Según se van acercando nuestros hijos e hijas a la adolescencia, las personas de las que se rodean nos empiezan a preocupar. Los amigos son un pilar muy importante en las personas adolescentes. El grupo que forme en la escuela va a ir formando la autoestima de nuestro hijo, va a influir en su personalidad y va a marcar su forma de relacionarse con sus iguales.
El psicólogo Rafa Guerrero nos contaba en el último evento de Educar es Todo cómo cuando los niños llegan a la adolescencia, el grupo de amigos pasa a ser el referente, pasan a ser a quienes le cuentan las cosas, mientras que la familia pasa a segundo plano. Esto también implica que la intimidad y los problemas que nos contaban siendo más pequeños, ahora nos los van a ocultar y los van a compartir con las amistades. “Fundamental para los adolescentes es ser visto, sobre todo, ser visto por sus iguales, pasamos de una relación vertical a una relación horizontal, donde es mucho más importante la relación que tengo con mis amigos que la relación que tengo como papá y mamá”, nos contaba.
Sara Desirée Ruiz, educadora y autora del libro sobre la adolescencia ‘El día que mi hija me llamó zorra’ también señala cómo “las amistades son importantes en esta etapa porque necesitan sentir que son parte de algo. El grupo le hace sentir importante por lo que ella es, no porque es hija de o hermana de o nieta de alguien”.
Asimismo, las amistades van a forjar cambios en su vida: más allá de los valores que les hayamos podido transmitir, estas amistades van a tener una mayor influencia en su modo de vida y en su forma de relacionarse. “Va a empezar a construir un sistema moral de valores propio. Hasta el momento, ha estado compartiendo el sistema de valores familiar, ‘impuesto’ por las creencias familiares. En la adolescencia necesitamos construir nuestro propio sistema de valores y hacemos una revisión de los valores familiares, los ampliamos, descartamos los que no compartimos, acogemos algunos nuevos que hasta el momento no habíamos conocido y nos vamos acercando cada vez más a nosotras mismas”, cuenta Desirée.
Las amistades son esenciales en esta etapa y en las siguientes de su vida. Acompañarles y estar pendientes de si son beneficiosas para ellos es nuestra responsabilidad. Por eso, debemos prestar atención de si los amigos de nuestra hija o hijo adolescente son buena compañía, son una red de apoyo y si pueden ayudarles a crecer.
¿Cómo podemos saber si son buenas amistades?
Aunque no nos guste una amistad de nuestra hija o hijo, no tiene por qué ser una mala amistad para ellos. Aunque creamos que no es la adecuada para ellos, puede que suponga un gran apoyo. Para determinar si esas amistades son relaciones beneficiosas para nuestros adolescentes, Sara Desirée Ruiz nos aporta los siguientes indicadores:
La relación tiene que ser recíproca
No solo nuestro hijo debe preocuparse por la otra persona y acudir a ella cuando se lo pida. La otra persona también se debe preocupar, se debe interesar y debe querer pasar tiempo con él o ella.
La relación tiene que ser equitativa
“Ninguna de las dos personas debe ejercer ningún tipo de poder sobre la otra, y que haya afecto e intensidad emocional”, señala Ruiz.
Intereses comunes
Es normal que no compartan con nosotros gustos e intereses, pero con sus amistades deben tener algo en común: música, cine, arte, influencers, deportes… “Explorar si tienen cosas en común te ayudará a determinar si van a tener momentos compartidos para reforzar su relación”, apunta Ruiz.
La relación tiene que ser estable
Las amistades en la adolescencia suelen estar envueltas en alguna que otra discusión. Pero sin son constantes, puede que la amistad le esté perjudicando más que acompañándole en esta etapa. Debemos avisar y hacer reflexionar a nuestro adolescente sobre este amigo.
Se animan y ayudan el uno al otro
“Si encuentra en esa amistad la ayuda que necesita en cada momento, la pida o no, es muy importante para valorar la calidad de esa relación”