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Carmen Ruiz Repullo: “Es fundamental que eduquemos en una masculinidad igualitaria”

Carmen aborda las causas de este problema social (los mitos del amor romántico y la figura erotizada del chulo) y nos cuenta la historia de Pepa y Pepe.
Carmen RuiZ Repullo violencia de género en adolescentes

Carmen Ruiz Repullo realiza talleres en institutos para abordar la violencia machista con los adolescentes. También asesora a profesorado e instituciones educativas para, afirma, “incorporar la igualdad y la coeducación como un eje transversal para acabar con esta problemática social”. En esta ponencia aborda las causas de este problema social (en especial los mitos del amor romántico y la figura erotizada del chulo) y nos cuenta cómo habla del tema entre adolescentes: con una historia en la que muchas se reconocen, la historia de Pepa y Pepe, que se ha hecho viral en un vídeo grabado en una formación a profesorado.

Hablar de violencia de género entre adolescentes genera rechazo a pesar de los datos

Reconoce Carmen que no suele mencionar violencia de género en el título de sus talleres porque produce rechao, porque “los adolescentes en general te dicen: “Eso a mí no me pasa”. Yo les pongo otro nombre a los talleres, por ejemplo “No me quieras tanto, quiéreme mejor” o “Cuando el amor aprieta, modifica tu menú”. Así conseguimos que vengan al aula con más ganas”.

Y es que los adolescentes piensan que la violencia de género “es algo que pasa a una determinada edad y no está pasando a chicas de 13 y 14 años”. Sin embargo, señala Carmen, los datos desmontan esta idea:

  • Según los forenses, están creciendo un 30% el número de violaciones por medio de la sumisión química. “No solo es la burundanga, el alcohol se está convirtiendo en una sustancia para agredir sexualmente a las chicas”.
  • Se multiplican por 10 los casos de menores que sufren violencia de género
  • 9 de cada 10 adolescentes admiten que han ejercido violencia psicológica sobre su pareja.
  • Los datos oficiales del CGPJ muestran que de enero a sepriembre de 2017 667 chicas menores de edad tenían órdenes de protección por haber sufrido violencia machista.

Todos estos datos, subraya Carmen, “son solo la punta del iceberg”.

Nos cuenta la experta que “cuando voy al instituto, me dice el profesorado: “Aquí no hay ningún caso”. Yo entro dos horas a un taller y saco a tres Pepas”. Y es que cuando ponemos una realidad encima de la mesa, “empezamos a ver que está ahí”.

Carmen aclara que no cree “que estemos peor que antes, sino que seguimos viviendo en una sociedad machista y creo que es fundamental que eduquemos en y para la igualdad. No nos podemos permitir una sociedad que se dice democrática siendo una sociedad machista.

Nos muestra datos preocupantes sobre los menores condenados por violencia de género que tienen imposición de medidas: de enero a septiembre de 2017 eran 170. En todo 2016 eran 164. “¿Qué hacemos con estos chicos? Algo habrá que trabajar con ellos. La gente suele pensar que hay un perfil determinado, de determinada clase, determinado tipo de familia. Yo os digo que no”, matiza. Nos cuenta que me da mucho más miedo el chico neomachista que va con un discurso más aceptado que el chico machista de toda la vida”.

Más allá de los datos sobre violencia de género en adolescentes: causas y mitos

Carmen ha realizado una investigación cualitativa sobre la violencia de género en adolescentes (Voces tras los datos). Y es que por mucho que en España hubiera muchos datos sobre violencia de género, “se quería saber qué dicen las chicas agredidas y los chicos agresores”

Las propias chicas argumentaban en las entrevistas en profundidad, que las causas de la violencia machista eran tres: el machismo, la masculinidad hegemónica y el discurso romántico.

Carmen RuiZ Repullo violencia de género en adolescentesLa masculinidad hegemónica tiene que ver, subraya Carmen, con la idea del chulo, “que es fundamental deserotizarlo y erotizar al friki”, nos dice provocando risas. Y es que en realidad “el chulo está super erotizado”. Si nos paramos a pensar, la cara del abandono escolar, de los causantes de accidentes de tráfico, de las prisiones, del mayor consumo de drogas ilegales, es de un chico varón. “¿Esto es por el ADN? No, esto es por la socialización desigual que estamos dando a chicos y chicas”. Por eso, nos pide Carmen que eduquemos “en una masculinidad igualitaria y eso es responsabilidad de todo el mundo. Para educar a mi hijo en la igualdad tengo que ser igualitario. No le puedo decir “recoge la mesa y friega el cuarto de baño”, lo tengo que fregar primero yo”.

