5 estrategias para ayudar a nuestros hijos en su timidez

Algunos niños son realmente tímidos. Las situaciones con otros niños les intimidan, no saben cómo actuar y se sienten incapaces de pedir un juguete o sumarse a un grupo de niños que ya está jugando. Los adultos les decimos: “Pregúntales si puedes jugar con ellos, ¡no pasa nada! Anda, no seas tímida…”. No nos damos cuenta de que lo que les pedimos es difícil.

Tu hija puede sentirse así:

Imagínate que estás en medio de una ciudad desconocida y has quedado con alguien en una dirección que tienes en el teléfono. De pronto tu teléfono se queda sin batería y no tienes ni idea de cómo llegar a tu destino. La única solución que se te ocurre es parar a alguien por la calle y pedirle que te deje utilizar su teléfono para llamar a tu amigo. Te fijarás bien en los que te rodean hasta que encuentres una cara amable y, si te atreves, se lo pedirás a esa persona.

¿Es una situación sencilla? Para algunas personas sí, para otras en cambio será realmente difícil.

Más o menos esto es lo que le ocurre a tu hija: no se atreve a pedirle el teléfono a un desconocido.

¿Cómo puedes ayudar a tu hija?

Repasamos estas estrategias para acompañar a nuestros hijos e hijas en su timidez

Cuida tu lenguaje

En primer lugar, deja de llamarla “tímida”. Porque cada vez que lo haces, le estás poniendo una etiqueta con la que ella se va a identificar y estas conductas de timidez se van a incorporar a la imagen que tiene de sí misma. Cuanto más se lo digas, más timidez va a mostrar. En su lugar puedes decir: “Veo que esta situación es muy difícil para ti”.

¿Notas la diferencia? Cuando dices “esta situación” estás indicando que es algo concreto y pasajero, y además se puede superar porque no es una condición permanente de tu hija, sino un obstáculo en la vida. En cambio, cuando la llamas tímida estás asumiendo que esa es su manera de ser, y por tanto es difícil cambiarlo.

El segundo paso es darle herramientas para manejar la situación que le resulta complicada, es decir le vas a “entrenar” para que cuando vuelva a estar en esa situación, esté preparada para afrontarla.

Cuéntale un cuento

Mi recomendación es que le cuentes un cuento de un animal (un osos, un conejo, un ratón de campo, una mariquita…) que vive situaciones similares a las que vive ella:

“El osezno está brincando en el bosque cuando ve, a lo lejos, un grupo de osos chapoteando en el río. ¡Se lo están pasando genial! Pero nuestro osezno no se atreve a acercarse a ellos y los mira desde la distancia”.

El osezno puede contar con un aliado: un pequeño colibrí que le acompaña hasta la orilla del río.

“¡Has logrado acercarte hasta la orilla!”, le dice el colibrí. “Estás ganando a tus vergüenzas, lo estás haciendo muy bien”.

Finalmente el osezno consigue sumarse al grupo de osos del río, y disfruta mucho.

Este cuento se lo cuentas todos los días pero con variaciones: hoy el osezno quiere jugar con los del río; mañana quiere compartir un poco de miel con unos conejos; al día siguiente se va a explorar una montaña y ocurre otra aventura. Y así durante unos cuantos días.

Haz un teatrillo con muñecos

Otra opción que funciona muy bien con los niños es reproducir en casa la situación complicada, pero con muñecos, como si estuvieras haciendo un teatro. Tú manejarás los muñecos, que vivirán la misma situación que ha vivido tu hija y en la que no se ha atrevido a hacer algo. A continuación, repite la escena pero esta vez los muñecos la resolverán de manera positiva.

Ver en los muñecos su propia conducta le va a ayudar a desprenderse de ella. A la vez, ver la conducta positiva es un entrenamiento que le está dando herramientas que podrá utilizar cuando se encuentre en esa situación de nuevo.

Reproduce la situación con ella

También podéis practicar en casa la situación en positivo. Podéis jugar a que tú eres la niña con la que ella quiere jugar, y tu hija te tiene que pedir jugar contigo.

Es posible que tu hija prefiera hacerlo al revés: ser ella la niña que está jugando, y que tú hagas el papel de tu hija pidiéndole jugar. A lo mejor tu hija necesita sentir el poder de decirte que sí puedes jugar con ella (¡o que no puedes!).

Lo hagáis como lo hagáis, es importante que sea un juego y que permitas a tu hija comportarse como desee en esta situación, incluso si te rechaza cuando le pides jugar. En este caso puedes decir: “entiendo que te asusta que te traten así. ¡A mí me ha dolido que no me dejaras jugar contigo! ¿Crees que podemos volver a jugar a ver cómo te sientes si sí me dejas jugar?”.

Házselo vivir como un reto

Finalmente te invito a que cada una de estas situaciones difíciles la viváis como un reto, y siempre desde el juego. Antes de ir al parque puedes decir a tu hija: “¡Hoy tenemos un plan! Decir hola a un niño a quien no conozcamos, y decírselo con la voz alta y clara. ¡Vamos a conseguirlo!”.

También puedes incorporar otros retos a vuestra vida cotidiana como intentar que sea ella quien pida el pan en la panadería, o saludar a un vecino, ¡o incluso decir adiós a un desconocido por la calle!

De modo que te recomiendo que uses el juego para darle a tu hijo las herramientas que necesita para salvar este obstáculo en su vida. Y recuerda: nada de etiquetas, nada de presión y tú, por favor, no te frustres cuando veas que no se atreve. Porque tu frustración, en la cabecita de tu niño, se traduce como “no soy suficientemente bueno para mis padres”. Y ese pensamiento va a tener el efecto contrario al que deseas: su autoestima se debilitará y se sentirá cada vez más incapaz de hacer lo que esperas de él.

El cambio no va a ser inmediato, pero poco a poco tu hijo irá incorporando el mensaje que le estás lanzando con estas historias a través del juego y la imaginación.

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Amaya de Miguel

Fundadora de Relájate y educa y madre de 3 hijos. Ayuda a padres y madres a construir una familia feliz, en armonía y con mucha conexión a través de sus conocimientos.

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