El Black Friday es un día de grandes descuentos y rebajas por parte de grandes almacenes y tiendas, en todas las categorías: tecnología, moda, artículos de belleza, juguetes, hogar o deportes, entre otras. Se celebra el cuarto viernes del mes de noviembre, al día siguiente del Día de Acción de Gracias, y su objetivo principal es lograr que los consumidores adelanten sus compras al periodo navideño. Sin embargo, pese a todos los beneficios que parecen reportar, también hay consecuencias negativas, en este caso, el consumismo en nuestros hijos.
¿Cómo controlar el deseo de comprar de nuestros hijos en el Black Friday?
Sin duda alguna, este es uno de los muchos periodos en los que la sociedad experimenta una gran ansiedad por comprar y consumir. Ante la llegada de estas fechas, surge la siguiente pregunta: ¿Cómo ayudar a controlar el impulso de nuestros hijos y evitar así que caigan en el consumismo, valorando realmente lo que tienen?
En la actualidad, y de acuerdo con los datos de la estadística de Eurostat sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes (NNA) en riesgo de pobreza o exclusión social (AROPE), el 24,2% de los NNA de la Unión Europea estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en 2020. El resto, por norma general, suelen tener condiciones favorables en su vida cotidiana. A pesar de ello, la forma de pensar de nuestros hijos siempre invita a querer más y más, independientemente de las circunstancias.
Por ello, es recomendable enseñarles desde pequeños el valor real de las cosas, demostrándoles que se puede ser feliz teniendo las cosas básicas que nos aporta la vida. Además, suele ser frecuente que el consumismo se produzca para llenar un hueco vacío en nuestro interior o para sentir que encajas en la sociedad, no porque realmente lo necesites.
¿Por qué el consumismo perjudica a nuestros hijos?
El tan esperado Black Friday y el frenetismo por los regalos de Navidad tiene repercusión en toda la sociedad, incluidos los más pequeños. Las grandes marcas y distribuidores emplean muy bien sus estrategias de marketing para que la publicidad se encargue de convencernos de que no podremos ser felices si nuestros hijos no tienen el regalo que quieren o si no llenamos la mesa con un sinfín de platos con comida de todo tipo, bajo el mensaje de que ‘cuanto más tengas, mejor’. Inevitablemente, nuestros hijos crecen en este entorno consumista y “cuanto más tienen, menos lo valoran”, como afirma el experto en psicología, Alberto Soler.
El consumismo nos adentra en un bucle del que parece no haber salida: si el año anterior compré a mi hijo cuatro cosas, este año no puede tener menos porque, si no, el niño se pondrá triste. Por tanto, acabamos comprándoles la misma cantidad de cosas y añadiendo alguna más para que sea aún mejor que el año pasado. Sin embargo, mi hijo no se fijará en los regalos, sino en cuántos le han dado. A partir de ahora, será fruto del consumismo, y no será feliz con lo que tenga por mucho que se le regale. Por eso, Soler insiste en que es importante “evitar la acumulación de cosas. Muchas niñas y niños tienen más juguetes de los que realmente necesitan; reciben regalos en su cumpleaños, en su santo, en navidades… Y no solo por parte de sus padres, sino de familiares, amigos, etc.”
El consumismo resta el verdadero valor de las cosas
El consumismo nos incita a comprar cosas que no necesitamos realmente, a tirar las que aún se pueden utilizar y resta el verdadero valor de las cosas. Debido a esto, estamos educando a nuestros hijos para que sean exigentes, consentidos y sin ninguna ilusión. No es bueno para nosotros mismos, ni para nuestros hijos, y mucho menos “a nivel ecológico, ya que no es sostenible para los recursos de un planeta limitado como el nuestro”, afirma el experto.
Pautas para que nuestros hijos eviten las compras compulsivas
¿Cómo podemos alejar a nuestros hijos de las compras compulsivas y el consumismo del Black Friday? A continuación compartimos varios consejos que nos ha facilitado la docente y cofundadora de la Asociación No al Acoso Escolar, Carmen Cabestany, y que nos ayudarán a educar en valores a nuestros niños.
- Compra a tu hijo aquello que realmente necesite. Algunas veces compramos cosas que no son necesarias, lo que llamamos ‘caprichos’. Los caprichos, en su justa medida, no son malos, pues a todos nos gusta disfrutarlos, pero no podemos olvidar que comprar tiene la finalidad de cubrir nuestras necesidades reales. Asimismo, es una buena manera de enseñarles el valor del dinero y su utilidad.
- No generes necesidades que no existen. En muchas ocasiones pensamos que tenemos más necesidades de la realidad, aunque verdaderamente no es así. Tenemos que hacernos una lista y valorar de lo que podemos prescindir y de lo que no. Y una vez que tengamos creada la lista con las cosas que necesitamos de verdad, evitemos salirnos de ella.
- Enséñale, ya desde pequeño, a gestionar bien su propia economía. La docente nos aconseja que les demos un buen ejemplo y no les asignemos cantidades excesivas de dinero. “No intentemos comprar su cariño con dinero ni caigamos en el error de ceder a sus exigencias. Tenemos que enseñarles a distribuir sus gastos”.
- Dona o regala lo que ya no utilicéis. Lo más probable es que en casa tengamos cosas que ya ni recordábamos porque no utilizamos, pero seguro que a otra persona le hace falta. Es muy importante involucrar a nuestros hijos y que también ayuden en este proceso, ya que es una forma de enseñarles valores como la solidaridad.
- Regala experiencias a tus hijos en lugar de tantos regalos materiales. Las experiencias en los niños siempre favorecerán el desarrollo y la diversión, además del crecimiento personal, el vínculo familiar y las habilidades sociales.
- Elimina sentimientos de culpa por no comprar. Cabestany nos recuerda que no debemos caer en la trampa del posible chantaje emocional por parte de nuestros hijos. “Está bien darles todo aquello que buenamente podamos, pero nadie está en la obligación de dar lo que no tiene”.
Para ser felices no necesitamos muchas cosas ni grandes lujos
Conseguir llevar a cabo estas pautas con nuestros hijos es más fácil si somos nosotros los primeros en aplicarlas a nuestro propio estilo de vida. Por tanto, tenemos que ganar conciencia de lo que realmente necesitamos en relación a lo que consumimos. Obtener aquellos bienes que cubren nuestras necesidades, y los regalos y caprichos reservarlos para fechas especiales, porque lo valoraremos más y nos hará especial ilusión. Además, es importante enseñarles que para ser felices, disfrutar y pasarlo bien, no necesitamos muchas cosas ni grandes lujos. Los planes en familia y con amigos, paseos, practicar deporte, leer un libro, jugar, etc. son de los mejores placeres de la vida y sí… ¡Son gratis!