Carmen Ruiz Repullo ha puesto sobre la mesa, con la ya viral historia de Pepa y Pepe, la lacra de la violencia de género entre adolescentes. En esta entrevista da claves para prevenir y combatir la violencia machista desde la familia. “Todo el mundo sabemos cuál es el camino para evitar la violencia machista y es educar en una masculinidad igualitaria y en una sociedad igualitaria a nuestros hijos y a nuestras hijas”. Para eso, afirma Carmen, “hay que deserotizar al chulo y erotizar al bueno y al friqui, al chico diferente, al que es respetuoso, al que tiene valores”. Y si nuestra hija adolescente sufre violencia machista, aboga por buscar ayuda experta y no castigar ni prohibir, “porque ella no tiene la culpa, está sufriendo. Si la castigamos eso refuerza que vuelva con el agresor”.
Visualizar la evolución de la violencia machista: el porqué de la historia de Pepa y Pepe
Con esta historia, Carmen quiere dejar claro que violencia de género es todo “el proceso por el que Pepe le hace pasar a Pepa: desde el control de las amistades, el control del móvil, el control de los hobbies, el control de las redes sociales, el control de la forma de vestir y la forma de ser, el control en el espacio de ocio, el aislamiento de la familia o la presión para mantener relaciones sexuales…”
La historia de Pepa y Pepe no es una invención alejada de la realidad, nos cuenta Carmen: “Se me ocurrió porque es la historia que me contaron muchísimas chicas, reúne la historia de muchísimas Pepas”. Es más, “la primera vez que la conté era mucho más corta que ahora y hubo una chica delante en el aula que me decía: “Uy, seño, ¿tú cómo sabes lo que me ha pasado?”. Por eso supo que esta historia no es solo un resumen de lo que le contaron muchas chicas, sino que “les está pasando a otras muchas”. A lo largo del tiempo, la historia ha ido evolucionando porque “cuando trabajas con chicas adolescentes te van dando la historia ellas”, aparecen nuevas formas de control más sutiles de las que las adolescentes le van hablando a Carmen.
En esta historia es muy importante entender que no hay que culpabilizar a Pepa, ni estigmatizarla como tonta o estúpida al no caer en la cuenta de la violencia que ejerce su novio sobre ella: “La chica no se da cuenta porque él se lo vende muy bien. Le va vendiendo la moto de que esto es maravilloso y todo lo que está diciendo el resto es mentira. Cuando ya está que no puede más está con las patas un poco debilitadas y es muy difícil salir de esa olla”, dice aludiendo a la imagen de una rana metida viva en una olla con agua a temperatura agradable que después se va subiendo para cocinarla: la rana no salta cuando siente que se va a quemar porque no le quedan fuerzas.
Más feminismo y masculinidad igualitaria para combatir la violencia machista
Carmen no cree que los datos sobre violencia machista muestren una realidad que empeora, sino una mayor conciencia: “Una de las cosas que estamos logrando en estos últimos años es poner encima de la mesa una problemática que antes existía pero que estaba mucho más silenciada. Al poner en lo alto de la mesa esa problemática los datos se ponen encima de la mesa y preocupa”. Aun así, aunque hay mayor concienciación, Carmen advierte que “no estamos haciendo nada para evitarlo”. Y lo cierto es que, denuncia, no podemos escudarnos en que no sabemos cómo combatir esta realidad: “Todo el mundo sabemos cuál es el camino para evitar esto y es educar en una masculinidad igualitaria y en una sociedad igualitaria a nuestros hijos y a nuestras hijas”. Por eso, afirma Carmen, “la familia es fundamental. Es fundamental que nos revisemos primero como padres, madres y como familia cómo estamos gestionando la igualdad en nuestra vida”.
Ampliando el foco, lamenta Carmen que en nuestra sociedad la masculinidad igualitaria no está bien vista: “Hay que deserotizar al chulo y erotizar al bueno y al friqui, al chico diferente, al que es respetuoso, al que tiene valores. Ese no está erotizado en nuestra sociedad. Está erotizado el chulo, el que falta a clase, el que saca suspensos, como si eso fuera un valor. ¿Qué valores estamos mostrando?”. Y es que ni en el cine, ni en los medios ni en Youtube “nuestros adolescentes no están viendo una masculinidad igualitaria por ningún sitio. Y cuando se les muestra un chico igualitario se les muestra un chico no erótico, con lo cual refuerza al chulo”.
Carmen deja un importante mensaje para las familias en las que haya chicas que sufran violencia de género: aboga por “acudir a un equipo de profesionales y que las profesionales de la violencia de género le vaya dando unas pautas” en función de la realidad del caso. Subraya Carmen que es importante no caer en el error común de prohibir a nuestra hija ver al chico o castigarla: “Ella no tiene la culpa, ella está sufriendo. Ellas lo pasan fatal y si las castigamos eso refuerza que vuelvan con el agresor”.
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