Educación sexual: las dudas más frecuentes

Por el tabú social, la sexualidad siempre ha sido un tema difícil de tratar. Cuando se ha hablado de ella, ha sido desde la reproducción y la prevención de embarazos e infecciones de transmisión sexual; promoviendo un concepto limitado y negativo de la sexualidad.

Esta idea ha ido transmitiéndose, influyendo a varias generaciones y provocando emociones de miedo e incomodidad. Ante esta situación, las familias han ido cumpliendo su función educadora con sus propios recursos y resolviendo las dificultades sobre la marcha, aprendiendo mediante el ensayo y error. Por eso, hay muchas madres y padres que se encuentran perdidos a la hora de responder y estar presentes en la educación sexual de sus hijos e hijas.

En este articulo pretendemos orientar a las familias en el proceso educativo de sus hijos e hijas, siendo conscientes de que no hay ninguna receta mágica pero sí ciertas pautas educativas y herramientas que pueden facilitar esta tarea, reduciendo así las emociones de inseguridad.

Algunas situaciones que planteamos en los encuentros de familias y generan muchas dudas y preocupación pueden ser:

  • ¿A qué edad debemos hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas?
  • Si tu hija o hijo comienza una relación de pareja, ¿cómo te sentirías?, ¿hablarías de eso con él o ella, o lo dejarías pasar hasta que te lo explique?, ¿qué le plantearíais?
  • Si tu hijo o hija tiene una pareja de su mismo sexo, ¿cómo te sentirías?, ¿qué le dirías?, ¿cómo te acercarías? ¿qué harías?
  • Si hay un embarazo en la adolescencia, ¿qué creéis que se debe hacer en estos casos, ¿sabríais como abordarlo?, ¿creéis que tenéis información suficiente sobre este tema?
  • Si sabéis que ha comenzado a tener relaciones sexuales, ¿le dais alguna información, ¿qué le planteáis?, ¿cómo lo abordáis?

En definitiva, lo que más nos preocupa es actuar y responder de manera adecuada ante las dudas y situaciones relacionadas con la sexualidad y afectividad que puedan vivir nuestra gente joven.

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Primero que todo, hay que tener en cuenta que las formas de ver la sexualidad tienen una gran importancia a la hora de vivir tanto la sexualidad propia como de posicionarse respecto a los demás. Por eso, es importante reflexionar sobre cuáles son nuestras opiniones, para así favorecer actitudes de respeto y comprensión tanto hacia nosotros mismos y lo que sentimos como hacia nuestros hijos e hijas. Ya que las sexualidades son diversas y las formas de ver también.

Aparte de esto, muchas veces, las familias tienen miedo a abordar este tema porque piensan  que la educación sexual puede ser una puerta a la promiscuidad o a que los jóvenes se inicien antes en la sexualidad. Sin embargo, está comprobado que un abordaje de la sexualidad desde la infancia, adaptada a la edad y las inquietudes de la persona les aporta tranquilidad y seguridad a la hora de abordar las situaciones relacionadas con las conductas sexuales y evitar situaciones que no se desean.

Además, se ha demostrado que el hecho de que los padres y madres faciliten información no significa en absoluto el fomento en sus hijos e hijas del deseo de tener relaciones sexuales, sino que produce una mayor capacidad de tomar decisiones adecuadas.

LA POSIBILIDAD QUE LOS NIÑOS Y NIÑAS EXPERIMENTEN LA SEXUALIDAD DE MANERA RESPONSABLE PRESUPONE FACILITAR CON ANTERIORIDAD UNA INFORMACIÓN ADECUADA.

Con todo esto, concluimos que todos los padres y madres están capacitados para hacer educación sexual, pero estar dispuesto a hacer educación sexual es quizás lo más importante.

Algunas pautas concretas podrían ser:

  • Crear un buen clima de comunicación, que cultive la confianza y trabaje la proximidad con un lenguaje claro y sencillo, a través de la escucha y el respeto. Es decir, un clima que no imponga el dialogo, respetando sus ritmos donde nuestros hijos e hijas perciban que lo que cuentan nos interesa y nos importa, sin juicios de valor.
  • Las preguntas son oportunidades para abordar temas que inquietan o que generan curiosidad sobre la sexualidad en la gente joven. Estar receptivo a estas preguntas potencia el debate, el aprendizaje conjunto y por ende, la unión familiar.
  • Hay que tener en cuenta las particularidades de cada persona, ya que pueden tener diferentes dudas en diferentes momentos y en diferentes edades. Se trata de ir más allá de la preguntas y tener en cuenta quién nos las hace y en qué momento está.
  • Es importante darnos permiso a no saber y compartirlo con ellos, desde la honestidad y la claridad. No es necesario responder como expertos en el tema, sino abordar el tema con tranquilidad. Además, si lo necesitamos, podemos buscar información profesional sobre los diferentes temas de educación sexual y afectiva; incluso, se pueden buscar conjuntamente esas dudas o decirles como se han resulto y que, a veces, se pueden buscar apoyos.
  • Mantener la coherencia con los valores que tiene la familia y sus formas de hacer incluyendo los aspectos relacionados con la educación sexual.

En conclusión, siempre se da educación sexual, incluso cuando no se hace. No hay respuestas correctas o incorrectas, lo importante es adaptarse al ritmo y edad de cada persona por la diversidad de sexualidades. Y más que una fuente de información, las familias han de ser una fuente de apoyo y respeto. Y ¿cómo lo hacemos? Pues con una comunicación clara y cercana desde la infancia, presentando una visión más amplia y positiva de la sexualidad, promoviendo así una adecuada autoestima y un mejor desarrollo psicosexual en nuestros hijas e hijos.

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Lara Avargues

Lara Avargues psicóloga especializada en sexualidad y relaciones. Educadora sexual. Trabajando tanto en clínica privada como en formaciones y talleres de temáticas diversas. Además, cuenta con amplia experiencia en los medios de comunicación con su programa 69 raons en la televisión valenciana àpunt mèdia. También es experta en igualdad de género y promueve la igualdad en todos sus ámbitos de trabajo.

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