El día a día nos pone muchas veces a prueba, y si tenemos hijos o hijas, aun más. A veces llegamos a casa emocionalmente y físicamente agotados y esto afecta a nuestra relación. Los ratos con ellos se pueden volver muy complicados si además tienen rabietas y nosotros les confrontamos para que dejen de comportarse así.
Y es que las reacciones que tenemos ante las conductas de nuestros hijos pueden aumentar o disminuir el malestar emocional que sienten ellos cuando estallan. No es lo mismo chillar y confrontarles cuando han hecho algo que no nos gusta o cuando no satisfacemos sus deseos que entenderles y acompañarles en sus emociones cuando hacen esa conducta que no aprobamos.
Por ejemplo, nuestro hijo o hija quiere quedarse más tiempo en el parque. Sin embargo, nos tenemos que ir casa y la conducta que adopta nuestros hijo es llorar y darnos patadas porque el deseo de quedarse no se va a cumplir. Nosotros estamos con malestar emocional y les gritamos porque no tenemos otra herramienta para afrontar la situación. “Muchas veces los adultos nos enfadamos. La niña explota. Entonces, ¿yo qué hago? Explotar más todavía, grito más, me puedo mover más y soy mucho más poderosa que ella”, señala Amaya de Miguel, mentora de familias y creadora de Relájate y Educa. Esta reacción va a incrementar la conducta negativa que está teniendo nuestro hijo, pues él en vez de sentir que su figura de apego está con él y le acompaña en el llanto e ira, siente que le castiga por comportarse así.
¿Cómo podemos pasar de esa confrontación a la conexión emocional? La experta nos da las pautas
1º No entrar en el conflicto
Hay que mantenerse al margen de su emoción. Amaya para conseguir esto se visualiza en una burbuja, que “impide que el impulso agresivo de tu hija encuentre un reflejo en ti”. Sin embargo, en esta burbuja sí que debe penetrar el impulso de conexión.
La mentora de familias nos da unos trucos para no entrar al conflicto:
- Echar los hombros hacia atrás y abrir un poco el pecho ayuda a bajar el nivel de estrés
- Hacer 10 respiraciones profundas en la burbuja
- Mojarse las muñecas y la nuca con agua
- Muérdete la lengua cada vez que vayas a decir algo que no quieres decir
- Recurrir a otro adulto
2º Entiende que tu hija no elige comportarse así
Amaya señala que cuando estallan nuestros hijos se han topado con una dificultad y nosotros tenemos que ayudarles a calmarles. Su cerebro aun no está preparado para entender toda la información que les damos, ni tampoco para acatar todas nuestras órdenes.
3º Buscar la conexión emocional con ella, no buscarla con su agresividad
“Es importante que aceptes que la frustración es de ella, ella lo está pasando mal, ella es la que no está de acuerdo, ella es la que está enfadada, tú no”.
4º Conecta con su estado emocional
Permítela expresar sus emociones, no les prohíbas sentir lo que sienten. Puedes decir: “Entiendo que estés enfadado”, “Entiendo que no estés de acuerdo conmigo” “Es normal que llores, yo estoy aquí contigo”.
5º No busques llevar la razón
No tenemos que convencer a nuestra hija de que no lleva razón. Seguramente sea pequeña para entender el por qué no se puede cumplir su deseo.
6º Pregúntale qué necesita
Hay niños que prefieren que les abracen cuando estallan, otros necesitan su espacio u otros necesitan hablarlo. Cuando son pequeños es complicado que ellos mismos nos digan lo que necesitan, por eso siempre es recomendable buscar el contacto físico para regular su conducta y su emoción. Según van creciendo son más capaces de expresar sus necesidades y cómo prefieren que les acompañemos cuando estallan.