Después de leer y ver Wonder con niños mayores de siete años, os contamos qué podemos aprender adultos y niños de esta historia que es no solo un precioso alegato contra el bullying, sino también un estupendo ejercicio de empatía, un chute de educación en valores, un retrato de una familia imperfecta pero que se quiere y un canto a lo que nos hace especiales a cada uno de nosotros. Desde Gestionando Hijos, queremos apoyamos la lucha contra el bullying.
Lucha contra el Bullying. Razones para ver y leer Wonder con tus hijos
Razón nº 1: Para sensibilizar a nuestros hijos contra el acoso escolar
August Pullman es un niño de 10 años que sufre una malformación genética en el rostro y ha sido sometido a muchas operaciones. Por eso, nunca ha ido al colegio y estudiaba en casa teniendo a su madre de profesora. Pero este año va al colegio por primera vez y varios de sus compañeros lo miran con desprecio, asco incluso y le intentan hacer el vacío. Poniéndonos en la piel de August vemos el enorme daño que provoca el acoso escolar en sus múltiples formas y, sin duda, esto puede ayudarnos a sensibilizar a nuestros hijos contra esta lacra.
Pero podríamos ir más allá: la película y, lo más recomendable, el libro no se limitan a presentar a August como una víctima desvalida del acoso. Claro que August sufre por las burlas y el desprecio de los demás, pero sigue buscando su sitio, es capaz de hacer amigos, es mucho más que solo una víctima. Y así los niños pueden ver a Auggie como un igual: un niño que juega, que quiere aprender, que es divertido y que además tiene el enorme poder de sacar de muchos de sus compañeros lo mejor de sí mismos… Si solo se viera como una víctima, el relato sería mucho menos rico y más fiel a la realidad, porque recordar y reivindicar la dignidad de las víctimas del acoso es importante para que se respeten sus derechos, mejorar su autoestima y facilitar que los demás nos pongamos en su piel.
Razón nº 2: Porque es una historia de resiliencia, confianza y un alegato contra la sobreprotección
Sin duda, la madre de Auggie (una estupenda Julia Roberts en la película) sufre y mucho al poner a su hijo el reto de ir a la escuela. “Que sean buenos con él”, ruega cuando lo deja a la puerta del cole el primer día. Los padres de Auggie saben que no lo tendrá fácil y son testigos de algunos de los problemas que sufre en el colegio. Pero como le dice Via, su hermana mayor, “todos tenemos que aprender a vivir con los días malos. A menos que quieras que te traten como un bebé el resto de tu vida, tendrás que seguir adelante”.
Y es que no solo Auggie lo pasa mal en el colegio, Via va al instituto por primera vez en este curso, en el que su antes mejor amiga apenas le hace caso, y además cuenta que sus padres apenas la miran, preocupados siempre por Auggie. Y sin embargo, Via encuentra su camino en medio de esta crisis, hace nuevos amigos y despierta talentos.
En realidad, todos los personajes del libro (y de la película) cometen importantes errores y lo pasan mal por ello, pero los terminan viviendo como oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento y se impulsan a sacar de ellos lo mejor, su mejor versión.
Razón nº 3: Porque nos pone en la piel de muchos niños, lo que despierta nuestra empatía y comprensión
El libro está narrado desde el punto de vista de seis de sus personajes y la película desde cuatro puntos de vista diferentes. Así, entendemos cómo se siente Via al no ser el centro de atención y por qué oculta que tiene un hermano a sus nuevos amigos del instituto, por qué Jack, amigo de Auggie, se debate entre su amistad o seguir siendo guay, qué le pasa a Miranda (la antes mejor amiga de Via) para haber cambiado tanto… Nos metemos así en la mente de niños y adolescentes, entendemos sus motivos y emociones. Para padres y madres es un buen ejercicio porque, como dice Eva Bach, “estar en contacto con el niño y el adolescente que fuimos desde la adultez y desde emociones adultas es indispensable para ser adultos íntegros, con mente y corazón integrados que luego podamos guiar a niños y adolescentes”.
Y además, con todas estas historias cruzadas entendemos que todos somos vulnerables e interdependientes, que lo que hago tiene consecuencias, positivas o negativas, para otras personas y que lo que los demás hacen también me afecta a mí.
Razón nº 4: Por los preceptos del señor Browne y el canto a la amabilidad y a la honestidad
Cualquiera que vea la película o lea el libro querrá tener un profesor Browne en la vida de sus hijos. Sus preceptos, tan potentes como “Si tienes que elegir entre tener razón o ser amable, elige siempre ser amable”, “Tus actos son tus monumentos” o “Ningún hombre es una isla, completo por sí mismo” nos impulsan hacia la amabilidad, la generosidad y sacar lo mejor de nosotros mismos. Toda la historia de Auggie, Via, Jack y Miranda es una inyección de valores como la amabilidad, la generosidad, la solidaridad, la honestidad, la autenticidad y, también, la humildad, porque todos los personajes están aprendiendo.
En el caso de los personajes adolescentes, que buscan su camino o la popularidad fingiendo ser quienes no son, la película tiene el potente mensaje que nos transmitió Salva López en el evento el sábado: “Sé tú mismo, porque los demás personajes ya están ocupados“. Ser auténtico, reconocer que cada uno de nosotros es único y especial, querer ser nuestra mejor versión, asumir nuestra propia historia y entender la mentira como algo que hace daño también al que la formula son algunos de los aprendizajes de esta película.
Razón nº 5: Porque nos muestra una familia imperfecta, pero también su amor incondicional y sus ganas de crecer
Por muy guapos que sean Julia Roberts y Owen Wilson en la película y por muy bien que describa August la belleza de sus padres en el libro, la familia Pullman se muestra claramente imperfecta: el padre llega a decir que llevar a Auggie al cole es “como llevar a un cordero al matadero”, la madre tiene emociones encontradas cuando se va acercando la hora de que Auggie entre en el cole, el padre miente a Auggie, Auggie y sus padres apenas son capaces de ver a Via, Via miente porque no quiere que su hermano pise el instituto… Sin duda, esta no es una familia ideal, porque no existen. Pero sí nos muestra el libro y la película una familia que se sostiene por un profundo amor incondicional (aunque se dan cuenta de que el amor por Via lo habían dado por supuesto y no lo habían expresado), una comunicación fluida y unas ganas tremendas de aprender y crecer, y en esto la madre es un modelo, porque tras dejar la que ha sido su ocupación principal durante 10 años (cuidar y dar clases a Auggie) se pone a sí misma otro objetivo y otro reto.
Por si aún estáis pensándolo aquí tenéis el tráiler de la película. Eso sí, llevad pañuelos. Y una última sugerencia: leed el libro, y si es con vuestros hijos mejor que mejor.