El niño hace algo mal, se le castiga. La niña no nos hace caso, se la castiga para que aprenda. La idea del castigo sigue bastante asentada dentro de la educación, aunque cada vez más familias y educadores optan por desterrarlos.
Ningún castigo es educativo, sino que es punitivo y no suele estar relacionado con la acción que se ha cometido. Por ejemplo, si un niño no se ha comido la verdura, el castigo suele ser mandarle a la habitación sin hablarnos para que aprenda. No existe relación entre la acción y castigo, así como tampoco es proporcionado, solo punitivo.
De todos los castigos que se pueden aplicar a los niños, hay uno que jamás deberíamos hacer, puesto que no solo perjudicará a su autoestima y autonomía, sino que estaremos perjudicando un hábito saludable que queremos que permanezca en ellos durante el resto de su vida: estamos hablando de la actividad física.
Privar de hacer deporte a nuestro hijo como castigo
Pongámonos en situación. Una niña suspende matemáticas, les muestra la nota a sus padres y sus padres como castigo le privan de ir a su extraescolar favorita: baloncesto. Solemos usar como castigo la actividad favorita de nuestra hija o hijo para privarles de ella para que así “aprendan”. Solemos tener este razonamiento: como no has aprobado, te quito lo que más te gusta hasta que apruebes y así aprendas. Sin embargo, no pensamos que esto les puede perjudicar más a largo plazo que a beneficiar.
Hacer deporte no es el motivo por el que no se aprueba una asignatura. La actividad física les permite aumentar la creatividad, socializar, desarrollar habilidades como la cooperación, trabajo en equipo, empatía…
La psicóloga Patricia Ramírez nos contaba que este es un castigo recurrente que no llega a entender y lo comparaba con poner el castigo de prohibirles lavarse los dientes, ya que tanto el deporte como el cepillado de dientes son hábitos que vamos inculcándoles de pequeños para tener una vida saludable. Caemos en la contradicción nosotros mismos: queremos que tengan una vida sana, pero cuando no cumplen nuestras expectativas les castigamos privándoles de ese hábito de actividad física que queremos que mantengan en su futuro.
Niños con TDAH castigados sin actividad física
Para los niños con TDAH tener una extraescolar en donde liberan energía y no ejercen la misma concentración que en la escuela, es muy beneficioso. Estos niños, como nos cuenta el psicólogo experto en TDAH Rafa Guerrero, hacen enormes esfuerzos para estudiar y para aprobar, pero muchas veces no lo consiguen por esta particularidad. “No es cuestión de que un niño con TDAH no quiera, por ejemplo concentrarse, es que no puede”. Estos niños se esfuerzan mucho, estudian mucho y no ven recompensado su esfuerzo en el resultado que obtienen. Por ello, tener una actividad extraescolar como puede ser el deporte donde se pueden sentir validados y pueden incluso destacar, les va a venir muy bien para su autoconcepto.
Es por este motivo que es aún más perjudicial privar a un niño con TDAH de sus actividades deportivas por haber suspendido un examen o no haber obtenido el resultado que los adultos esperaban de él, porque les estaremos eliminando la única actividad que les permite sentirse validados.