Otro de los factores de los que hablan las chicas es el amor romántico,” este que nos han vendido en todos los cuentos de que va a venir un Pepe que nos va a salvar. Eso es fatal, porque no nos salvan”. Hay cuatro mitos que sustentan el amor romántico y que están “muy asentados en el discurso adolescente”

  1. Los celos son muestra de amor: “Unos poquitos de celos es señal de que me quiere, seño”, le dicen a Carmen, que responde: “¿Dónde está el límite entre unos pocos y muchos?, porque los celos siempre van in crescendo”.
  2. La media naranja existe. “Nos pasamos toda la vida esperando a que alguien venga y nos complete. No existen las medias naranjas, somos manzanas, plátanos o peras enteros”, subraya la socióloga.
  3. Amar es sufrir. “Esto está metido en todas las películas y teleseries: venga a sufrir y a sufrir y el último día se casan. La moraleja es “sufre, que algún día bueno tendrás”. Esto es mentira”. Por eso Carmen reivindica que nos pongan “películas o series que nos muestren el amor en mayúsculas, el amor en igualdad, el respeto. ¿Dónde está eso? No le estamos mostrando eso a nuestras criaturas”, lamenta.
  4. El amor todo lo puede. “Esto nos lo han metido a nosotras, que creemos que podemos cambiar a los chicos con el amor”, enfatiza Carmen. “Hay chicas que creen que van a quitar a sus novios de la mala vida, que te dicen “desde que está conmigo, es otro” y hay chicos que te dicen: “Yo quiero una novia para que me quite de fumar”, nos dice Carmen, que comenta, entre risas: “Me cago en la leche, ¡quítate tú!”.

Cómo hablar de violencia de género a adolescentes: La historia de Pepa y Pepe

Todos estos mitos y creencias hacen que “las chicas vivan un proceso que os voy a contar”. Reconoce Carmen que se preguntaba “¿cómo les cuento todo esto a los chicos y las chicas?”. Y así nació la historia de Pepa y Pepe, que cuenta al final de sus talleres de cuatro horas y “es realmente lo que hace que vean la realidad”. La transcribimos tal cual la cuenta Carmen porque no tiene desperdicio y porque seguro que, si tienes hijos adolescentes, es una lectura que te gustará que hagan:

“Esta es la historia de Pepa y Pepe, una pareja que ella tiene 16 años y el 19. Llevan dos semanas saliendo. El Pepe el viernes le dice que qué van a hacer hoy. Y ella contesta que ha quedado con sus amigas. Y Pepe le dice:

-¿Otra vez con estas? La Raquel te está poniendo la cabeza loca diciéndote que no te quiero, yo no tengo ganas de estar con estas, tengo ganas de estar los dos solos.

Pepa le dice:

-Bueno, tío, les voy a decir a estas que nos vemos otro día

Así Pepe hace que Pepa suba el primer escalón abandonando sus amistades. Pero ahora los Pepes son muy sutiles. Y ahora lo que hacen los Pepes es que ellos van con las amigas de Pepa, meten la pata hasta el fondo y las amigas le dicen a Pepa que no lo traiga más, que les corta el rollo. Pepa entonces se queda en la tesitura de: “¿Qué hago: le digo que mis amigas no lo aguantan?”. Al final se calla y deja de juntarse con sus amigas.

Ahora llega el control telefónico: Pepe le manda muchísimos mensajes a Pepa al día, pero no para ver cómo está, sino para saber dónde está y con quién.

-¿Pepa, dónde estás?

-Tío, que estoy haciendo el trabajo de El Lazarillo de Tormes, ¿no te lo he dicho

-Es que llevas tres horas haciendo el trabajo, ¿con quién estás?

Pepa se hace un selfie en la casa de las amigas y se lo manda a Pepe. Pepe le ha dicho que sus anteriores novias le ponían los cuernos. Pepa sube el siguiente escalón porque cree que la controla porque la quiere.

Pepa está apuntada a zumba y a twerking y va dos días a la semana. El resto de días ve al Pepe. Un martes, el Pepe le escribe un WhatsApp y le dice:

-Quilla, ¿dónde estás?

-Estoy en mi casa, que me voy ahora para el twerking.

– Es que tía, estoy todo aburrido.

-Pues vente para mi casa y así me acompañas

Cuando van llegando al centro cívico le va cambiando la cara al Pepe. Y la Pepa le dice:

-Quillo, ¿qué te pasa? Estás todo raro…

– Pues nada, tía, que yo quería hablar contigo porque estoy muy pillado por ti, tía, muy enamorado, y yo veo que tú estás a tu bola y a tu rollo, no estás tan enamorada como yo.

Pepa trata de decirle que no es verdad y cuando mira el móvil ya se han pasado 20 minutos del tweriking, y decide que no entra.  El Pepe ya la acompaña todos los martes y jueves. Dos semanas después, el jueves, el Pepe se presenta con una mala cara… Y Pepa:

-Quillo, ¿qué te pasa?

-Me he peleado con mis padres, tía, estoy muy rayado. Tía, quédate conmigo, no me dejes hoy solo.

