Cuando nos convertimos en padres y madres también nos convertimos en espejo de nuestros hijos e hijas. Nos miran, nos observan y nos toman de ejemplo. Somos sus referentes, a los que más caso hacen, a los que más quiere y a los que más imita.
Educar con el ejemplo significa educar siendo nosotros mismos, y en nuestro día a día realizamos gestos cotidianos con los que educamos en el buen ejemplo a nuestros hijos. Repasamos con vosotros 5 de estas acciones.
Pedir perdón y perdonar a los demás
¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a ser empáticos, a entender que si hacemos daño a los demás debemos pedir perdón? Nosotros somos los principales referentes de nuestros hijos cuando hablamos de cómo gestionamos nuestras emociones y las conductas que conllevan. Si cuando discutimos con nuestra pareja, con un amigo, somos referentes en pedir perdón, en reconocer que hemos hecho algo malo, nuestros hijos tendrán mucha mayor predisposición a tener una mejor gestión emocional así como estarán más dispuestos a pedir perdón a aquellas personas a las que ha podido hacer daño o molestar.
También este aprendizaje conlleva esperar un perdón de los demás cuando nos hacen daño. A través del perdón, nuestros hijos conectarán con la generosidad y la compasión y les estaremos ayudando a tener buenas relaciones personales, de amistad. ¿Y si se niega a pedir perdón o perdonar? Es normal, nuestros hijos cuando son pequeños no entienden la responsabilidad ni tampoco saben acatar las cosas a la primera. El doctor en Psicología Nicolás Sánchez Álvarez señala en su libro ‘El arte de educar jugando’ que “no debemos obsesionarnos con que nuestro hijo pida disculpas automáticamente. Será con el tiempo que aprenderá a pedir perdón y a entender lo que ello conlleva”.
Dar las gracias, usar por favor y tratar a los demás con respeto
Gestos tan cotidianos como dar las gracias a las personas que están a los sitios que vamos como el supermercado, el quiosco, la panadería o las tiendas de ropa va a calar en la actitud que tenga nuestro hijo hacia el resto de personas. De la misma manera pasa con el uso de “por favor”. Cuando estemos en familia, el pedir las cosas por favor va a enseñar a nuestro hijo a que no puede tener todo si lo dice de malas maneras, y que cuando trate a los demás, de esta manera, hay que hacerlo con respeto.
Respetar el turno de palabra y no interrumpir
Desde la escuela nuestros hijos e hijas pueden aprender a esperar el turno de su palabra y a no hablar por encima de otros, pero desde la familia también podemos enseñarles esto. ¿Cómo podemos hacerlo? Respetando el turno de palabra de cada uno de los miembros de la familia, hacer una escucha activa de lo que nos tengan que contar e intentar no interrumpir aunque tengamos muchas ganas de contar algo.
Decir “no sé” cuando desconocemos algo
Cuando se acerca la etapa de los “por qué” nuestros hijos comienzan a preguntar miles de preguntas. ¿Por qué se hace de noche? ¿Por qué eres tan alta? ¿Por qué no podemos ir al parque? Muchas de las cuestiones sabemos responder, pero hay otras de las que no conocemos su respuesta. Cuando se den estas situaciones debemos ser sinceros con nuestros hijos e incitarles a que busquen con nosotros la respuesta. “Pues mira, cariño, no lo sé, la verdad. ¿Te parece que busquemos la respuesta juntos?”. De esta forma les estamos enseñando que no tienen que saberlo todo en la vida y que con los años vamos aprendiendo cada vez más cosas.
Tener unos hábitos
Muchas veces queremos que nuestros hijos se adopten a unos hábitos: se levanten a x hora, desayunen en x tiempo, jueguen, lean, se bañen, etc. Sin embargo, queremos que los adopten cuando nosotros no respetamos los hábitos que tenemos. Si seguimos unos hábitos diarios que sean parecidos a los de nuestros hijos, ellos no se perderán, querrán acatarlos no solo porque se lo digamos, sino también por imitación a sus progenitores.