La sobreprotección surge cuando las madres y padres tratamos a nuestros hijos como si tuvieran una edad menor a la que tienen. Por esta razón, ejercemos un control y una supervisión constante e innecesaria que limita la actividad de nuestros hijos e hijas, así como su autonomía y su confianza, y que no tiene ninguna consecuencia positiva en el desarrollo de los mismos.
Los padres y madres helicóptero son aquellos que sobrevuelan continuamente encima de sus hijos, están pendientes de todo lo que hacen, intervienen mucho más de lo necesario y quieren tener siempre el control. Por lo tanto, estos padres hacen cosas por sus hijos que ellos mismos ya podrían hacer por sí solos, como nos explica la psicóloga María Jesús Alava en el curso de nuestra plataforma “Cómo evitar la sobreprotección”.
Consecuencias de la sobreprotección en los niños
La principal consecuencia que se deriva de un estilo de crianza sobreprotector es que, como apunta María Jesús Alava, “no les estamos preparando para la vida”. Los niños que tienen un exceso de protección no desarrollan recursos ni habilidades, pero no solo para hacer cosas, tampoco a nivel emocional.
Además, también es importante señalar que la sobreprotección durante la infancia y adolescencia está directamente relacionada con el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) durante la edad adulta, como nos explicaba el psicólogo Alejandro Vera en otro artículo.
Sustituir el miedo por la confianza
Para empezar, es muy importante que empecemos a tratarlos de acuerdo a la edad que tienen, y no como si fueran más pequeños o indefensos. Como dice María Jesús Álava, “tenemos que enseñarles a pensar, a reflexionar, a analizar las cosas, a que sean ellos los que busquen las soluciones”.
Para conseguir esto, “los niños y niñas tienen que esforzarse por conseguir las cosas”, no podemos estar constantemente facilitándoles todo lo que necesitan incluso antes de que lo necesiten. La capacidad de decisión y la autonomía está directamente relacionada con su realización personal y pleno desarrollo.
Como apunta la psicóloga, “los niños están preparados para ser autónomos en la vida. Aunque pensamos que cuando nacen están los pobres muy desvalidos, no es verdad, nacen con todo el potencial para poderse desarrollar. Somos nosotros los que vamos impidiendo tener un desarrollo normal, y se lo impedimos por nuestros miedos. Sustituyamos miedo por confianza y veremos cómo esos chavales serán autónomos, serán seguros, no serán manipulables y, lo que siempre estamos buscando, serán felices”.
Cómo evitar la sobreprotección
La psicóloga María Jesús Álava nos da una serie de pautas
1. No sobreprotegerles en exceso. Dejar que hagan las cosas que pueden hacer por sí mismos. Si las hacemos nosotros, ellos no aprenderán a hacerlo y estaremos educando a personas que en un futuro serán inútiles en muchos aspectos.
2. No vivir por ellos. Tenemos que dejar que tengan su propia vida.
3. Unifiquemos criterios entre los padres y las principales personas que tienen de referencia (profesores, demás familiares…).
4. Confiemos en ellos, especialmente en las dificultades.
5. Pongamos límites. Hay normas que no se pueden negociar, pero hay pautas que sí que debemos seguir constantemente con ellos.
6. Dejémosles que actúen, que vivan, que se enfrenten a sus dificultades, que te cuenten luego el problema que han tenido.
7. Eduquemos personas asertivas, seguras. Esto quiere decir que ante las dificultades que puedan tener, sepan decir que NO a determinados niños cuando les quieren manipular.
Necesitan tiempo, necesitan paciencia, necesitan apoyo y necesitan nuestra seguridad. Por eso es tan importante que desterremos la sobreprotección de la educación que les damos, porque para educar a niños que se conviertan en adultos autónomos, competentes y seguros, tenemos que dejarles explorar y decidir.
Así que no sobrevolemos las cabezas de nuestros hijos, enseñémosles a volar con sus propias alas.