10 propósitos educativos para 2022

En cada uno de los propósitos, te recomendamos un artículo con información fundamental para empezar a cumplirlo. ¿Empezamos?

Enero es el mes de los propósitos. Cada año, nos proponemos ser un poquito mejores comprometiéndonos a cumplir una serie de propósitos que nos ayudarán a conseguirlo. Las madres y padres, además de nuestros propósitos individuales, tenemos otros que afectan a nuestros hijos, son los propósitos educativos.

En Educar es todo hemos preparado los nuestros, acompañados de un artículo o ponencia para empezar a cumplir cada uno de ellos. ¿Te unes al reto?

Propósito 1: Utilizaré más el ‘modo avión’

Nos quejamos mucho de que nuestros hijos adolescentes se pasan el día enganchados al móvil y, en consecuencia, no nos escuchan ni interactúan con nosotros, pero ¿de verdad nosotros somos el mejor ejemplo? Este año 2022 nos proponemos empezar a serlo. Para ello, vamos a empezar a usar el modo avión más a menudo, no solo cuando cogemos uno, sino también cuando estamos en casa disfrutando de un tiempo en familia. Porque, si ven que el whatsapp que acabamos de recibir merece más atención que la conversación que estamos teniendo, ¿cómo creéis que acabarán comportándose ellos? Además, como asegura la psiquiatra Marian Rojas Estapé, “empiezan a surgir estudios que demuestran que cuando estamos con nuestros hijos con el teléfono delante, ellos perciben sensación de abandono, que no son nuestra prioridad”.

Para aprender más sobre esto, no os podéis perder la maravillosa ponencia de Marian Rojas: “Cómo educar para que les pasen cosas buenas a tus hijos, por Marian Rojas”.

Propósito 2: Dejaré los gritos, los castigos, los chantajes y las amenazas y me relacionaré con mis hijos desde el respeto y la calma

Estamos muy acostumbrados a utilizar los gritos, los castigos, las amenazas en la educación de nuestros hijos, algo que no está tan “bien visto” si lo hacemos con otros adultos, como puede ser nuestra pareja o amigos. Sin embargo, hay otra forma de relacionarnos con ellos, esto es, de forma respetuosa y amable. ¿Significa esto que permito a mis hacer hacer lo que quieren? No, en absoluto. Las normas y los límites son necesarios, pero podemos elegir cómo los ponemos, si desde el autoritarismo severo, recurriendo a gritos y a castigos, o desde la disciplina positiva, con amabilidad, cariño y respeto.

Si quieres saber cómo se consigue esto, te proponemos que empieces leyendo este artículo: ¿Qué es la disciplina positiva?.

Propósito 3: Trataré de entender cómo funciona el cerebro de mi hijo

¿Qué opinas si te digo que es igual de normal que un niño de 2 años se haga pis en la cama que que un niño de 3 tenga una rabieta? A menudo, nos tomamos las rabietas de nuestros hijos como algo personal, llegando a pensar que nuestro hijo se está midiendo con nosotros, nos está retando, y nada más lejos de la realidad. El psicólogo Rafa Guerrero nos insta a conocer cómo funciona el cerebro de nuestros hijos para así entender mejor cómo funciona su cerebro. “Los niños tienen rabietas porque su corteza prefrontal (la parte del cerebro encargada del control de impulsos) aún no se ha desarrollado, por tanto, no podemos pedir a nuestro hijo que no experimente rabietas, es como pedirle a un ciego que vea”, nos dice Rafa. Por tanto, propósito de año nuevo, saber algo más sobre el funcionamiento del cerebro de los niños para así, no pedirles cosas que no pueden darnos. Para iniciarte en este tema, te recomendamos el artículo: “Si conociéramos cómo funciona el cerebro infantil y adolescente entenderíamos mejor a nuestros hijos’.

Propósito 4: Cambiaré el verbo ‘ser’ por el verbo ‘estar’

¿Cuál es la diferencia entre decirle a nuestro hijo que es un desastre y decirle que su habitación está desordenada? Pues que con la primera afirmación le estamos colgando una etiqueta, estamos apuntando al “ser”, a su personalidad, cosa que interiorizará como algo complicado de cambiar o corregir.

