Este no es un artículo que pretenda solucionar tus problemas si tu hijo es homosexual. Para empezar, que tu hijo o hija sea homosexual no es ningún problema. De hecho, el único motivo de que tratemos este tema es que a día de hoy, por desgracia, se trata de una cuestión que no está completamente normalizada entre la sociedad. Y ahora muchos argumentarán: “Pero si cada vez estamos más avanzados en cuestiones de igualdad y respeto hacia las distintas condiciones sexuales”. Claro que sí, es totalmente cierto. Pero si hubiéramos llegado a la normalización real, nos olvidaríamos de términos como “salir del armario”, por ejemplo, ¿o acaso los heterosexuales reservan un momento de su vida para anunciar a sus seres queridos que le gustan las personas del sexo opuesto? Pues claro que no.
El enemigo a combatir: la homofobia
Como nos indica nuestra experta Nayara Malnero, sexóloga y creadora de Sexperimentando, “el único problema que podría surgir es la homofobia: en los demás o en uno mismo. Cuando ocurre en los demás, conocemos, por desgracia, situaciones como agresiones, bullying o rechazos. Cuando ocurre en uno mismo se llama homofobia interiorizada y se da cuando una persona no vive su homosexualidad de forma satisfactoria”.
Si esto ocurre, nuestros hijos sí que puede que estén sufriendo, bien por el acoso causado por otras personas, o bien por la frustración o la culpa que pueden sentir por, digamos, apartarse del camino de lo que han aprendido que es lo normativo -repito: normativo, no normal. Normales no somos ninguno-.
En estos casos, como nos indica Nayara, la clave reside en “trabajar la autoestima, la auto-aceptación, la seguridad en uno mismo y mucha educación sexual haciendo hincapié en la diversidad”.
En resumen, la clave es -¡sorpresa!- hacer lo mismo que deberíamos hacer fuera cual fuera la orientación sexual de nuestro hijo. Aunque sí que es verdad que estas tareas se deberán tratar con mayor o menor intensidad dependiendo del nivel de aceptación de nuestro hijo sobre su condición sexual. Pero lo mismo que si tiene problemas de inseguridades, complejos sobre su físico o gustos distintos a los demás niños y niñas de su edad. Trabajar y desarrollar una autoestima fuerte hará que crean en ellos mismos y no dependan de la aceptación de los demás para su felicidad, lo que les hará llegar, eventualmente, a la aceptación y el amor propio.
Nayara Malnero nos recomienda el libro Quiérete mucho, maricón, de Gabriel J. Martin, “una lectura fabulosa para hombres homosexuales de la adolescencia en adelante”.
Por otro lado, si la homofobia no es interiorizada, sino externa; es decir, si nuestro hijo sufre bullying o rechazo, ¿qué debemos hacer?
Imaginémonos que nuestra hija está sufriendo acoso escolar con motivo (o con la excusa, mejor dicho) de su condición sexual. El psicólogo Alberto Soler nos aconseja “resolverlo del mismo modo que enfocaríamos cualquier otro problema similar o situación de acoso. Hablaríamos con la tutora, con la dirección del centro, equipo de orientación. Pero solo en caso de que exista un problema con algún otro alumno o profesor”.
El camino hacia la normalización
Como ya habréis intuido, al final el secreto de cómo tratar estas situaciones es LA NORMALIZACIÓN. Es complicado, porque se trata de un trabajo que hemos de llevar a cabo todos juntos como sociedad, y en esto algunos se empeñan en quedarse estancados en el siglo pasado. Pero también hay pequeños gestos que podemos hacer en nuestro día a día o desde nuestra casa para contribuir a esta normalización.
Alberto Soler nos comenta que “el enfoque siempre tendría que ser de normalidad, y en muchas ocasiones no es siquiera necesario tratar el tema de forma explícita: simplemente es algo que forma parte de la vida, hoy vamos al cumple de Marcos, que tiene un papá y una mamá, y mañana al de Luisa que tiene dos mamás”.
