Volvemos con las frases prohibidas y hoy hablamos de una sensación que a veces nos aborda (y desborda) a padres y madres: la desesperación por los constantes conflictos con nuestros hijos e hijas, la resignación porque no encontramos cómo mejorar nuestra relación o nuestra gestión de estos conflictos, la idea de que educar es muy complicado y no estamos a la altura.
Es muy normal y habitual sentirse así como padres y madres, porque, ya lo sabemos, educar no es tarea fácil. Pero queremos alimentar el optimismo, la esperanza y la motivación: se pueden cambiar las cosas, se puede mejorar, se pueden replantear los problemas y, además, tenemos lo más importante: queremos a nuestros hijos con locura.
Maite y Luis son madres de un niño de seis años, Tomás, y una de diez años, Lucía. Los conflictos con sus hijos son bastante frecuentes por las tardes: del cole, salen corriendo a las extraescolares que han elegido, luego llegan a casa y discuten por las tareas escolares que deben llevar hechas los niños al día siguiente, luego se duchan, cenan y ya no hay tiempo para mucho más. Todas estas rutinas están aderezadas con prisas, discusiones por no querer hacer las cosas, cansancio de todos y pocos momentos relajados y de comunicación familiar real.
Cuando los niños se acuestan, Maite y Luis se dan cuenta de que apenas han hablado con sus hijos con calma, que, a pesar de habérselo propuesto, han recurrido otra vez a los gritos en medio de acaloradas discusiones por los deberes, por la ducha o por una cena que no era del agrado de los dos niños. También reparan en que, otra vez, no ha habido tiempo para leer juntos, un momento tranquilo que los cuatro disfrutan mucho, ni para un momento de juegos.
Y, finalmente, se preguntan si hoy se han reído con sus hijos. Sospechan que no, que no ha sido así. Estos dos padres, comprometidos y con muchas ganas de mejorar, son muy conscientes de que, tal como nos contó Fernando Botella en su ponencia sobre el talento, “un día sin risa es un día perdido”. De modo que se van a la cama agotados, con un amargo regusto a desesperación y resignación, y con pesimismo. Les cuesta incluso poner palabras a tamaña desesperación. Si pudieran expresarla, si la analizaran, seguramente confesarían que piensan:
“Así no se puede. No sabemos cómo cambiar esto, pero ser padres es muy difícil y creemos que lo estamos haciendo mal. Y todos los libros que hemos leído, todos los artículos que hemos consultado, todos los cambios que hemos intentado aplicar no nos funcionan. Volvemos a las prisas, al estrés, al piloto automático. Y así malgastamos un día, y otro, y otro. Y esto es como una gran bola de nieve que va rodando cuesta abajo, no se puede parar y no hace más que crecer”.
Todos y todas sabemos que pasar de la teoría a la práctica no es un paso tan automático como nos gustaría. Pero también sabemos que un buen paseo solo se puede dar pasito a pasito. Y que es más fácil pensar en un camino largo si lo dividimos en pasitos pequeños. ¿Por qué no plantear pequeños cambios como buscar cinco minutos para contarnos qué tal el día? ¿O recurrir al humor para afrontar las tan tediosas rutinas del día –ya nos dijo Carlos Capdevila que “es importante que nos levantemos por la mañana diciendo: “Esto es muy difícil pero vamos a divertirnos”-? ¿U organizar una especie de asamblea familiar para analizar por qué el día a día es tan estresante, cómo nos sentimos ante esto y qué necesitamos cambiar para sentirnos mejor?
Claro, Luis y Maite podrán decir que el día a día no les deja tiempo ni espacio ni perspectiva para analizar la situación y pensar futuros cambios. Por eso, quizá sea necesario, como nos decía Fernando Botella, “de vez en cuando, en todo en la vida, también como padres y como madres, tenemos que pararnos para poder hacer después las cosas dándonos el permiso para que sean diferentes”.
Precisamente esa parada para pensar, esa distancia, ese tiempo, esa perspectiva, es lo que queremos ofreceros durante la Semana Gestionando Hijos, que celebraremos del 6 al 12 de diciembre, con talleres y un encuentro final con grandes ponentes. Los talleres, como sabéis, son gratuitos. Lucía Galán (Lucía, mi pediatra), Javier Urra, María Jesús Álava Reyes, Silvia Álava Sordo, María Soto (EducaBonito) y Raquel de Diego (Conciliafam) abordarán la educación para la salud, la tiranía de nuestros hijos, cómo educar en solitario, las bases para educar en los primeros años de vida, la paciencia y la gestión de conflictos.
El 12 de diciembre, Javier Urra, el primer Defensor del Menor, Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres , Carles Capdevila, que nos divirtió con su ponencia viral sobre educar con humor, Carmen Cabestany, profesora y secretaria del la Asociación No al Acoso Escolar, Gregorio Luri, filósofo y autor de Mejor educados, Heike Freire, experta en innovación educativa, Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y Fernando Botella, experto en talento, nos brindarán grandes ideas educativas. Para más información sobre la Semana Gestionando Hijos, visita nuestra web.