Las discusiones entre padres e hijos son una parte normal del crecimiento y la convivencia familiar, especialmente durante las vacaciones, que es cuando compartimos más tiempo juntos. Es común que surjan diferencias de opinión, comportamientos desafiantes y situaciones que nos llevan a enfrentar conflictos en la convivencia familiar.
Sin embargo, es esencial abordar estos desafíos de manera positiva y constructiva, promoviendo una relación basada en el respeto y la comunicación, para fortalecer el vínculo familiar. A continuación, la psicóloga Adriana Díaz nos da varias tácticas para resolver los problemas con nuestros hijos de manera positiva y así mantener una relación sana con ellos.
Estrategias para una resolución de conflictos eficaz
-
Mantener la calma
Durante cualquier discusión, es fundamental que intentemos estar lo más relajados posible y evitemos reacciones impulsivas. Para ello, podemos “respirar profundamente, caminar o simplemente retirarnos de la escena”, nos sugiere la psicóloga. Asimismo, añade que “tenemos que hacer lo que esté en nuestras manos para que nuestros hijos también estén calmados”.
-
Pensar en positivo
“Cambiemos nuestros pensamientos para alcanzar sentimientos que nos inciten a la conciliación, al respeto y a la generosidad, porque si afrontamos el conflicto desde el resentimiento, la ira o la indignación no obtendremos el mismo resultado”, asegura la experta.
-
Escuchar de manera activa
Escuchémosles con atención, mostrando interés por sus sentimientos y perspectivas, y permitamos que se expresen libremente. “Validemos sus emociones, aunque no las comprendamos, y ayudémosles a indagar qué pensamientos hay detrás de esa emoción”, insiste Díaz.
Escucharles activamente no solo fortalece su autoestima, sino también nos ayuda a entender mejor sus preocupaciones y necesidades.
-
Fomentar el diálogo respetuoso
Cuando llegue el momento de expresar nuestros puntos de vista, asegurémonos de hacerlo de forma respetuosa y asertiva. Evitemos utilizar un tono acusatorio o crítico y, en su lugar, empleemos un lenguaje constructivo que fomente la empatía y la comprensión mutua.
-
Establecer acuerdos
Intentemos buscar un equilibrio entre los deseos individuales y las necesidades de la familia en general. “Cada parte debe comunicar a la otra a qué se compromete”, explica la experta.
-
Hacer seguimiento de los acuerdos
“Pensemos que lo más común es que nuestro hijo no lo haga bien a la primera, ¿acaso nosotros como padres lo hacemos todo bien desde el primer momento? Nuestro hijo está aprendiendo y nos necesita a su lado”, afirma la especialista.
-
Establecer límites y normas claras
Muchos conflictos pueden surgir por diferencias en cuanto a las expectativas y los límites impuestos en casa. Por eso, tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos entiendan las normas y los límites adecuados a su edad. Además, es importante que les expliquemos las razones detrás de las reglas.
-
Buscar soluciones conjuntas
En lugar de imponer una solución unilateral, invitemos a nuestros hijos a participar en la búsqueda de soluciones conjuntas. Animémosles a expresar sus ideas y opiniones mientras trabajamos juntos para encontrar una alternativa que satisfaga a ambas partes. Esto no solo desarrolla habilidades de resolución de problemas, sino que también les enseña a tomar responsabilidad por sus acciones.