Hay quien opina que un niño no puede tener tan clara su identidad como para que se manifieste a una edad muy temprana. Los que no hemos tenido contacto con la realidad trans nos puede resultar difícil meternos en la piel de alguien tan pequeño y entender cómo puede sentirse tan incómodo en esa identidad que no le corresponde.
¿Qué haríamos si fuera nuestro hijo o nuestro nieto o sobrino? ¿Cómo reaccionaríamos? Le diríamos: “eso es una tontería” o “espérate, eso ocurre a muchos niños” o “tú eres un chico y es tu imaginación la que hace verte como una chica”…
Ese es el ejercicio que nos propone la película 20.000 especies de abejas, dirigida por Estibaliz Urresola, quien antes de plasmar su propuesta cinematográfica se entrevistó con muchas familias con niños trans. Su trabajo ha durado años, durante los cuales “he visto evolucionar mucho a la sociedad. Por ejemplo, al principio solo acudían madres a las entrevistas, no había un solo padre. En cambio, al cabo de un par de años las madres eran mayoría, pero también venían padres a apoyar a sus hijos”, manifiesta en el coloquio que se celebró en los cines Yelmo Ideal después de la proyección de su película.
Aitor, un niño muy querido por sus padres, manifiesta su incomodidad con su vida y con su cuerpo a una edad muy temprana. “¿Crees que ha pasado algo malo en la tripa de mamá cuando yo estaba dentro?”, se llegó a preguntar. No entiende por qué tiene que sentirse mal cuando desea sentirse bien. Su entorno niega, aplaza. Aitor utiliza el género femenino para hablar de él mismo, todos los adjetivos con los que se autocalifica terminan en “a”. Descubre que a ella le gustaría llamarse Lucía y se lo hace saber a su madre, que quiere entender a su hija, que quiere verla feliz. Ella es quien lucha porque Lucía sea Lucía, aunque haya nacido en el cuerpo de Aitor.
Todas las opiniones deben ser respetadas, incluso las que no nos gusten, y también debemos hacer respetar las nuestras. Solo los buenos argumentos, las evidencias permiten acercar posturas, alejar el odio de nuestras conversaciones, permitir que dos posturas divergentes puedan encontrarse en el diálogo. La madre de Aitor apostó por amor por Lucía, a pesar de la abuela, pero con el apoyo de su tía. La película nos permite entender mejor las dudas, sentimientos y momentos difíciles que un niño trans y su familia pueden llegar a pasar.
Todas las opiniones deben ser respetadas, incluso las que no nos gusten, y también debemos hacer respetar las nuestras
Hace no tantos años la gran mayoría de la sociedad y el propio Estado renegaban, atacaban e impedían que una persona homosexual pudiera serlo y mucho menos expresarse como tal. Hoy en nuestras calles y parques no importa quién de un beso a quién. Lo único que nos importa es que esté dado con mucho amor.
