La nomofobia es el término que define el miedo irracional a no disponer del teléfono móvil o a no tener acceso al mismo (no-mobile-phone-phobia). Sus efectos suelen notarse especialmente en situaciones en las que una persona sale de casa sin el móvil porque se le ha olvidado, o se le rompe y no puede utilizarlo durante un periodo determinado de tiempo, por ejemplo.
Como apunta la Agencia EFE (EFEsalud), “las fobias son una manifestación de nuestros conflictos internos expresados a través de algún tipo de miedo o angustia”. Así pues, con el desarrollo y normalización del uso de las nuevas tecnologías en nuestro día a día, no es de extrañar que surjan nuevos conceptos que definan los efectos adversos que se derivan del uso extremo de las mismas.
Nomofobia y adolescentes: atentos a las señales
El uso (o, mejor dicho, el mal uso) que hacen nuestros hijos e hijas de los dispositivos electrónicos nos preocupa mucho, sobre todo porque no podemos controlar todo lo que hacen nuestros hijos en la red, y muchas veces incluso ni siquiera sabemos realmente cuánto tiempo pasan conectados.
Además, es muy importante que tengamos en cuenta que, como apunta la psiquiatra y escritora Marian Rojas, “todo niño tiene en su infancia o adolescencia un momento en el que tiene una crisis personal, y en ese momento la vida no te llena y tu cerebro busca una vía de escape. Esta vía de escape es muy importante, porque cuando crecemos nuestro cerebro recuerda la vía de escape que utilizaba en la infancia, si es el alcohol, las drogas, las redes sociales … por eso, cuando hay una adicción durante la juventud, el cerebro te la recuerda durante toda la vida”.
Por eso es importante que sepamos cuáles son las señales de la nomofobia para que, en caso de detectarlos en nuestros hijos, podamos actuar al respecto:
- Sensación de ansiedad cuando no dispone de su Smartphone
- Irritabilidad
- Taquicardias
- Somatización: dolor de cabeza, estómago…
- Mira constantemente su móvil para ver si ha recibido algún mensaje
- Roba horas al sueño para sumergirse en las redes sociales
- No quiere ir a ningún sitio en el que no haya cobertura
- No apaga el móvil en ningún momento
- Siempre está pendiente de localizar un enchufe que le permita recargar la batería
- Abandonar parte de sus responsabilidades
- Cambios de humor
- Aumento de secretismo cuando estaba con el móvil aumentando las mentiras
- Falta de comunicación
- Aislamiento
- Trastornos del sueño
- Conflictos en casa
- Utilización constante del móvil
- Dejadez en cuanto a cuidados personales, tanto de higiene como en la alimentación
Uso del móvil durante la pandemia
Ahora mismo, una de las preocupaciones que rondan las cabezas de madres y padres es qué hacer respecto al uso que hemos permitido que hagan nuestros hijos de las tecnologías durante la pandemia.
Por una parte, somos conscientes de que no debemos dejarles hacer un uso excesivo de los dispositivos electrónicos, y no solo por la nomofobia, sino por todas las consecuencias negativas que sabemos que se pueden derivar. Pero, por otro lado, también nos sentimos mal si les privamos de su “pasatiempo” favorito en estos momentos en los que sabemos que su vida social se ha visto bastante reducida. Además, también somos conscientes de que para ellos las redes sociales y dispositivos electrónicos son su ventana al mundo, su forma de socializar y mantenerse informados.
Respecto a este tema, el psicólogo Rafa Guerrero apunta que “tenemos que tener en cuenta que tanto los niños como nosotros, los adultos, necesitamos tener esa esa parte social”, por lo que sería entendible permitirles un uso de estos dispositivos bajo un control un poco más relajado que el habitual. Sin embargo, también es importante hacer hincapié en que, como señala el psicólogo, mantengamos ciertas rutinas (de sueño, de actividades, de horarios…) y eso también incluye el uso que hacen nuestros hijos (y también nosotros) de las tecnologías.
Una opción interesante podría ser elaborar una especie de “contrato” estableciendo una serie de condiciones de uso de los distintos dispositivos electrónicos durante la etapa de cuarentena. Como nos aconseja Rafa Guerrero, estas condiciones pueden estar marcadas por los padres si se trata de niños más pequeños o pueden establecerse tras consenso si se trata de niños más mayores o adolescentes.
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