Parece una obviedad, pero a veces hace falta oírlo de la boca de otra persona para ser realmente conscientes: SÍ, LOS HIJOS NOS CAMBIAN LA VIDA. Y no solo eso, cuando tenemos hijos también cambia nuestra relación de pareja (si decidimos emprender este proyecto en conjunto, obviamente).
Sobre este tema tan importante nos habló el psicólogo Alberto Soler en nuestro evento de València, repasando los ámbitos de nuestra vida y nuestra pareja que se ven alterados al ampliar la familia y dándonos consejos para aplicar en nuestro día a día.
La metáfora del río en la paternidad
Alberto Soler utilizó la imagen de un río como metáfora de lo que ocurre en las relaciones de pareja cuando tienen hijos, haciendo alusión a la reflexión filosófica de que “no te puedes bañar dos veces en el mismo río, porque una vez que vuelves al río, el agua ha cambiado y tú ya no eres el mismo”.
Alberto nos contó que esto mismo pasa con la pareja cuando se tienen hijos, “la pareja que entra en la crianza es muy distinta de la pareja que sale de la crianza”. “Es como las temporadas de una serie, los personajes son los mismos, pero las tramas, en cada una de las temporadas, van siendo distintas”, afirmó el psicólogo.
Además, también hizo hincapié en que, cuando decidimos emprender el proyecto que supone la parentalidad junto a otra persona, es completamente necesario contar con el apoyo, la presencia y la complicidad de la pareja. Estos factores son indispensables para que este proyecto sea satisfactorio, pues no podemos olvidar que se trata de un proyecto conjunto.
La dificultad de tener hijos hoy en día
A priori podríamos afirmar que no es más difícil tener hijos hoy en día que en el pasado, sobre todo en términos de mortalidad infantil y avances sanitarios. Sin embargo, siguen existiendo obstáculos que nos afectan a la hora de ampliar la familia, como nos comentó Alberto Soler en su ponencia.
Para empezar, las estadísticas muestran que “de manera incesante disminuye el número de hijos por mujer con respecto a las generaciones anteriores, mientras que aumentan las mujeres que no quieren tener hijos”. A esto se le suma, además, el retraso de la edad a la que tenemos hijos, que en España se sitúa en una edad media de 30,5 años.
Este retraso obedece a la dificultad de reunir las condiciones familiares y materiales que hagan viable la maternidad. Una dificultad que obliga a retrasar la decisión hacia edades en las que la fertilidad entra en rendimientos decrecientes, truncando los proyectos reproductivos de mujeres y hombres.
Alberto Soler mencionó las principales dificultades que contribuyen a reunir las condiciones familiares y materiales idóneas:
- Desempleo
- Trabajo precario
- Acceso a la vivienda
- Consolidación laboral
- Largas jornadas de trabajo
- Bajos salarios
- Escasas políticas públicas
Sin embargo, Alberto también quiso apuntar algo muy importante: estas dificultades se acentúan en el caso de las mujeres, que son las principales perjudicadas por los obstáculos mencionados: “La maternidad tiene un peso social muy importante especialmente sobre las mujeres”. Hay dos factores principales que diferencian la maternidad hoy en día de lo que ocurría generaciones atrás:
- Las familias crían y educan a sus hijos desde el aislamiento. Esto es una anomalía histórica. Durante el embarazo, todo son cuidados, preocupaciones, prevención… pero, una vez nace el bebé, y el padre vuelve al trabajo, “llega un momento en el que la sociedad en su conjunto se olvida de la madre”. Esto es distinto a lo que pasaba en el pasado porque antes se educaba en grupo: en el barrio, la ciudad, la familia. Ahora, desde los años 60, cada vez estamos más aislados, sobre todo las mujeres.
- La transformación de los clásicos roles de género asociados al padre y a la madre. En este sentido, Alberto aseguró que nos faltan referentes. “Nos faltan referentes para lograr una mayor igualdad en las labores domésticas, en el cuidado de los hijos. Porque hoy en día la mujer no solo cuida, sino que también trabaja. Y el padre, el hombre, no solamente trabaja, sino que también cuida. O debería cuidar”.
“Nos faltan referentes para lograr una mayor igualdad en las labores domésticas, en el cuidado de los hijos”.
“A mí tener hijos no me va a cambiar”
Alberto Soler no solo apunta que esta es una frase que no se cumple, sino que afirma, además, que “tener hijos DEBERÍA cambiarte, porque de lo contrario, algo no estamos haciendo bien”. El psicólogo nos contó que a él le gusta ilustrar esta situación con tres macetas: “Una maceta sería nuestra vida personal, otra maceta sería la relación de pareja y la otra todo lo relacionado con la crianza y educación de los hijos. Tenemos tres macetas, pero solo tenemos una regadera. Si nos olvidamos de regar una de ellas, esa planta se muere. Entonces, tenemos una sola regadera para repartir entre las tres: va a haber momentos en que la una de las macetas va a necesitar más que las demás, pero no podemos olvidar regarlas todas”.
Si queréis saber más sobre este tema y conocer los consejos que nos da Alberto Soler para asumir y adaptarnos a la paternidad dentro de una relación de pareja, no os perdáis su ponencia completa. Aquí os la dejamos para que podáis tomar nota. ¡Que la disfrutéis!