Tenemos que enseñar a nuestros hijos a ser solidarios y buenas personas no solo en Navidad, sino todo el año. Durante la Navidad es como si todos nos volviésemos más solidarios: participamos en mercados con fines benéficos, aportamos nuestro granito de arena a los bancos de alimentos, aumentan las donaciones a ONGs… En este periodo todos somos testigos de innumerables iniciativas de solidaridad, pero, ¿por qué no somos solidarios todo el año? ¿Por qué no prolongamos este espíritu navideño?
Ahora que estas fiestas han terminado, es importante “inculcarles desde pequeños valores como la tolerancia, la empatía, el respeto, la generosidad y la gratitud, entre otros”, indica Geny Diego, que es coach especializada en adolescentes y familias, y educadora certificada en Disciplina Positiva en familias. Además, añade que nuestros hijos “nos observan constantemente, nos escuchan y nos imitan, de modo que aprenden de nosotros cada vez que somos amables, que damos las gracias, que respetamos la opinión de la otra persona, cada vez que nos disculpamos con alguien…”. Por ello, tenemos que tener presente que somos un claro ejemplo a seguir para ellos y, por tanto, es esencial que seamos los primeros en llevar a cabo buenas acciones dirigidas a ser buenas personas en situaciones cotidianas del día a día, puesto que repercutirá positivamente en nuestro bienestar general.
¿Por qué es importante que nuestros hijos aprendan a ser solidarios desde pequeños?
El valor de la solidaridad enseña a los niños a trabajar en equipo, a compartir, ceder, respetar y convivir con otras personas, evitando el individualismo y el egoísmo. Asimismo, “cuando somos solidarios y compartimos algo con otros mejora nuestra salud mental. Estamos enseñando a nuestros hijos a ponerse en el lugar del otro y a intentar, de alguna forma, cambiar esa situación que nos puede parecer injusta. Cuando nuestros hijos son solidarios están desarrollando a la vez la empatía, reconocen las carencias y necesidades de otros, y se activa en ellos la capacidad de querer intervenir para mejorar esa situación”, asegura Geny Diego y nos aconseja que “podemos fomentar la empatía y la solidaridad a través del juego, que es como ellos mejor aprenden, o comentando situaciones que puedan aparecer en un cuento o en una película que estemos viendo con ellos. Les podemos preguntar ¿cómo crees que se ha sentido el protagonista?, ¿Cómo te hubieses sentido tú? También podemos empezar nosotros diciendo cómo nos hubiésemos sentido o qué habríamos hecho en su lugar.
“Cuando somos solidarios y compartimos algo con otros mejora nuestra salud mental” Geny Diego
Tres juegos y tres cuentos para enseñar solidaridad y empatía a nuestros hijos
Como padres, una de las cosas más complicadas que podemos enseñar son los valores como la solidaridad o la empatía. Una manera fácil de hacerlo, como la experta Diego nos recomienda, puede ser a través de los juegos, pues de otra forma puede resultar complejo de explicar y difícil de interiorizar. “Los juegos cooperativos son mucho más recomendables que los juegos competitivos. En los juegos cooperativos el grupo tiene que resolver una adivinanza, encontrar algo mediante pistas, pintar algo juntos hasta obtener un dibujo determinado o encontrar un objeto escondido. No consiste en competir, sino en cooperar, en fomentar el compañerismo y en colaborar entre todos para conseguir una meta común. De modo que, al jugar para resolver algo o pintar juntos como grupo, trabajan juntos y se apoyan entre ellos”, explica.
A continuación, sugerimos varios juegos y cuentos que podemos poner en práctica con nuestros hijos.
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El Mbube
‘Mbube’ es una de las palabras zulúes y significa “león”. En este juego, originario de Lesotho y Sudáfrica, el león busca localizar y capturar al impala. Todos los niños y niñas se ponen en círculo y dos de ellos, con los ojos vendados, se quedan en el centro, uno en el rol de león y el otro con el de impala. Los compañeros y compañeras alrededor del círculo tendrán que guiar al león para que atrape al impala (o al impala para que se escape del león) gritando ¡mbube! ¡mbube! de forma más rápida cuando está cerca y más despacio cuando está lejos. Si después de un minuto el león no ha atrapado al impala es sustituido por un nuevo jugador o jugadora, y lo mismo ocurre con el impala. Pueden jugar niños y niñas de todas las edades.
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Caretas y emociones
Con esta actividad fomentamos la empatía, la capacidad de poder comprender a los demás y ponerse en su lugar. Ideal para niños y niñas de entre 3 y 6 años. Consiste en pintar caras que expresen emociones de alegría, tristeza, enfado, miedo, etc. Proporcionaremos a los niños fichas con caras en blanco y con ellos haremos una cara alegre, una triste, una con miedo, con sorpresa, enfadada… Después pensaremos con ellos situaciones en las que las personas sintamos cada tipo de emoción. Para niños y niñas de entre 6 y 12 años podemos variar un poco la actividad y utilizar caretas con diferentes expresiones emocionales, una con cara sonriente, otra triste, enfadada, sorprendida… Los niños y niñas se pondrán las caretas y representarán la emoción que muestra la cara, pidiéndoles también que expliquen por qué se sienten así.
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Aventura en el desierto
Este juego es para niños y niñas más mayores, de 12 a 16 años. Invita a reflexionar sobre el consumo responsable y sirve para aprender a distinguir entre las necesidades básicas y las creadas. En él, los jugadores deben elegir qué cosas necesitarían para sobrevivir en el desierto. Ponen en común con los demás los productos que cada uno ha seleccionado y explican su elección. Entre todos deberán llegar a un consenso de cuáles de esas cosas llevarían a su aventura en el desierto, pudiendo llevar un total de 10.
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Hace frío
Con este cuento, que trata de una solidaria familia de ardillas, es una buena forma de hablar con nuestros hijos sobre el significado y la importancia del valor de la solidaridad.
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El sapito y la luna
Te invitamos a leer este precioso cuento infantil que trata sobre la bondad, la solidaridad y la importancia de ayudar a los demás para que puedan cumplir sus sueños.
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El día de la solidaridad
Esta fábula moderna para niños pretende enseñar a nuestros hijos lo bien que podemos pasarlo cuando todos nos ayudamos mutuamente.
En definitiva, ¿por qué no revisamos nuestro concepto personal de solidaridad y lo incluimos en nuestra vida en las revisiones e intenciones para este nuevo año?