Ser madre o padre no es fácil. Y con esto no estoy descubriéndole nada a nadie. Pero si en estos años he comprobado mi premisa inicial de primera mano, ahora que estamos confinados todo se ha magnificado.
Antes tenía que llevarlos al colegio, hablar con sus profesores e ir a las reuniones, recogerlos, hacerles la merienda, llevarles al médico, estar pendiente de que cumplen con sus tareas, ducharles, acostarles… y todo la lista inacabable de tareas que todos los padres asumimos desde que nos enteramos de que vamos a tener hijos.
Ahora, en cambio, no solo soy madre, también me toca ejercer de profesora, animadora de tardes, organizadora de eventos (en casa), psicóloga… todo eso combinado con el teletrabajo, mis propias preocupaciones y las altas exigencias que me pongo a mí misma al ver la gran cantidad de actividades que hace todo el mundo y que yo, solo de verles por redes sociales, ya me agoto.
Encontrarse a una misma, dicen…
Aprovechar las horas muertas, dicen…
Sin embargo, sí que tengo que reconocer que estoy aprendiendo muchísimo en distintos aspectos:
- Que no se me da tan mal organizar actividades divertidas para entretener a mis hijos. Yo que pensaba que la imaginación se acababa cuando empezabas a ser adulto… ¡Pues parece ser que no!
- Que ellos están muy concienciados con lo que está ocurriendo y están mostrando una tremenda responsabilidad con todo este asunto, cosa en lo que me alegra pensar que he tenido algo que ver.
- Que si yo tengo complicaciones para ayudarles con los deberes, explicarles sus materias e intentar que estén concentrados en sus tareas más de 5 minutos, ¡ni me imagino cómo lo harán los profesores con 30 niños en clase!
- Que yo podré enseñarles cosas, pero que ellos me enseñan a mí mucho más, y eso no tiene precio.
- Que se puede aprender (y enseñar), muchísimo más de lo que hubiera pensado, jugando con ellos -y encima llego tan cansada a la noche que incluso estoy durmiendo mejor-.
Y ahora, después de escribir esto, me voy a repasar con mis niños los ríos y sus respectivos afluentes, que ni fui capaz de aprenderme de pequeña, ni creo que logre recordarlos cuando me acueste esta noche. ¡Deseadme suerte!
Cuéntanos tu historia y así elaboraremos todos juntos un diario de confinamiento con niños en el que podamos compartir nuestro día a día. Escríbenos a: info@gestionandohijos.com.
