El apego no es solo cosa de niños

Eso es lo que le sucede al bebé desde que nace y comienza a generar ese vínculo de apego que, en general, sucede con su mamá y/o papá, quienes cumplen una doble función ya que, sientan las bases en la cual el niño o la niña puede alejarse para explorar el mundo y, a su vez, son el lugar seguro, de refugio al cual volver cuando lo crean necesario. 

Generalmente es normal que haya una figura de apego principal y otras auxiliares, como por ejemplo: mamá o papá figura de apego principal y puede ser la niñera o abuelas figura de apego auxiliares. Son aquellas personas que puedan quedar a cargo del niño o de la niña cuando la figura de apego principal se ausenta.

 

El sistema de apego nos acompaña a lo largo de toda la vida, no es algo exclusivo de la infancia. Por eso es tan importante cómo nos relacionamos con los niños y las niñas ya que les estamos enseñando cómo es la manera de vincularnos con las personas. Por ejemplo, si cada vez que Lucas llora, su papá o su mamá lo contiene, lo abraza, conversa con él, aprenderá que su padre o madre son personas confiables y estará disponible para cuando él lo necesite. A partir de esta experiencia cercana, Lucas sabrá que llorar no lo hace más débil, sino que está bien expresar sus emociones, si alguien en la escuela se burla por eso, él podrá defenderse ya que aprendió que en su casa que burlarse no es lo que hacemos cuando alguien, sin importar su género, llora.

 

Los vínculos se van construyendo a medida que va pasando el tiempo, por eso continuamos afianzando la figura de apego con personas secundarias: un tío, la madrina, la maestra u otras personas importantes en nuestra vida.

 

¿Cómo logramos vínculos saludables con niños y niñas?

  1. Abrazando y acariciando: pedirles permiso siempre para hacerlo, por más que no tengan aún lenguaje
  2. Haciendo upa a los más pequeños
  3. Diciéndoles palabras amorosas
  4. Evitando los gritos y castigos
  5. Consolando siempre el llanto
  6. Escuchando y permitiendo que se expresen
  7. Validando sus emociones
  8. Jugando con ellos
  9. Dedicándoles tiempo de calidad.

 

Recordar: Los vínculos saludables son un regalo para toda la vida. Dedicar tiempo para compartir, escuchar, abrazar, consolar, acompañar y cuidar son grandes desafíos pero que dejan huella para toda la vida. Es más fácil criar infancias fuertes que reparar adultos rotos.

 

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Eli Delacour

Eliana Delacour, maestra infantil, especialista en neurociencia y diplomada en inteligencia emocional. Próxima a ser coach, apasionada por la educación ya que es el mayor y mejor recurso para transformar el mundo. Mi estrategia de enseñanza es educar con el corazón, priorizando un aprendizaje significativo

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