Haciendo referencia a su habitación, en cambio, estaremos apuntando también la solución: arreglarla. Ya no es cuestión de “ser”, sino de “hacer”, algo mucho más fácil de solucionar y que no asimilará como parte de su identidad, sino como algo que puede cambiar.

Las etiquetas limitan a nuestros hijos e hijas, por eso debemos hacer un esfuerzo por marcarnos como uno de los propósitos de 2021 el desterrarlas de la educación que les damos. Os recomendamos leer esta entrevista al psicólogo Alberto Soler: “Qué injusto que llamemos malos a niños cuyo mayor pecado es, simplemente, comportarse como niños“. Y, por supuesto, si os interesa esta tema, no os perdáis su libro “Niños sin etiquetas“.

Propósito 5: No seré una madre o padre helicóptero

Muchas veces, el miedo guía la educación que damos a nuestros hijos. El miedo a que sufran nos lleva a un estilo educativo sobreprotector, convirtiéndonos en madres y padres helicóptero (aquellos que se pasan el día merodeando por encima de la cabeza de sus hijos).

Es importante que diferenciemos entre cubrir todas las necesidades de nuestros hijos (fisiológicas y emocionales) y sobreprotegerlos. La primera premisa será necesaria e imprescindible para el correcto desarrollo de nuestros hijos y la creación de un apego seguro. La segunda, sin embargo, hará que nuestros hijos se conviertan en adultos con poca confianza en sí mismos, poca resiliencia y mucho miedo a enfrentarse a las situaciones que la vida les ponga por delante.

En este artículo te contamos cómo son los padres que sobreprotegen y cuáles son las consecuencias de esto en los niños y niñas: Padres y madres helicóptero: ¿eres uno de ellos?

Propósito 6: Permitiré que mi hijo juegue de titular el partido de su vida

Cuando tus hijos salgan a jugar el partido de su vida, ¿de qué los quieres, de suplentes o de titulares? Y no nos referimos a titulares porque queramos que sean los primeros y muy competitivos, en absoluto. Cuando hablamos de titulares hablamos de niños que han podido elegir la vida que han querido, con sus fracasos (muchos) y sus aciertos. Una vida de la que se sientan orgullosos porque han elegido el trabajo que han querido, porque han elegido a las personas de las que rodearse. El suplente es aquel al que le hemos dicho: ¿Bellas artes? Te vas a morir de hambre. Mejor que estudies económicas. “Ese niño, cuando mire para atrás, se dará cuenta de que la vida le ha dejado poca huella”, nos hacía reflexionar la psicóloga Patricia Ramírez en una ponencia en un evento ‘Educar es todo’. Por tanto, propósito educativo 2022: permitir que nuestros hijos vivan la vida que quieran vivir, no la que nosotros elijamos para ellos.

Si quieres poner en práctica este propósito, no te puedes perder la ponencia al completo de Patricia.

Propósito 7: Me pondré en el lugar de mis hijos

Estamos en una quedada con amigos, con una copa de vino en una mano, y un canapé en la otra. Uno de nuestros amigos está contando algo muy divertido, nos lo estamos pasando muy bien. De pronto llega otra persona, nos quita la copa de vino, el canapé, nos pone la chaqueta y nos dice: ¡A casa, que ya es muy tarde! No podemos prácticamente ni despedirnos, ni acabarnos el canapé, ni terminar de escuchar esa historia tan divertida que nos estaba contando nuestro amigo. Nos acaban de sacar de un sitio donde realmente queríamos estar, sin preguntarnos.

A todos nos parecen muy injusta esta situación. Sin embargo, si cambiamos el sujeto de la acción, y en lugar de ser un adulto al que le ocurre, es a un niño, la cosa cambia. Reconozcámoslo, esto lo hacemos constantemente con los niños, les “sacamos” de sus planes cómo y cuándo nosotros decidimos que ya han disfrutado tiempo suficiente, sin previo aviso.

