Comunicar bien para educar mejor

Comunicar bien es tan conveniente como difícil. El poder de la palabra bien dicha consigue clientes, votantes, amores y…. es una herramienta útil para educar mejor.

La palabra adecuada en el momento adecuado a través de la vía adecuada… Comunicar bien es tan conveniente como difícil.  El poder de la palabra bien dicha consigue clientes, votantes, amores y…. es una herramienta útil para educar mejor.

Lo que decimos a nuestras hijas e hijos es lo que ellos entienden, lo que queda. Así nos pasó a nosotros con nuestra madre y padre.  Parece, por tanto, conveniente dedicarle un tiempo, un cariño, una mejora a nuestra capacidad comunicativa en nuestra labor de educadores.

Estas líneas están escritas con el propósito de sugerir cuatro ideas que quizás puedan ser de utilidad para los lectores de Gestionando hijos.

Es posible que comuniquemos bien y eduquemos mejor si:

  • Interiorizamos nuestro papel de comunicadores. Comunicar es la segunda tarea que más hacemos en la vida y la ejercemos, normalmente, sin conciencia, instintivamente. (*¿Por cierto, querido lector, sabes cuál es la actividad que más hacemos en la vida? Lee hasta el final del post*). Hablamos a nuestros hijos sin dedicarle la atención que merece esta herramienta que a los humanos nos viene de serie —la comunicación—. Si interiorizas tu papel de comunicador ya tienes mucho ganado.
  • Prestamos atención al valor de cada palabra utilizando aquellas que realmente queremos decir y no otras que son mucho más reactivas y producen que nuestro interlocutor (nuestro hijo) se sienta mal … y con razón. He aquí un ejemplo que nos propone Fernando Botella: sustituir “Eres un desastre” por “Estás siendo un desastre”. El primero califica a la persona y no deja opción a la rectificación, el segundo permite que la situación cambie inmediatamente con la acción. Vistamos bien a nuestros pensamientos (“El lenguaje es el vestido de los pensamientos”, sentenció Samuel Johnson)
  • Analicemos qué tipo de estilo educativo estamos ofreciendo en función de nuestro lenguaje. La sobreprotección es una de las disfunciones sociales más importantes de los países acomodados. El lenguaje puede construir una educación sobreprotectora. “Hemos aprobado matemáticas” es la contestación de muchas madres y muchos padres a la pregunta que el vecino formula: “¿Cómo está tu hijo/a?”. Y además lo decimos delante de ellos, como si el aprobado perteneciera a los dos. Recordemos lo que María Jesús Álava nos decía en su ponencia en Gestionando Hijos en Madrid: “Los niños que fueron educados con un estilo equilibrado desarrollaron un nivel más alto de su inteligencia emocional. Los niños que tenían padres con un estilo más permisivo fueron los que menos lo desarrollaron, menos que los que tenían padres con un estilo autoritario”.
  • Se supone que quieres a tus hijos más que a cualquier cosa del mundo. Tu lenguaje puede acompañar bien a ese sentimiento. Quizás sea el momento de revisar esas frases recriminatorias, otras que conducen a matar la pasión o a ejercer la fuerza de la experiencia a través de la palabra. Estos son algunos ejemplos muy comunes: “Con todo lo que hemos hecho por ti”, “Cuando seas mayor lo entenderás”, “No puedes estar haciendo todo el día lo que te da la gana”, “Lo ves, ya te lo dije”.

 

Comunicar bien nos acerca a los demás…. también a nuestros hijos. Te propongo que veas este spot de 30 segundos que la Asociación de Agencias de Medios ha hecho para hablarnos de la importancia de la buena comunicación.

Todos los días lo intento y todos los días observo que puedo mejorar mi comunicación con mis hijos, que nuestra salud emocional depende en buena medida de cómo hablemos. Todos los días descubro el maravilloso poder de la palabra como lo descubriera el mendigo de esta película de dos minutos gracias a una redactora publicitaria.

 

 

*¿Cuál es la actividad que más hacemos en la vida? Entre aquellas personas que contesten acertadamente a esta pregunta en Facebook o comentando este artículo sortearemos un libro de alguno de nuestros expertos.

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Leo Farache

Nacido en Madrid, de la añada del 63. Su vida profesional ha estado ligada al mundo de la comunicación, gestión, marketing. Ha dirigido algunas empresas y escrito tres libros (“Los diez pecados capitales del jefe”, “Gestionando adolescentes”, “El arte de comunicar”). Ha ejercido de profesor – “una profesión que nos tenemos que tomar todos más en serio” – en la Universidad Carlos III, UAM y ESAN (Lima) en otras instituciones educativas. Es padre de tres hijos y ha encontrado en la educación su elemento. Fundó en 2014 la empresa Educar es todo desde donde opera esta iniciativa cuyo objetivo es ofrecer ideas e inspiración educativa a madres y padres que quieren saber más para educar mejor.

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