El examen es mañana. Nuestro hijo está nervioso, se juega mucho. Nos dice que está seguro de que caerá alguna pregunta del tema 10 y aún lo lleva regular. Son las 23.30 y tiene toda la noche por delante. ¿Es mejor estudiar o dormir? Si le preguntamos a un experto en neuroeducación, lo tiene claro: mejor dormir. “La memoria funciona mucho mejor tras una noche de descanso que después de todo un día despiertos”, nos dice el psicólogo Rafa Guerrero.
De hecho, todo lo que estudie nuestro hijo el día anterior a una prueba examen solo se consolida y se archivará de forma duradera y estable una vez que se vaya a la cama. “Se debe a que, mientras dormimos, lo que hemos aprendido durante el día se transfiere del hipocampo, el almacén temporal de información del cerebro, a la corteza prefrontal, con más capacidad. De esto se deduce que estudiando 24 horas de forma ininterrumpida nuestra memoria no puede rendir y se colapsa”, nos dice Guerrero.
Además, un estudio belga reciente estimaba que lo óptimo es dormir siete horas. De hecho, dormir seis horas o menos reduce la nota en 1,7 puntos (para una puntuación máxima de 20) en comparación con quienes descansan siete horas.
¿Qué pueden hacer nuestros hijos para rendir mejor en época de exámenes?
Ahora que ya hemos entendido cómo funciona la memoria y la relación que tiene con el descanso, Guerrero nos da algunas claves extra para que nuestros hijos rindan mejor en época de exámenes:
- Una relación óptima entre estrés y rendimiento
Hay una ley, la ley de Yerkes-Dodson, que relaciona estrés y rendimiento.
Esta ley dice que para que el rendimiento sea óptimo, necesitamos que haya una activación (estrés) media. Si la activación es baja, no va a haber un rendimiento suficiente, pero cuando la activación es demasiado alta, el rendimiento también va a ser bajo. El motivo es que si yo tengo un mínimo de activación me voy a poner en marcha, pero si no tengo un mínimo, no me va a animar a pasar a la acción. Pero, por otro lado, si tengo demasiada activación, no voy a poder memorizar, aprender…
La hormona del estrés es el cortisol. Que, como hemos dicho, en cantidades justas no es malo, pero si se desborda, sí. La hormona opuesta al cortisol es la oxitocina (hormona de la calma). El descanso y realizar actividades de ocio placenteras activan la oxitocina.
- Mantener a raya a los dispositivos tecnológico
Guerrero aconseja no realizar un uso abusivo de los dispositivos durante el día y, al menos un par de horas antes de dormir, no tener contacto con ellos. El motivo es el efecto que produce en nuestro cerebro la luz azul de los dispositivos, que le manda un mensaje de activación e impide conciliar el sueño. Además, todos conocemos eso de: “voy a mirar Instagram 5 minutos, y después apago el móvil”, y luego miramos el reloj y han pasado 2 horas. En época de exámenes, debemos ser más pesados si cabe para conseguir que nuestros hijos no se lleven el móvil a la cama.
- Mantener del deporte
Otro de los errores que cometen nuestros hijos es dejar de hacer deporte durante las semanas de exámenes para tener más tiempo para estudiar. El motivo es que someternos a una época de exámenes eleva nuestro estrés, y sabemos que el deporte nos libera de parte del estrés, por tanto, para mantener el equilibrio deseable entre calma y estrés, el deporte es un gran aliado, que, además, nos va a ayudar a descansar mejor.
- Mantener rutinas de descanso
El cerebro necesita rutinas de descanso. Seguro que has oído alguna vez que las horas de sueño no se recuperan. Y es así, lo que no duerman tus hijos hoy no lo recuperan. Por tanto, nada de dormir 5 horas en época de exámenes pensando que ya dormirán el doble cuando acaben los exámenes. Deben mantener su rutina de descanso que, además, para un buen rendimiento académico es fundamental.
- Dieta equilibrada
En época de exámenes nuestros hijos tienden a comer peor. Bien sea por evitar perder mucho tiempo elaborando una comida saludable y acaban tirando de alimentos precocinados, o porque el estrés y el hecho de estar más tiempo encerrados les lleva a “darse caprichos” poco saludables o acabar picando entre horas. Sin embargo, según el V Observatorio sobre hábitos nutricionales y estilos de vida de las familias, existe una relación directa entre alimentación y rendimiento escolar. El porcentaje de sobresalientes en aquellos niños que siguen una dieta equilibrada es un 14% superior al de aquellos que no lo hacen. Además, se muestran significativamente más satisfechos con sus deberes, sus notas y al 84% de ellos no les cuesta ir a clase.
- Cuidado con las bebidas energéticas
Se ha puesto de moda entre los adolescentes el consumo de bebidas energéticas de forma general, y de forma específica en época de exámenes para reducir el cansancio y poder rendir mejor. Una sola lata de esta bebida, de 250 ml, contiene 80 miligramos de cafeína. Como referencia, esto equivale a una taza y media de café expreso, y la dosis máxima considerada segura en una sola ingesta es 200mg. Además, contiene altísimos niveles de azúcar (la mitad de la dosis diaria que recomienda la OMS) y taurina, una sustancia también estimulante del Sistema Nervioso Central.
“Si mi hijo me pidiese esta bebida para estudiar, le diría que no de la misma forma que si me pide un porro para calmarse y relajarse”, nos dice Guerrero, que apuesta por el descanso, la dieta equilibrada y el deporte como mejores herramientas para conseguir un rendimiento óptimo durante el curso, y en especial en época de exámenes.