Lidiar con la desobediencia de nuestros hijos es cansado, muy cansado. Pero, como nos dice María Soto, que estará con nosotros el 6 de mayo en Barcelona, debemos enterrar el hacha de guerra y ver la educación de nuestros hijos como un viaje. ¿Es la sumisión y la obediencia un equipaje indispensable en el viaje de la vida?
Fernando es un niño muy rebelde y muy desodediente. A sus 10 años suele cuestionar muchas de las decisiones de los padres, trata de buscar planes B y C y así hasta la Z frente al plan A que sus padres le presentan. Juan y Ana, sus padres, están agotados. Recuerdan que cuando eran pequeños acataban sin problemas lo que sus padres decían. Y piensan: “Ojalá con Fernando fuera igual”.
Un día, a una hora en la que los padres desean tumbarse en el sofá y descansar de la cansada jornada, Juan le dice a Fernando que le toca ducharse, que se está haciendo tarde y que luego podrá seguir jugando. Juan le dice:
-Dame cinco minutos más, por favor.
Pero Juan no quiere remoloneos, está cansado, se siente frustrado, cree que en algo están fallando al tener que negociar todo y se pregunta cómo lo hicieron sus padres, así que le dice a su hijo, resoplando cansado y medio furioso:
-Pero ¿por qué no puedes hacer caso a la primera? Lo único que quiero en esta vida es que obedezcas de una santa vez.
Nuestro contestarario Fernando, que es muy listo, le dice a su padre:
-¿De verdad quieres que sea obediente? ¿Y que cuando alguien me diga ‘tírate por un puente’ obedezca y me tire? Es que yo quiero decidir un poco por mí mismo, no que siempre me estéis diciendo lo que tengo que hacer.
Juan se queda pensando: ¿Le va a ir la vida en ello que el niño se duche cinco minutos más tarde? ¿De verdad es tan importante? En el fondo, lo que le molesta de esta situación es que él no dice la última palabra y le parece que puede ser una muestra de debilidad el ceder, pero sabe por experiencia que el obligar a su hijo a hacer lo que sus padres dicen “porque nos tienes que obedecer” provoca muchos conflictos, tensa el clima familiar y no resuelve la situación así que ¿y si le diera la confianza a su hijo de decidir cuándo ducharse? Al final es su vida, ¿no? Así que le dice, muy tranquilo:
-De acuerdo, dúchate en cinco minutos. Pero a las 22:00 debes estar en la cama, eso no lo negocio porque si no mañana no descansas. Y yo ahora me voy a sentar en el sofá a leer un libro. Tú decides.
Finalmente Fernando juega hasta que Juan le dice que han pasado cinco minutos y aunque regatean un poco, Juan se ducha tranquilo mientras Fernando disfruta de su libro y se dice: “¡Qué bien se vive sin tensión!”.
Sobre todos estos temas hablaremos el 6 y 7 de julio en nuestro gran encuentro en Barcelona con Carles Capdevila, Lucía mi pediatra, Eva Bach, Cristina Gutiérrez, María Soto, Carmen Cabestany, Papás Blogueros y muchos más. Para más información y compra de entradas, visita la web del evento.
Imagen: Annie Spratt / Unsplash