Justo antes de que pasara todo esto, mi marido y yo estábamos contemplando la posibilidad de divorciarnos. En los últimos meses no han parado de sucederse las discusiones y los problemas entre nosotros, lo que nos llevó hace unas semanas a parar, hablar y decidir si lo mejor para nuestra hija y, por supuesto, para nosotros, era separarnos.
Entonces ocurrió todo esto y nos quedamos atrapados en la casa en la que llevamos viviendo juntos los últimos diez años y que nos ha visto formar nuestra pequeña familia. Atrapados con muchos frentes abiertos, discusiones inacabadas y decisiones por tomar.
Si mi madre siguiera viva estoy segura de que me diría que esto es una oportunidad que nos da la vida para arreglar lo nuestro (le pirraban las telenovelas y libros de romances). Pero yo no sé si quiero arreglarlo. Yo estaba muy convencida de que había llegado la hora de abrir un nuevo capítulo en nuestras vidas, pero la vulnerabilidad y el miedo que inundan mis días desde que empezó el confinamiento me están haciendo dudar.
Soy consciente de que ahora mismo tengo que pensar en el bienestar de mi hija y en el mío propio, y eso pasa por asumir que, cuando acabe todo esto, también acabará mi matrimonio. Y eso también me da mucho miedo.
Pero ahora más que nunca toca ser valientes, toca resistir y, luego, cuando volvamos a la normalidad, tocará también empezar una nueva vida. Quién sabe lo que el futuro nos depara…
Cuéntanos tu historia y así elaboraremos todos juntos un diario de confinamiento con niños en el que podamos compartir nuestro día a día. Escríbenos a: info@gestionandohijos.com.
