Puede que sea una excelente idea ser “el banco no banco” como dice ING en sus anuncios. Pero es una mala, malísima, idea ser el ejemplo no ejemplo, como propugna Pedro J Ramírez, presidente y director de “El Español”.
El otro día entablé una interesante conversación con unos jóvenes – entre 19 y 23 años – sobre su comportamiento, sobre la necesidad que minimicen los contactos, que sean inteligentes.
Ayer “El Español” celebró una fiesta que, según Pedro J, era para homenajear a las Fuerzas Armadas. Según Pedro J, sus colegas son unos envidiosos (lo deja caer claramente). Que uno sea tan mayor, rico, culto como Pedro J y organice esta fiesta es irresponsable, insultante. Que los invitados acudan a la fiesta es triste, bochornoso y nos lleva a inferir varias conclusiones educativas:
- Pensamiento crítico: cuando se escucha al organizador, Pedro J, y a sus invitados, te preguntas si cuando argumenten con sus hijos, sobrinos, nietos les llevarán por la dictadura de su verdad o si por el contrario les permitirán preguntarse, re preguntarse, llegar a conclusiones diferentes.
- Verdad: a nadie le gusta tratar con mentirosos. Y todos somos mentirosos. Pero como en la bondad, en la maldad, la generosidad o la tacañería, hay niveles de mentirosos. Todos mentimos porque en algún momento exageramos, modificamos algo la verdad para tener la razón. Y, los más sabios, aprenden y son capaces de frenar sus mentiras, utilizar siempre la verdad. Eso es lo que deseamos para nuestros hijos, que construyan sus argumentos con verdad y no con argumentos falaces como los que nos exponen Pedro J, su gente y sus invitados.
- Responsabilidad: no queremos que nuestros hijos sean obedientes sino responsables. Los que acudieron a la fiesta -entre ellos estaban Isabel Díaz Ayuso y Salvador Illa- no fueron capaces de ser responsables pero fueron obedientes con su jefe, la prensa, ¿cómo iban a decirle que no a Pedro J? Pues señoras, señores, diciendo que no. Como debemos decirle no a nuestro jefe, compañero, amigo o quien sea que nos invite a donde sabemos que no debemos ir.
- Dignidad: La irresponsabilidad, el decir que sí a la invitación de Pedro J, lleva a la indignidad. Su ejemplo a la ciudadanía es tan lamentable que les convierte en seres reprochables. Su actitud tan notoria por todos los ciudadanos son el perfecto ejemplo para deprimirse, para no saber a dónde mirar, para preguntarse quién nos lidera, qué tipo de gente tan poderosos, tan [supuestamente] exitosos son los que son la referencia en nuestro país. Si quieren recuperar la dignidad, Pedro J debe pedir perdón, y sus invitados, como cargos electos, pedir perdón de forma clara y explícita. Los más dignos dimitirían. Pero ¿cómo va a ser un digno tan indigno?
Pedro J, políticos, empresarios… den un buen ejemplo, por favor. No es difícil. Es solo para inteligentes.
