la autonomía que les permitirá funcionar por sí mismos, mientras que la responsividad “significa que nosotros como educadores cubrimos la necesidad del niño de manera acorde a lo que él necesita”. Esto es lo que se conoce como “ser responsivo”.
Cada vez que nuestro hijo expresa una necesidad, tenemos la oportunidad de cubrirla con responsina. En la ponencia, Rafa nos propone que imaginemos un conjunto de casillas vacías que son todas las necesidades de nuestros hijos. “A medida que cada uno de nuestros pequeños nos vaya manifestando sus diferentes necesidades, si nosotros somos capaces de conectar con esa necesidad y cubrirla, iremos cubriendo las casillas con elementos de responsina”.
El psicólogo aconseja que tengamos en cuenta el resultado final del conjunto de casillas: “Si la mayoría de las casillas están cubiertas significa que, como cuidadores, hemos ejercido de apego seguro”. Además, nos plantea las siguientes preguntas:
“¿Tenemos un número suficiente de responsina como para poder ser autónomos a lo largo de nuestra vida? O, por el contrario, ¿estamos en un nivel muy por debajo, lo cual va a ocasionar un aumento de las relaciones de dependencia y posibles adicciones?”.
En palabras de Rafa Guerrero: “La mejor manera que tenemos de prevenir determinadas adicciones consiste en fabricar responsina, en cubrir sus necesidades para que el día de mañana se sientan más protegidos”.
5 claves para fabricar responsina y prevenir las adicciones
- Nuestros hijos necesitan desarrollarse en contextos de protección donde se vele por sus necesidades.
- Solo podemos fomentar su autonomía a través de la protección. La casilla de la protección es la primera que tenemos que cubrir.
- Evitemos la ley del silencio. Es importante conectar con las emociones de los niños, tratando de legitimarlas y dándoles la importancia que se merecen.
- Cuidado con la excesiva estimulación. Los pequeños necesitan ser estimulados en el momento adecuado y de forma suficiente.
- Seamos capaces de poner límites que sean seguros para nuestros hijos. Cuando le digo a mi hijo que no puede hacer algo, lo estoy haciendo porque le quiero y establezco un límite.
Os animamos a ver la ponencia completa y aprender un poquito más de las importantes lecciones de Rafa Guerrero. ¡Que la disfrutéis, familia!