Y también añade que “si nos preguntan “¿por qué Luisa tiene dos mamás?” la respuesta, igualmente, irá enfocada a la normalización: hay niños que tienen un papá y una mamá, como tú, otros que tienen dos mamás como Luisa, otros que solo tienen una mamá o un papá… hay muchas formas distintas de familia, y todas son igual de buenas”.
En el caso de que sea nuestro hijo quien es homosexual, la conducta tiene que ser la misma, normalidad. Alberto nos recomienda que “dejemos que sea el pequeño el que marque el ritmo y el modo en el que se habla sobre este tema, pero no debería generar más conversación que si fuera heterosexual. ¿Te imaginas? Hijo, me he enterado de que tienes novia. Que sepas que ser heterosexual es algo totalmente normal, hay muchos niños que lo son, no hay nada de lo que avergonzarse. Nosotros te seguimos queriendo igual, puedes confiar en nosotros en todo momento. ¿A que sonaría ridículo?”.
“El objetivo de la normalización es que estos temas no tengan que generar más conversación de la que generaría en otros casos”.
El binomio perfecto: la normalización y la educación sexual
La educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente que tenemos como sociedad. Aún hoy, la educación sexual en las escuelas sigue siendo insuficiente, lo que repercute directamente en la aprehensión de conceptos (y hábitos, conductas, mitos y demás) desfasados: sin educación sexual que trate la diversidad con naturalidad, no llegaremos nunca a la completa normalización. Pero también repercute en muchos otros ámbitos, como hemos hablado en algún otro artículo, como suplir la falta de “conocimiento” con lo que sí que tienen al alcance de su mano: la pornografía.
Respecto a esto, Nayara Malnero afirma que “la educación sexual debe ser algo esencial desde pequeñitos. Educar en sexualidad incluye educar en valores, igualdad, diversidad, etc. Con ello quiero decir que es básico enseñarles a nuestros hijos que lo importante es quererse, independientemente del sexo de las parejas y de la forma de las familias”.
En definitiva, la normalización es el camino y la educación sexual la herramienta fundamental.
Pequeños pasos para empezar el camino desde casa
Alba Alonso, creadora de Realkiddys, nos ha dado algunos consejos que podemos aplicar con nuestros hijos e hijas en nuestro camino -juntos- hacia esta normalización de la que hablamos. “Desde casa son muchas las cosas que como madres y padres podemos hacer para que una sociedad heteronormativa deje de ser la única y correcta opción. Os pondré algunos ejemplos factibles y sencillos de llevar a cabo”.
- Evitar a toda costa chistes o comentarios homófobos, tránsfobos y todo tipo de fobias respecto a la condición sexual de una persona. Esto implica no hacerlos, pero tampoco tolerarlos en nuestro entorno.
- Visionar películas o series donde ser una pareja homosexual o la existencia de una familia monoparental se entiendan como una realidad más de la diversidad humana. En el caso de los peques existen muchas opciones de cuentos que hablan sobre ello. Si entiendes algo como natural desde los primeros años, lo incorporarás a tu existencia como tal.
- Hablar, hablar y hablar con nuestras hijas e hijos sobre ello. Tal vez tengan algún amigo que haya salido del armario, tal vez vosotros conozcáis a alguien… Si tus hijas/os viven en un entorno amigable en cuanto al colectivo LGTBIQ+ les será mucho más sencillo ser sinceros y abiertos respecto a su propia condición sexual. Y también muy importante, infundir ese respeto y empatía desde vuestras personas conseguirá que nuestras hijas e hijos sean adolescentes respetuosos y empáticos con su entorno. Esto evitará muchísimos casos de bullying o acoso escolar de género, que lamentablemente están a la orden del día.
- Por último, además de hablar, es importantísimo escuchar. Muchas veces nos pasamos la vida sermoneando en modo super-nanny sobre cómo hay que ser o actuar y no nos paramos a escuchar lo que nos tienen que decir. Puede que nos choque, que nos resulte duro o complicado, pero es nuestro deber escucharles, intentando no juzgar y apoyándoles al máximo en sus decisiones.