Frases prohibidas: “A ti te pasa como a mí”

Sin duda, nuestros hijos se parecen a nosotros en muchas cosas, pero interpretarlo todo en esta clave de proyección de nuestra identidad en ellos puede llevar a no ver realmente a nuestro hijo como ser único y peculiar y a no respetar su auténtica identidad y sus verdaderas necesidades y, en definitiva, a no escucharlo. Lo vemos con la historia de Gema.