Si queremos que nuestro hijo madure y llegue a convertirse en un adulto feliz es necesario que a lo largo de la vida aprenda a tolerar y superar la frustración. Debemos entender la vida como un largo camino en el que nos encontraremos con muchas alegrías y satisfacciones pero al mismo tiempo aparecerán obstáculos que nos producirán pequeñas (o no tan pequeñas) frustraciones que tenemos que afrontar y superar. La vida nos va enseñando que debemos aprender a gestionar tanto lo bueno como lo malo. Todo es un aprendizaje…
Los padres no podemos ni debemos llevar a cabo ningún tipo de acción encaminada a “librar” a nuestros hijos del sufrimiento o insatisfacción que todo esto le va a producir. Debemos enseñarles cómo se aceptan las frustraciones (no todo lo que uno hace sale bien) y cómo se resuelven.
El niño necesita de nuestra protección pero no de nuestra sobreprotección ya que de esta manera lo único que conseguimos es “desprotegerlo”. Como muy bien destaca Monste Domènech: “cuantas más veces les saquemos las castañas del fuego, cuanto más le preservemos de cualquier inconveniente, menos preparado para enfrentarse a los problemas crecerá“. Por eso, nuestra función como padres es la de ayudarlos a que desde que son bien pequeños aprendan a dominar la frustración.
¿Cómo podemos conseguir enseñar esto a nuestros hijos? Como destaca Javier Urra: “es tarea de los padres enseñarles a controlar y reconducir su sentimientos de frustración. Para ello es fundamental, en primer lugar, el ejemplo diario, y en segundo, debemos mostrarles las vías alternativas que hay para la resolución de un conflicto concreto“. Los padres tenemos que estar ahí para ayudarles a buscar soluciones conjuntamente y valorar las que son factibles y las que no.
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao apunta en la misma dirección: “dile con tranquilidad o confianza que ya va a llegar lo que espera, ayúdalo a concentrarse en otra cosa que desvíe la atención de la incomodidad” y añade “a medida que crece, asegúrate de fijar límites que el niño tenga que respetar“. Por este motivo es importante que eduquemos con cariño pero al mismo tiempo con firmeza (con autoridad pero sin autoritarismo).
9 claves para que nuestro hijo aprenda a tolerar la frustración
1. El niño debe aprender que “NO” es una palabra más y que la va a escuchar muchas veces en su vida (por parte de muchas personas).
2. Debemos hacerle ver que todo es pasajero y que hay que tener paciencia poniendo el foco en el esfuerzo para superar cualquier obstáculo. Debemos enseñarle a aceptar los problemas como retos.
3. El niño debe aprender que no siempre se gana, no siempre puede ser el primero. Reforcemos su autoestima (ha de ser equilibrada).
4. Han de aprender que deben alejarse del victimismo y no recrearse en los problemas.
5. El niño debe aprender que a pesar de no ganar y no ser el primero su esfuerzo le ayudará a crecer y mejorar. Ha de aprender a convivir con algunos fracasos ya que esto les permitirá aprender de la experiencia.
6. Debemos fomentar el sentido del humor y optimismo (como medio para relativizar los problemas). Eduquemos con nuestro ejemplo.
7. Es muy importante que aprenda a expresar sus emociones (todas son importantes).
8. Debe aprender que los demás no estamos ahí para “resolverle los problemas” que le presenta la vida pero es importante que aprenda a saber pedir ayuda cuando lo necesite.
9. Es importante que aprenda a “aplazar la recompensa”. No puede obtener siempre una gratificación inmediata. Puedes leer un artículo sobre esto aquí.
Este artículo fue originalmente publicado en el blog del autor.