Gritar daña, y al cerebro de los niños, que está en desarrollo, mucho más. Según investigaciones científicas de la Universidad de Nueva York o de la Escuela de Medicina de Harvard, los gritos activan el centro neuronal del miedo, provocan problemas de conducta, estrés, dificultan el rendimiento escolar… “En la vida adulta, los gritos recibidos en la infancia pueden provocar que la persona tenga problemas de gestión emocional, problemas de memoria y que sea más agresiva”, añade Pax Dettoni, directora de la asociación Teatro de Conciencia, una asociación que ha lanzado recientemente la campaña Gritar daña para concienciar y sensibilizar a madres, padres y educadores (y sociedad en general) de los efectos destructivos de los gritos en el desarrollo cerebral de los niños.
¿Qué podemos hacer para evitar los gritos?
“Hay que comprender que un niño es un niño, es parte de su naturaleza no escuchar y hacer caso todo el tiempo, meter las manos en el barro, experimentar…”, dice Dettoni. Pero la realidad, señala la directora de Teatro de Conciencia, es que “el grito se da mucho en las familias, en las aulas, en la televisión. Y a veces se nos olvida que los niños de hoy son los adultos de mañana, y hay que cuidarles. Es muy importante que los niños crezcan en lugares físicos y afectivos seguros”, añade Pax. Para ello, para evitar los gritos, nos recomienda seguir los siguientes pasos:
- Toma conciencia. Sé consciente de que realmente gritar daña a tu hijo y, además, perder los papeles tampoco te va a hacer bien a ti.
- Recurre inmediatamente a la calma, no te dejes llevar por la rabia.
- Respira, párate un momento. Tienes todo el derecho a estar enfadada, pero no quieres gritar. Puedes lograr lo que pretendes de tu hijo sin usar los gritos.
- “Cuando una está tan enfadada que va a gritar, también tienes la posibilidad de retirarte. No somos supermujeres ni superhombres”, dice Pax Dettoni. Si ves que no puedes calmarte, retírate, deja a otra persona que resuelva esa situación.
- Poco a poco irás cambiando, irás controlando más esa rabia. Pero si aun así un día gritas, ¡perdónate! No pasa nada. Dile a tu hijo que lo sientes y que intentarás no volver a gritarle.
La campaña Gritar daña también en los colegios
La asociación Teatro de Conciencia trabaja con educadores y familias para resolver los conflictos de manera positiva, gestionar las emociones y mejorar la empatía activa. Hace dos años lanzó el programa En sus zapatos, “que se refiere precisamente al hecho de ponerse en los zapatos del niño”, señala Dettoni, y dentro de este van lanzando diferentes campañas, como esta de Gritar daña.
Ahora mismo están formando a 33 docentes, que el año que viene llevarán esta formación a los centros de la Comunidad de Madrid que lo soliciten.
¿Y cuál es su fórmula? El teatro. “El teatro transforma”, afirma la directora. “Permite comprender aspectos que son invisibles. Por ejemplo, en el caso de los secuestros emocionales, te lo puedes imaginar, pero otra cosa es verlo. Ver en escena cómo una emoción secuestra a una persona. Te das cuenta de que no es él quien está gritando, sino que es su rabia”, subraya Pax. Además, nos cuenta que el teatro permite ponerse en los zapatos de otra persona y, sobre todo, permite jugar y pasarlo bien.