No fuerces a tu hijo a andar si aún no está listo

¿Cuándo debería empezar a andar? ¿No debería hablar ya? ¡Hay que quitarle ya el pañal! Que levante la mano la madre o padre que no se haya agobiado en alguna de estas etapas (o en todas) del desarrollo de su hijo. Es normal, nos preocupamos porque no sabemos si se estará desarrollando saludablemente o no, y nos entran muchas dudas sobre los procesos madurativos. Además, luego es que somos muy de comparar (y eso no ayuda): que si mi hijo empezó a andar con ocho meses, que si mi hija hablaba con año y medio… Parece que nos gusta colgarnos medallas por los hitos madurativos de nuestros hijos, pero ¿por qué tanta prisa?

Los procesos madurativos de los niños

Le hemos consultado al psicólogo Alberto Soler sobre este tema y lo primero que nos ha contado es que, desde su experiencia en consulta, “muchas veces los padres, sin darse cuenta, presionan a los niños para que alcancen hitos madurativos antes de estar listos para ello. Por ejemplo, sentarse por sí mismos, andar, controlar esfínteres, dormir sin ayuda, dejar lactancia materna, leer o escribir, etc.”. Efectivamente, ¿cuántas veces hemos intentado sentar a nuestro hijo cuando aún no era capaz de sujetarse? ¿O cuántas veces le hemos forzado para que se pusiera de pie, le hemos cogido las manitas y le hemos hecho andar tambaleándose?

Alberto nos cita un proverbio africano que sirve de ejemplo de todo esto: “‘No por estirar la hierba, esta va a crecer más deprisa’. No por mucho que forcemos las cosas van a ir más deprisa, si acaso, podemos entorpecer el proceso”, aclara.

Cada niño tiene un desarrollo madurativo propio y, como señala la pediatra Lucía Galán, “la horquilla de desarrollo de los niños es muy amplia, los padres no deben ser rígidos y moverse en plazos estrictos porque lo único que conseguirán es agobiarse, frustrase y comparar continuamente a sus hijos con los demás. Si su pediatra considera que el niño lleva un correcto desarrollo, no hay por qué preocuparse”.

Los dos expertos coinciden en la importancia de “respetar los ritmos madurativos”, que estos logros evolutivos de los que estamos hablando, como gatear, levantar el cuello, sentarse, andar, controlar el esfínter, hablar, los consigan ellos de manera autónoma. Si lo pensamos bien, nosotros no les tenemos que enseñar a andar, no tienen que aprender a sentarse. Todo esto lo adquieren ellos por sí mismos, cuando estén preparados para ello (física y mentalmente), cuando alcancen esa madurez. ¿Qué debemos hacer nosotros? Observarles y favorecer las cosas, por ejemplo, quitarles obstáculos del camino si están empezando a andar.

Con el tema del pañal, nos dice Lucía, mi pediatra, “nos pasa lo mismo. Por mucho interés que uno tenga en quitarle el pañal al niño a los 22 meses, si no está lo suficientemente maduro, no lo lograremos. No tiene sentido forzar. Nos movemos entre los 2 y los 3 años para quitar el pañal, se les dan los consejos a los padres para la retirada y les explicamos que si en 15 días no han hecho ni un solo avance que le vuelvan a poner el pañal, que respiren tranquilamente y que en un par de meses lo vuelvan a intentar”.

El gateo y la lectoescritura

Otro de los hitos madurativos es el gateo y muchas veces, por las prisas que tenemos los padres, intentamos saltárnoslo. “Si anda antes, mejor”. No. ¿Por qué? Mejor todo a su debido tiempo. Según algunos expertos, el gateo está vinculado con la lectura y la escritura.

Al gatear, el niño se desplaza moviendo una mano y la pierna contraria, lo que implica la conexión de los dos hemisferios del cerebro. Además, con el gateo, el niño desarrolla su visión, controla el entorno porque va mirando al frente y a sus manos, y eso le favorecerá años más tarde cuando aprenda a leer, a escribir, o cuando en clase tenga que copiar de la pizarra, por ejemplo.

 

Dicho esto, ¡fuera prisas! Respetemos los procesos madurativos de los niños. Y si tenemos dudas de que algo no va bien (o si simplemente tenemos dudas), preguntemos al pediatra y confiemos en lo que nos diga.

 

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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