Aviso a los papás: ¡Sed tiernos!

La ternura es una palabra que engloba dulzura, afecto, respeto, cuidado, cariño, calor, protección y consuelo. Nuestros hijos la necesitan, también de sus padres.

Hace unos días estuve discretamente observando a un papá sosteniendo a una niñita de unos tres años en sus robustos brazos. La niña tenía la mirada serena, tranquila y lo abrazaba con sus pequeñas manitas jugando con su nuca. Una imagen preciosa y muy tierna. Era un abrazo sentido, de esos en los que te sientes sentido y sientes al otro. Ella se sentía protegida, y no me refiero físicamente que también, sino protegida emocionalmente.

La ternura es una palabra que engloba dulzura, afecto, respeto, cuidado, cariño, calor, protección y consuelo. ¡Cuántas cosas! Es una emoción que nos humaniza plenamente. No debería confundirse con una conducta afectada o teatralizada ni asimilarse a un sentimentalismo débil y cursi. ¡Qué injusto es desacreditarla de ese modo! Tampoco debería sustraérsela a los hombres. Es un delito robársela y circunscribirla exclusivamente al mundo femenino. Ser tierno es ser delicado, suave, respetuoso,  empático, amoroso, cálido…. Todo esto es propio de “lo humano” y, por tanto, los hombres valientes, aquellos que se atreven a abrir su corazón y hablar desde allí, son hombres tiernos. A todos los papás ¡Les invito a vivir sin complejos la ternura con sus hijos!

Los humanos necesitamos ternura. Lo que somos depende en gran medida de la ternura que los demás han tenido con nosotros. Lejos de expresar debilidad y pequeñez nos humaniza. Cuando existe ternura no hay relaciones instrumentales, ni intereses ocultos. Te cuido, te respeto, te protejo, te sostengo, te procuro seguridad porque te quiero y no busco nada a cambio. Sugiere cuidado, protección y ayuda porque deseo tu bien. ¡Qué más podemos ofrecer a nuestros hijos! En las relaciones paterno filiales es vital, alimenta el alma y crea apego fortaleciendo el vínculo. CREA CONEXIÓN.

¡Papá, mamá, tus hijos te imploran ternura y contacto físico!

Tus hijos adolescentes también lo piden aunque les cueste reconocerlo, un abrazo profundo puede sintetizar muchas cosas. Puede significar: Hijo, te quiero mucho aunque estemos enfadados”, “Te has equivocado y, aún así, estoy contigo”,  “Lo siento y te sostengo porque te quiero incondicionalmente”, “Comparto tu alegría y estoy orgulloso de ti”, “¡Qué contento estoy!”, “Te perdono”. La ternura se da también en los silencios, en las palabras susurradas que te alientan: “Hijo tu puedes”, “Estoy contigo, lo vas a conseguir”, “Estoy aquí si me necesitas”. En los gestos, en las miradas de complicidad que te dicen: “No te preocupes, todo saldrá bien”, “Estoy aquí para echarte una mano, entre todos saldremos de esta situación”, “Te quiero cuidar y puedes apoyarte en mi”. La encontramos en las sonrisas amplias y alegres que te muestran la alegría de compartir. Sonrisas que te dicen: ¡Cómo te quiero!”, “Te quiero simplemente por ser quien eres”. La ternura está en las caricias que te reconfortan, te curan y te valoran. Cuando eres tierno ante todo respetas, valoras, reconoces y amas.

Imagen: Big Hug. Fuente: Photosavvy/Flickr.

 

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María Ángeles Jové Pons

Soy experta en coaching para padres y para la maternidad, formada en la Escuela Europea de Coaching. Co-fundadora de Coaching para Padres AEIOU (http://www.coachingpadresaeiou.com/). He sido profesora universitaria. Algunos de sus libros: “Educar es emocionar”.

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