Como nos han educado para agradar, pues ahí que nos quedamos para agradarlo.

Otro día, llega el Pepe con el coche. Y Pepa le dice:

-¿Dónde vas con el coche, si el centro cívico está aquí al lado?

-Pues es que te voy a dejar en el centro cívico y me voy a ir a comprar unas deportivas. Podías venir conmigo, así pasábamos la tarde juntos…

Y Pepa lo acompaña. Hasta que al final Pepa va dejando de ir los martes y los jueves a twerking y a zumba y Pepe consigue lo que quiere: que los martes y los jueves sean para él. Y sube el siguiente escalón.

Ahora llegan las redes sociales. Un día Pepe en el parque le dice a Pepa:

-Tía, ¿te has enterado lo que le ha hecho la novia a mi colega el Juanma? Le ha puesto los cuernos por Instagram Direct

-¿Qué dices?

-Yo te lo he dicho, Pepa, las redes sociales no traen más que problemas.  Yo por eso no tengo nada más que el WhatsApp.

-Quillo, que a mí me entra gente por el Instagram Direct y yo los bloqueo y ya.

– Sí, eso es lo que me dices a mí, a lo mejor no los bloqueas… Como no me dejas ver nada, como estás todo el día con el móvil…

Pepa, para demostrarle que no le engaña, le dice:

-Toma, quillo, para que veas que no te engaño.

El Pepe coge el móvil y empieza a entrar en las redes. Y le dice:

-¿Tú para qué estás en este grupo de WhatsApp, que no hay más que tiracañas. ¡Fuera! ¿Y por qué tienes esta foto en el Instagram? ¡Fuera! ¿Y para qué pones este comentario en el Instagram en la foto de un tío?…

Así, al final, le va quitando las redes sociales. Y eso, en la adolescencia de hoy, es aislamiento.

Ahora llegan las formas de vestir. Y los Pepes ya no son tan de decir: “Quítate la falda”. Ahora los Pepes dicen:

-Tía, es que mis amigos que están en tu instituto me tienen la cabeza todo loca con lo buena que estás y lo guapa que te pones para ir a clase. ¿Tú al instituto a qué vas, a estudiar o a provocar? Es que no sé para qué te pones esa ropa. Y no sé para qué te pintas…

Y Pepa va cambiando su forma de vestir para evitar las peleas con Pepe. Y así la hace que suba el siguiente escalón.

Pepa va andando con Pepe y se encuentra con sus amigas y se ponen todas contentas. El Pepe se queda mirando con un careto largo. Pepa se despide de sus amigas y le dice al Pepe:

-¿No te puedes acercar a saludar a mis amigas?

-Pareces idiota cuando las saludas así. La próxima vex que te vea haciendo el gilipollas yo me voy, ¿eh?

La Pepa, la próxima vez que vea a sus amigas, no las va a saludar de la misma manera y así va subiendo otro escalón. Después se produce la separación familiar porque la familia no quiere que esté tanto con el Pepe. Pero es que llevan ya cuatro meses y el Pepe quiere mantener relaciones sexuales. Y entonces le dice:

-Pepa, tía, vamos a hacerlo, que yo quiero.

-Es que yo aún no estoy segura.

-Si me quisieras, lo harías. Si no estás segura es porque no estás segura de quererme.

Yo les pregunto a las alumnas y alumnos si creen que Pepa mantendrá relaciones sexuales, y me contestan: “Del tirón, seño”.

Pues bien, todo esto, desde el primer escalón, se llama violencia de género.  Y me dicen: “Pero seño, si no le ha pegado”. No hace falta que haya violencia física para que sea violencia de género.

escalera violencia de género en adolescentes
Escalera de la violencia de género que recorren Pepa y Pepe

¿Es Pepa tonta? El cuento de la rana y su relación con la violencia de género

Nos cuenta Carmen que solemos escuchar que Pepa es tonta, que “yo no voy a aguantar que mi novio me haga eso”. Por eso, dice Carmen, les cuenta el cuento de la rana:

“El Pepe quiere cocinar una rana viva. Coge una olla ardiendo, coge la rana viva y la echa a la olla. ¿La rana qué hace? Salta”.

Imaginaos que el Pepe le dice a la Pepa: “Mira, Pepa, en confianza, yo te voy a hacer toda esta escalera en tres meses”. ¿Alguna Pepa se queda? No”

El Pepe quiere cocinar a la Pepa, así que coge una olla llena de agua fresquita fresquita, le pone unas palmeras estupendas a su rana Pepa y le vende la olla estupendamente: “Mira qué bonita”. Así la Pepa entra. El Pepe la pone a fuego lento. Las amigas le van diciendo a Pepa que este la está controlando, que no la quiere.

Pero la Pepa está dentro de la olla y no ve lo que nosotras estamos viendo. Es fundamental que el día que Pepa se asome a esa escalera  y a esa olla estemos todas y todos”.   

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