6 consejos para facilitar la retirada del chupete

¿Es bueno el uso del chupete en los niños? ¿Es la forma correcta de ayudarles a lidiar con la frustración o la tristeza? La controversia sobre el uso o no del chupete está a la orden del día, pero con toda la información que hay, ¿cuál es la correcta?

Como madres y padres a veces nos sentimos saturados con la gran cantidad de información que nos llega, por eso en este artículo te dejamos la información de nuestros expertos.

Cuándo tengo que retirar a mi hijo el chupete

Esta es la pregunta del millón: ¿cuándo le quito el chupete a mi hijo? Ante esta pregunta el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría establece que a partir del primer año de vida es cuando debemos ir retirando el chupete. A nuestro parecer todavía son demasiado pequeños para quitárselo, pero la AEP lo recomienda para evitar otros efectos adversos del chupete. Esos efectos adversos que puede tener el chupete son una menor duración y exclusividad de la lactancia materna, aumento de otitis media, problemas dentales y riesgo de accidentes.

Esta organización también menciona que existen otros métodos para calmar a nuestro bebé, como son el contacto piel con piel y otros métodos de succión no nutritiva.

Paralelamente, recomiendan esta serie de acciones a los pediatras, pero que nunca está de más conocer como madres y padres:

  • En los recién nacidos amamantados es mejor evitar el chupete durante los primeros días de vida y no desaconsejarlo cuando la lactancia materna está bien establecida, habitualmente a partir del mes de vida, edad en la que comienza el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante.
  • Debe recomendarse la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida como factor protector de muerte súbita del lactante.
  • Los profesionales deben conocer que en ocasiones el uso del chupete es un marcador de que existen dificultades en la lactancia, por lo que deben identificar estas situaciones y adquirir las habilidades necesarias para ayudar adecuadamente a las madres, tanto con la técnica de la lactancia como infundiéndoles confianza en sí mismas.
  • En las unidades neonatales en relación con los procedimientos dolorosos, si no existe la posibilidad de que el niño mame, se le debe ofrecer como método de analgesia no farmacológica la succión del chupete. La medida será más eficaz si se administra previamente 0’2 cc de sacarosa al 20%.
  • En los niños lactados artificialmente la recomendación de uso del chupete es especialmente importante, ya que presenta otras características que pueden aumentar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
  • Corresponde a los profesionales de la salud proporcionar a los padres una información equilibrada, no sesgada, sobre la evidencia disponible de los beneficios y perjuicios del uso del chupete que les ayuden a adoptar sus decisiones. Los responsables en último término son los padres.

Sin duda alguna, queda mucho por investigar, pero estas son las evidencias actuales sobre el uso del chupete.

Consejos para que la retirada del chupete no sea traumática

La retirada del chupete puede ser un proceso costoso para el niño y un duro tramo para las madres y padres. Hay niñas y niños que no lo echan en falta, pero otros sienten un gran desconsuelo cuando no lo tienen a mano. Lucía Galán, pediatra, en uno de sus vídeos menciona estos consejos:

1. Evita dar largos discursos sobre el hecho de que el chupete va a desaparecer. Las emociones que vendrán tras su desaparición y nuestra negativa a dárselo, no va a mejorar por mucho que se lo expliquemos

2. Previamente a su retirada, hay que ir eliminando las tetinas de los biberones. Sustitúyelo por pajitas, u otro elemento visual que no se relacione con el chupete.

3. Explícale que ya es mayor, que no necesita del chupete. Duerme en su propia cama, elige la ropa… ¡ya es mayor!

4. Dibujemos un calendario y marquemos un día para retirar el chupete. Durante la semana se lo mencionamos cada vez que pasemos por delante, así le iremos avisando del cambio.

5. Hacer un ritual de despedida. Una vez ha llegado el día Lucía nos propone dos cosas: la primera, ir a comprar una caja bonita con nuestro hijo y echar ahí todos los chupetes que tenga. La segunda, ir a casa de un amigo o vecino a regalarle los chupetes que nuestro hijo no va a utilizar. Y por supuesto, ¡celebrarlo con él! Estos pequeños actos le hacen sentirse importante. Puede ser esta dinámica u otra muy distinta, pero que él sea partícipe y vea cómo desaparecen.

6. Recordarle que ya no están los chupetes. Cuando venga a pedirnos el chupete, porque seguramente lo hará, le recordaremos el acto que hicimos juntos para despedirlo y cómo se sintió por ello.

Sin duda, lo más importante es no claudicar a pesar de sus rabietas. Hay que seguir insistiendo en el hecho de que se lo dio a otra persona y que él ya no lo posee. Intentemos evitar los gritos, respiremos hondo y continuemos con nuestra negativa, estamos en el buen camino.

Efectos perjudiciales de no retirar el chupete a mi hijo a tiempo

La información que hemos ido dejando a lo largo de todo el artículo nos lleva hasta la parte que más puede agobiar: ¿qué efectos negativos tiene el chupete? A continuación, se exponen las principales consecuencias de no retirarlo a tiempo:

1. Problemas dentales. Según la Sociedad Española de Odontología Pediátrica, la succión no nutritiva provocaría que los dientes centrales inferiores se desvíen paulatinamente hacia dentro, mientras que los que se encuentran en el maxilar superior, tienden a separarse y a sobresalir hacia fuera (dientes de conejo). Con el tiempo, los colmillos chocan entre sí y ambas filas de dientes no se cierran correctamente, lo que se conoce como mordida abierta.

2. Posibles trastornos en el habla. Los niños que utilizan el chupete más allá de los 3 años tienen probabilidades de desarrollar dificultades en el lenguaje. Se trata principalmente de la pronunciación de algunos sonidos o palabras debido a que no se han desarrollado algunos músculos de su cavidad.

 

Retirar el chupete puede ser un camino largo, lo importante es ir controlando los tiempos e ir reduciendo poco a poco su uso

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Silvia Sánchez Ovejero

Como educadora infantil y pedagoga pasé toda mi infancia jugando a ser maestra, me fascinaba la idea de ser un referente para alguien y preparar mis clases. Años después, ese rol pasó a ser realidad. Desde ese momento sentí la necesidad de compartir con el mundo todas mis ideas, porque la educación, si no se comparte, no llegará a ser transformadora. Ser maestra implica ser todas las versiones que necesitan cada uno de tus alumnos para hacerles ver quiénes son y quiénes podrán llegar a ser.

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