Pero este es solo un ejemplo de muchos que demuestran que no nos ponemos en la piel de nuestros hijos. Solo hay que salir a la calle, como nos plantea el pedagogo Francesco Tonucci, para darnos cuenta de que nadie piensa en los niños. Coches por todos lados, terrazas de bares ocupando aceras, escasez de parques infantiles… Nadie empatiza con los niños, nadie tiene en cuenta sus necesidades. ¿Empezamos a ponerlas en el lugar que se merecen?

8.Cuidaré y desarrollaré su autoestima

La autoestima es el conjunto de percepciones, valores y evaluaciones que tiene una persona de sí misma sobre su físico, personalidad, carácter…Es decir, el valor que una persona se da a sí misma.

La psicóloga Begoña Ibarrola explica que “en los niños y niñas, hasta los seis años, la aceptación que tienen de ellos mismos depende en exclusiva de la aceptación y valoración de los adultos con quienes convive”. Es decir, en sus primeros 6 años de vida autoestima no es “auto”, sino que es un reflejo de la concepción que tienen sus principales adultos de referencia sobre ellos. Por esta razón, las palabras que les digamos, la forma de halagar sus virtudes o criticar sus errores, los ojos con los que miremos a nuestros niños durante sus primeros años de vida configurarán la piedra angular de la autoestima que acaben construyendo.

Si quieres profundizar en este propósito, no te pierdas el artículo: ‘5 frases que parecen inofensivas, pero minan la autoestima de nuestros hijos’.

9.No usaré el móvil o la tablet como chupete emocional

Esto es algo que hemos hecho todos: mi hijo coge una rabieta y, para calmarle, le doy el móvil. Esto, que puede ayudarnos a conseguir nuestro objetivo a corto plazo: conseguir que nuestro hijo abandone la rabieta, está impidiendo que aprenda a calmarse, en cambio, le estoy ofreciendo un elemento externo para hacerlo. Si el móvil no estuviera, no se calmaría, porque nadie le ha enseñado a regularse emocionalmente utilizando recursos internos, sino que depende de recursos externos para hacerlo.

“Si cada vez que nuestro hijo está enfadado o siente miedo le dejamos la tableta, a nivel cerebral se produce una asociación donde se conectan dos situaciones: “Me siento enfadado” y “me tranquilizo con el móvil”. De tal manera que cada vez que en un futuro me sienta enfadado, necesitaré el móvil para alcanzar el equilibrio. Y ahí vienen las adicciones”, nos dice siempre el psicólogo Rafa Guerrero.

Para profundizar más en este tema y conseguir el propósito que nos planteamos, te recomendamos que leas el artículo:’Dispositivos tecnológicos: Los nuevo chupetes emocionales de nuestros hijos‘.

10.Fuera culpa

El último de los propósitos para 2022, y no por ello menos importante, implica entender algo: la culpa, como todas las emociones, tiene una función y puede llegar a sernos muy útil. La culpa puede advertirnos de que no estamos haciendo algo bien y toca cambiar de planteamiento, por ejemplo. O que ha llegado el momento de rectificar y pedir perdón. Sin embargo, la culpa puede llegar a convertirse en una emoción tremendamente invasiva, por eso debemos aprender a gestionarla para que no nos paralice. Tenemos que tener claro que como madres y padres nos habremos equivocado muchas veces… ¡pero es que seguro que nos quedan muchas más! Así que intentemos quitarnos esas expectativas que nosotros mismos nos hemos creado, porque los súperpapis y súpermamis no existen, la cuestión es seguir interesándonos por aprender y no caer en la culpabilidad constante.

 

 

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María Dotor

Tener solo unas líneas para presentarse no es fácil. Espero hacerlo bien 😉 Soy periodista y amante de la educación. Una de mis frases favoritas es: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” de Paulo Freire. Por eso creo que es tan importante tomárnoslo en serio. Por eso, y porque educar es el más apasionante e importante de los viajes. ¿No crees?

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