7 claves que te ayudarán a entender el sueño infantil

Si hay algo que todas las madres y padres anhelamos de nuestra vida antes de tener hijos es el descanso. Poder dormir toda la noche del tirón, sin interrupciones, sin despertares…

Lo cierto es que esto será difícil de conseguir, por lo menos hasta que nuestros hijos no tengan al menos dos, tres años. El motivo es que el sueño es un proceso evolutivo, madurativo.

De la misma manera que no le pedimos a un bebé de 3 meses que ande, tampoco podemos pedirle que duerma del tirón porque no está preparado para ello.

Y, no, no hay que enseñar a un niño a dormir, de igual manera que nadie enseña a un bebé a gatear o a andar, sino que esperamos a que su nivel de desarrollo le permita hacerlo. 

 

Ahora bien, hay algunos conceptos importantes que pueden estar afectando a nuestro descanso y que conviene tener claros. Vamos a repasar los 7 que a nuestro entender son los más importantes y que la asesora de sueño infantil Sara Traver menciona en su libro Buenas noches en familia: Guía para entender el sueño infantil.

 

1.Sueño diurno /siestas

Es el descanso que ocurre durante el día.

Los niños tienen unas necesidades específicas de descanso en función de su edad. 

“Hay que tener muy presente que el sueño diurno está directamente relacionado con el sueño nocturno, ya que el exceso o carencias de siestas repercute en  situaciones como los desvelos, los madrugones o los despertares nocturnos”, recalca Traver en su libro.

Es decir, al contrario de lo que podemos pensar, un niño que no duerme las siestas que le corresponden por edad durante el día, dormirá peor por la noche.

 

2.Ciclos de sueño

Cada ciclo de sueño suele durar entre 45 y 60 minutos. Durante este ciclo, nuestro hijo pasa por periodos de sueño profundo y periodos de sueño más ligero. La finalización de cada ciclo marca el ritmo de sus despertares.

“Cuando el bebé o el niño enlaza un ciclo con el siguiente sin mayor intervención, hablamos de transiciones de sueño. Cuando se despierta, hablamos de despertares nocturnos”, matiza Traver.

 

3.Despertares nocturnos

Son esos momentos de la noche en los que el peque reclama tu atención para volver a dormirse. “Pueden ser para comer, para pedir contacto, por miedo tras un mal sueño, por alguna molestia…Cuando son muy frecuentes, suelen tener relación con los llamados apoyos de sueño”, nos cuenta Traver.

 

4.Apoyos de sueño

Son esas “ayudas” que necesita un bebé para conciliar el sueño. Aunque gozan de muy mala prensa, la mayoría de expertos en sueño consideran totalmente normal que un niño las necesite. Como hemos dicho, el sueño es un proceso madurativo. “Nuestros hijos, que aún no han desarrollado la capacidad de regularse a sí mismos, necesitarán nuestra ayuda para hacerlo y poder conciliar el sueño”, asegura Traver. Estos apoyos pueden ser el pecho de mamá, los brazos, un chupete, el balanceo…

 

5.Desvelos

“La diferencia entre un despertar y un desvelo es el tiempo que tarda el peque en volver a conciliar el sueño. Si tarda más de media hora, ya estaríamos hablando de desvelo”, nos dice Traver. Reconducir un desvelo puede ser difícil. Puede incluso, que tengamos que dejar pasar toda una ventana de sueño.

 

6.Ventanas de sueño

Son los periodos de vigilia que se dan entre los periodos de descanso diurno. Es decir, el tiempo que el bebé es capaz de estar despierto antes de que necesite echarse una siesta. Estas ventanas de sueño se irán alargando a medida que el peque vaya creciendo. Al principio son muy cortas (2 horas), pero con los meses se van alargando.

 

7.Presión de sueño

Necesitamos una correcta presión de sueño para que nuestro cuerpo descanse bien. “Los bebés y niños no deben pasar ni mucho más ni mucho menos tiempo despiertos del que les corresponde. Si la presión es excesiva, estarán irritables y puede que les cueste conciliar el sueño y tengan más despertares. En cambio, si no hay suficiente, echarán siestas muy cortas”, nos dice Traver.

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María Dotor

Tener solo unas líneas para presentarse no es fácil. Espero hacerlo bien 😉 Soy periodista y amante de la educación. Una de mis frases favoritas es: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” de Paulo Freire. Por eso creo que es tan importante tomárnoslo en serio. Por eso, y porque educar es el más apasionante e importante de los viajes. ¿No crees?

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