Más de ocho millones de alumnos comienzan a partir de esta semana un nuevo curso escolar. Seguramente, el curso escolar más “raro” que hayan iniciado nunca. Con nuevas reglas: no podrán darse abrazos, ni jugar al balón, ni compartir el bocadillo en el recreo…. Y a la mochila, tendrán que añadir un nuevo complemento imprescindible: la mascarilla.
Sin embargo, hay algo que no cambia, y que este año es más necesario que nunca: la necesidad que tenemos madres/padres y docentes de hacer un buen equipo educativo.
Como decía el periodista Carles Capdevila, “si voy a dejar a mis hijos ocho horas con una persona, lo lógico es que confíe en ella”. Sin embargo, a menudo la relación familia-escuela no se basa en la confianza, sino todo lo contrario. Para la pedagoga, Eva Bach, lo fundamental es que “los adultos responsables de su educación confiemos unos en otros, nos validemos y nos respetemos, aunque a veces discrepemos”.
Y este año, con todo lo que nos viene encima, es más necesario que nunca que entremos al campo de juego como un verdadero equipo, teniendo muy claro que debemos marcar en la misma portería.
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Claves para hacer un verdadero equipo educativo con los docentes
- Pensemos en nuestro hijo o hija. Él va a ser el verdadero beneficiado o perjudicado de la relación que establezcamos con sus docentes. Somos como un matrimonio, si nos llevamos bien, nuestros hijos estarán bien. En este sentido, transmitir una imagen positiva del profesor a nuestros hijos es fundamental. Las discrepancias que tengamos con ellos deberíamos resolverlas en privado, nunca haciendo partícipes a nuestros hijos de ellas.
- Convirtamos la queja en propuesta. No es malo que tengamos ideas propias o que discrepemos ante un comportamiento de la profesora o profesor de nuestros hijos, pero si no transmitimos estas opiniones a los profesores, si no lo convertimos en propuestas, no servirán de nada. Antes de emitir una queja, intentemos convertirla en una propuesta.
- Comunicación directa. Las notitas en la agenda están bien para cosas puntuales pero conocer cara a cara a las personas que comparten contigo la educación de tus hijos es fundamental. Además, muchas veces de forma escrita se malinterpretan los mensajes. Asistir a las reuniones y pedir una tutoría cuando nos preocupa especialmente algo es básico para fomentar la cooperación y fortalecer la educación de nuestro hijo.
- Nosotros también somos parte de la escuela. Si entendemos que nosotros somos parte de la comunidad educativa y sentimos la escuela como algo nuestro y no ajeno, entenderemos que podemos aportar muchas cosas. Participar en la escuela de tus hijos es un muy buen punto de partida para cooperar con los docentes y mejorar la confianza y la relación con ellos.
- Empatía. Este curso, más que ningún otro, tenemos que ponernos en el lugar de los docentes. Para ellos también es una situación novedosa. Ellos también tienen miedo al contagio, a no ser capaces de evitar el de nuestros hijos, a que la situación les desborde… Durante el confinamiento hicieron un esfuerzo enorme para llevar las clases a la pantalla de un ordenador y, ahora, siguen haciéndolo para ayudar a que la escuela sea un lugar seguro.
Este mensaje, que repetimos cada inicio de curso, es nuestra particular forma de rendir homenaje al gran Carles Capdevila, que en uno de nuestros eventos dio una maravillosa charla precisamente sobre esto, sobre la necesidad que tenemos las madres y padres de hacer equipo con los docentes.
Siempre es un lujo escucharla, aunque hayan pasado 4 años desde que la diera. ¡Que la disfrutéis!
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