Hace unos días leía un interesante artículo (podéis leerlo aquí) donde la profesora Laura Cuesta opinaba sobre la efectividad de la app Cartera Digital y sus efectos reales en la protección de los menores ante contenidos pornográficos en la red y me gustaría realizar algunas reflexiones.
Hace más de 10 años acuñamos un término aparentemente inocente pero que, por lo que veo, está causando más estragos de lo que se pensaba en el ámbito de la protección de menores en la red, en paralelo a otro concepto que cada vez tiene más detractores, el de “nativos digitales”.
Los trabajos para impulsar actuaciones normativas que lleven a prevenir el ciberacoso y todas las nuevas formas de violencia digital entre iguales hicieron que nos recorriéramos el Congreso, el Senado y diferentes consejerías y direcciones públicas, donde tuvimos la ocasión de charlar y debatir con diputados, senadores, algún que otro ministro y/o secretario de estado, así como consejeros y directores generales y no generales.
Fue en esos momentos cuando, preguntados en alguna entrevista que nos hicieron en la universidad, expresamos que lo que menos nos gustó fue encontrarnos con un montón de “expertos instantáneos”, es decir, responsables legislativos y administrativos que por razón de su nombramiento eran automáticamente considerados “expertos en seguridad y protección de menores en la red”, cuando curiosamente a los dos minutos de hablar con ellos intuíamos que no acababan de comprender lo que les contábamos, llegando incluso a darse bastantes casos en los que el interlocutor acababa reconociendo abiertamente su desconocimiento.
Porque estos señores y señoras que fruncían el ceño cuando pronunciabas un palabro como self-harm son los que, durante estos 10 años, han pasado de las alertas que les lanzábamos sobre pantallas y menores (“ya van los policías a dar charlas”, nos decían ) y ahora, deprisa y corriendo, van a promulgar una Ley sobre protección digital del menor y un wallet que parece sacado de un guion distópico de los que ha desechado Netflix.
Un experto instantáneo es aquella persona que, sin tener experiencia ni cualificación previa en la protección de menores en la red, asume una posición de autoridad o influencia sobre las políticas y medidas que afectan a la seguridad y el bienestar de los niño/as y adolescentes en el entorno digital. Puede basarse en opiniones personales, prejuicios o intereses particulares, ignorando la evidencia científica, las buenas prácticas y las recomendaciones de los profesionales y expertos reales en el campo de la protección de menores en la red.
De acuerdo con la información publicada, cierto es que se ha nombrado un grupo de 50 expertos que deben asesorar a la ministra Rego y al ministro Escrivá, por lo que tendremos que confiar en que ese asesoramiento no se quede en papel mojado, aunque nos llaman poderosamente la atención dos datos:
- Sólo quedan dos o tres profesionales de los grupos de expertos que asesoraron al Congreso y al Senado en las comisiones constituidas allá por el año 2015
- No existe representación alguna de los mayores expertos que hay ahora mismo en violencia infanto- juvenil digital: los menores
Y ¿por qué digo esto?
Pues porque si esto hubiera sido así, el Sr Ministro/a habría tenido conocimiento de la realidad de la violencia sexual digital entre niños, niñas y adolescentes, sabría que 3 de cada cuatro menores se han visto envueltos en este tipo de situaciones, sabría que el 29,5% de estos menores necesitó algún tipo de tratamiento psicológico y, por tanto, nos encontramos ante un enorme problema de salud pública, y sabría que más del 75 % no se lo contó a sus progenitores.
Y, lo que es más importante, sabría que este nuevo wallet digital no va a aportar ningún tipo de solución a esta monumental pandemia digital porque se habría leído el estudio que acaba de publicar Fundación Mutua Madrileña elaborado en colaboración con el equipo Mujer-Menor de la Guardia Civil y sabría, en consecuencia, que un sticker en Zangi es mil veces más pernicioso que el acceso temprano a las webs de contenidos de adultos alojadas en España. (no se preocupen, vayan a preguntar, aunque mejor pregunten a un menor, se aprende el doble)
Dejamos para otro día al sarpullido que puede dar al ciudadano español mayor de edad saber que los tokens del wallet van a ser administrados y/o conocidos por determinados responsables públicos justo al tiempo que brotan las noticias de las múltiples consultas que responsables policiales realizaron de datos e información personal de “determinados políticos”.
Atentos al siguiente capítulo….