Con el nuevo curso, también vuelven los deberes y el tiempo de estudio para nuestros hijos e hijas. Pero igual de vital es dedicar tiempo a estudiar y a aprender, como dedicar tiempo a divertirse. Para ello, nuestros hijos necesitan saber cómo gestionar su día a día y cómo organizar el tiempo de estudio y el tiempo de ocio.
Importancia de la gestión de tiempo
Saber gestionar el tiempo nos permite tener libertad de elección sobre nuestro día a día. Si nuestros hijos son pequeños, debemos ir enseñándoles y ayudándoles a organizar su tiempo, para que en futuro ellos mismos puedan hacerlo solos.
Poco a poco irán eligiendo sus horarios, su autonomía irá en aumento y no necesitarán que estemos pendientes de señalarles cuando termina su tiempo de estudio y cuando pueden empezar a jugar, sino que ellos mismos lo sabrán.
Haber trabajado desde pequeños esto es esencial para que, cuando sean adolescentes no estén con el móvil todo su tiempo libre, sino que lo repartan con otras actividades que disfruten. Cuando se den estos casos, podemos hablar con nuestro hijo o hija adolescente y proponerle que invite a sus amigos a casa, que salga a dar una vuelta o se apunte a hacer algún hobbie.
4 consejos que ayudarán a tu hijo a gestionar su tiempo
Estos tips podrán mejorar la organización del tiempo de estudio y de ocio de tu hijo:
Rutinas fijas que respeten el tiempo de estudio y el tiempo de ocio
La fundadora de Relájate y Educa, Amaya de Miguel, reitera que tener unos horarios marcados va a permitir que nuestros hijos e hijas no tengan la incertidumbre de qué pueden hacer y qué no pueden hacer. Si fijamos unas horas para hacer los deberes, para jugar, para la ducha, para el paseo o para la cena, nuestros hijos tendrán mucha más seguridad y sabrán en todo momento qué tienen que hacer. Creando este hábito no cuestionarán hacer los deberes, sino que sabrán que es la hora de hacerlos y que en un rato ya podrán ponerse a jugar, porque están marcados unos horarios y se cumplen.
También en esto coincide la pedagoga y educadora Maite Vallet, que anima a que los horarios se hagan conjuntamente para que vayan teniendo cada vez más autonomía. Y a partir de los 6 años, ya pueden organizarse por sí solos las actividades de la mañana antes de ir a la escuela y las de la tarde-noche.
Estas rutinas no solo se deben aplicar a los pequeños, sino que los padres y madres como adultos también tenemos que intentar encajar y respetar nuestras propias rutinas. De esta forma, iremos acompasados con nuestros hijos y no reinará la arbitrariedad en casa.
Máximo 1 hora de estudio
“El tiempo de hacer deberes no debería sobrepasar la hora diaria”, señala Ballet en el curso ‘Cómo ayudar a tus hijos a mejorar el aprendizaje’, ya que “es suficiente para que descubran si comprendieron e interiorizaron los aprendizajes adquiridos en el colegio”. Además, Amaya de Miguel explica que, si vemos que no han terminado sus deberes en esa hora, no debemos dejar que los hijos usen el resto de su tiempo acabándolos. Se les debe retirar los deberes y, aunque los lleven sin terminar, no va a pasar nada.
Si alargamos la hora de los deberes, aplazamos también sus horas de tiempo libre, luego la ducha, la cena… Y nadie de los miembros de la familia lleva así un ritmo funcional.
En el caso de que nuestro hijo o hija no termine sus deberes en su tiempo reiteradamente, podemos ver qué problema hay. Si nuestro hijo tiene más dificultades para hacerlos, si se distrae o si el problema proviene desde la escuela. Si los profesores mandan muchos deberes y a nuestro hijo no le da tiempo a hacerlos, se debería hablar con ellos para que rebajen las tareas que mandan a hacer en casa.
El estudio como hábito diario
“Es muy importante que adquieran el hábito del estudio diario, aunque no tengan deberes”, cuenta Vallet. No se trata solo de que estudien en ese tiempo, sino que “pueden leer, escribir, dibujar o hacer cualquier actividad que facilite su concentración intelectual”.
Asimismo, este hábito les permitirá ir trabajando sus tareas poco a poco todos los días, para que así no tengan que realizarlas de golpe con prisas el último día.
Dejar que ellos escojan sus actividades de ocio
Cuando son pequeños nuestros hijos, podemos ayudarles a escoger qué actividades les gustan más para hacer en su tiempo libre, siempre “teniendo en cuenta sus inquietudes”. Debemos desterrar las expectativas que tenemos y dejar de proyectar sobre ellos nuestras frustraciones. Por ejemplo, si nosotros no conseguimos aprender piano cuando fuimos pequeños, no podemos obligar a nuestro hijo a que aprenda piano por nuestro sueño frustrado.
Por eso, nuestro papel como padres y madres debe ser orientarles y animarles a que ellos mismos elijan las actividades que les gustan para practicarlas en su tiempo libre.