El médico y psiquiatra Rafael Casas Esteve condujo una ponencia de la mano de DKV Seguros y en esta entrevista nos desgrana las claves para llevar unos hábitos de vida saludable en familia. Estos hábitos, advierte, han de construirse sobre el ejemplo de los padres y el placer, porque “el placer en la comida es fundamental. Para establecer unos buenos hábitos, si no es por placer sino por la fuerza, lo más probable es que se consiga lo contrario”.
Rafael Casas Esteve advierte contra la costumbre muy extendida en los hogares de premiar con la comida: “Se premia con la comida con cosas dulces. Es un tipo de hábito que genera una cultura de autopremiarse después a lo largo de toda la vida con la comida”. Por eso, nos propone promover otras formas de autopremiarse y de premiar a nuestros hijos, como jugar, pasear, bailar…
Dormir suficiente es un hábito de vida saludable
Nos cuenta Rafael que “hay muchos factores que explican la obesidad infantil y una de las cosas más descuidadas son las horas de sueño”, tal vez porque se piensa que “los niños duermen igual que los mayores o que los niños deciden cuando van a dormir y cuando no”. Pero ¿qué ocurre cuando nuestros niños duermen menos horas de las aconsejadas. Nos lo cuenta nuestro experto: “Cuando los niños duermen pocas horas hay un mecanismo metabólico complejo dentro del cuerpo que hace que se estimulen más las hormonas que dan hambre. Se tiende a comer más y se tiende a comer más calórico”. Además, como el niño no ha comido suficiente está cansado, por lo que “se tiende al sedentarismo, a jugar menos, a movernos menos, lo cual es aberrante”. La relación entre falta de horas de sueño y obesidad es clara: “El riesgo de sufrir obesidad y sobrepeso se duplica en niños que no duermen las horas que tienen que dormir”
5210: Las cifras de los hábitos de vida saludable
Esta fórmula, propuesta en Estados Unidos y Canadá, “es un mensaje muy fácil de recordar porque son cuatro números”.
“El 5 se refiere a la recomendación de tomar mínimo cinco raciones de frutas y verduras al día” y puntualiza que “esto es válido para niños y para mayores”.
“El 2 se refiere a las horas máximas de uso de pantallas” y de sedentarismo en general. Así, la suma del tiempo que nuestros hijos pasan viendo la tele, chateando con el móvil y jugando con la tablet, por ejemplo, no debería exceder de dos horas al día.
1 es la hora diaria que recomienda la Organización Mundial de la Salud como actividad física. “No hablamos de deporte, es moverse”, aclara Rafael, que subraya que “hay muchas ocasiones” a lo largo del día para movernos.
El 0 se refiere a 0 azúcares añadidos. Rafael considera que esto es un ideal, “es casi imposible” porque está presente el azúcar añadido en muchos productos, pero sí que se puede evitar tomar bebidas azucaradas oproductos ultraprocesados.
Educar en el ejemplo para establecer hábitos de vida saludable
Ahora que nos preocupa tanto el sobrepeso y la obesidad infantil, podemos querer que nuestros hijos adopten hábitos de vida saludable que nosotros no aplicamos en nuestro día a día. Y esto es imposible, nos aclara Rafael Casas Esteve: “No se puede decir a los niños que tienen que moverse si ven que la mamá o el papá están todos los días tumbados en el sofá con el mando de la televisión. Es importante que los padres den ejemplo tomando fruta, verdura y comenten la experiencia gastronómica y se interesen de cómo lo vive el niño”. Con esto, se refiere Rafael a que mientras comemos podemos comentar con nuestros hijos su opinión sobre el sabor, la textura de los alimentos.
Dice Rafael que “aprendemos por imitación y por nuestro entorno. Por eso en el colegio hay muchos niños que dicen que en casa no les gusta algo y en el colegio lo comen tranquilamente porque lo están comiendo los demás, ven que todo el mundo se lo toma a gusto y piensan que debe de ser normal”. Rafael aclara que no podemos pretender que a nuestros hijos “tenga que gustarles todo, pero las preferencias se establecen con el tiempo y lo que los padres hacen es fundamental para que los niños construyan sus preferencias y sus intereses en torno a la alimentación”.
Incorporar hábitos de vida saludable puede (y debe) ser un placer
“El placer en la comida es fundamental. Para establecer unos buenos hábitos, si no es por placer sino por la fuerza, lo más probable es que se consiga lo contrario”, insiste Rafael, que pone el típico ejemplo: “Si prohibimos a un crío que tome una chuchería o le obligamos a tomar una verdura, la verdura la desterrará y la chuchería la deseará a la mínima que tenga la oportunidad de comprarla”. Hay muchos gestos que podemos hacer para fomentar el placer de comer sano: “El ir a comprar con los críos ayuda a que los críos elijan y lo vean en el mercado y vean cómo se vende. También ayuda que colaboren en la medida de su edad en la cocina, que participen en elegir los platos, que los platos se presenten de una forma vistosa. La comida saludable tiene que ver con el placer, si no mal asunto”, concluye Rafael.
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