“Sé el cambio que quieras ver en el mundo”. Esta frase es una especie de GPS para educar a nuestros hijos e hijas y para intentar que, como sin duda queremos, vivan en un mundo mejor. No podemos olvidar que, como dicen en Educo, “tú tienes el poder de cambiar realidades”. Es una idea bastante poderosa que transmitir a nuestros hijos e hijas. ¿Quieres que vivan en un mundo mejor? ¡No dejes de decirles que eso es responsabilidad de todos, también tuya, por supuesto!
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En uno de los vídeos de nuestra plataforma, Fernando Botella habla de cómo pasar de la protesta a la propuesta. Cuando nos quejamos de cómo está el mundo, si criticamos el egoísmo o las injusticias que vemos todos los días pero nos quedamos en esta queja, no estamos fomentando su solidaridad, sino la amargura. Dice Fernando que nuestros hijos e hijas (y nosotros y nosotras, por supuesto) “tienen derecho a reclamar algo que no está bien, pero el reclamo no es una queja, porque lleva asociada una propuesta”. Por eso nos recomienda que cuando nuestros hijos se quejen les planteemos preguntas para pasar de la protesta a la propuesta. Y que cuando nos detectemos en modo queja cambiemos la protesta por propuesta. En esa propuesta, si la queja es sobre lo mal que está el mundo, seguro que hallaréis ideas solidarias.
¿Por qué es importante educar en la solidaridad?
Hay varias razones por las que nos parece especialmente importante educar en la solidaridad. Aquí van tres muy importantes:
- Vivimos en un mundo interdependiente. Lo estamos viendo más que nunca con la pandemia: lo que pasa en China nos termina afectando. Estamos interconectados y vemos que lo que aportamos al mundo (cuidado o destrucción, fundamentalmente) impacta en nuestras vidas. De modo que cuidar el mundo y a los que nos rodean supone cuidarnos a nosotros mismos también. Hace un tiempo, en su primera charla con nosotros, la conocida pediatra Lucía Galán nos contaba que gracias a nuestros hijos nos volvemos más solidarios, mejores personas, hasta el punto de que “cuando una mujer se convierte en madre se vuelve madre de todos los niños del mundo”
- Nuestros hijos e hijas se merecen un mundo mejor y ese mundo mejor lo pueden construir si les hemos educado en la solidaridad, el respeto, la amabilidad, la empatía… Como nos decía Begoña Ibarrola en nuestra plataforma, a niños y niñas “les gusta encontrarse con personas que les traten con amabilidad” y, siendo amables, “nuestros hijos pueden sentir que los demás le devuelven” esa amabilidad y que los demás “también sacan su mejor versión”. Gracias a la amabilidad “nos sentimos capaces de sacar lo mejor de nosotros mismos”, porque además “es un antídoto contra el maltrato”.
- Todos queremos que nuestros hijos e hijas sean buenas personas. El camino para lograrlo es educar en la solidaridad, la responsabilidad y la empatía. Si les enseñamos (fundamentalmente con el ejemplo) a hacer el bien, a ayudar, a colaborar, a trabajar en equipo, a no pensar solo en ellos mismos, a que les importen los demás, estaremos consiguiendo que nuestros hijos sean buenas personas. Sin embargo, si los protegemos en una burbuja, no les hablamos de temas sociales, no les enseñamos cómo implicarse en mejorar su entorno, probablemente no estaremos contribuyendo a que sean personas con buenos valores y principios éticos.
¿Cómo podemos educar en la solidaridad?
Ya hemos entendido la importancia de educar en la solidaridad. Veamos ahora cómo hacerlo.
- Dando ejemplo: Cuando nuestros hijos a hijas ven que nos interesamos por la vecina mayor que no puede ir a comprar, que nos preocupa la situación que se vive en otros países, que les preguntamos por un compañero que está pasando un mal momento en el colegio, que fomentamos en nuestra vida el espíritu de colaboración y no de competición… les estaremos enseñando a ser solidarios.
- Promoviendo la solidaridad en el hogar: Ayudarnos entre todos, repartir las tareas, interesarnos por la realidad de otras personas más o menos lejanas, apoyar al miembro de la familia que ha tenido un mal día, visitar a los abuelos para cuidarlos… son pequeños gestos que construyen solidaridad.
- Implicándonos con ONGs o causas: Nos decía Melisa Tuya en una interesante ponencia que “seáis gente con causa, que busquéis una causa, porque hay millones de causas en este mundo que necesitan que nos involucremos en ellas, hasta donde lleguemos, porque para que este mundo vaya mejor hace falta que muchas personas hagamos pequeñas cositas en nuestro día a día”. Gracias a las ONGs, como Educo, podemos implicarnos en diferentes grados en causas que nos importen y podemos contribuir, con pequeños gestos, a que el mundo avance.
- Ojo: diferenciemos ser solidario de ser servil: Queremos que a nuestro hijo e hija le importen los demás, no que se olvide de sí mismo, ¿verdad? Por eso nos parece muy importante la reflexión en nuestra plataforma de la psicóloga y autora de cuentos Begoña Ibarrola, que señala que ser amable y solidario no significa dejarse pisotear, sino actuar teniendo en cuenta a los demás sin menospreciarnos. En ocasiones puede ocurrir que veamos que nuestros hijos ofrecen sus mejores cromos a sus amigos para mejorar la relación, dejan que sus compañeros copien su examen “por ayudar”, están siempre pendientes de sus amigos pero no ocurre al revés o no paran un maltrato que presencian o sufren para no quedarse solos. En este caso, sería muy importante preguntarles cómo les hacen sentir estas situaciones y qué podrían hacer para cambiarlas, porque tenemos que fomentar que escuchen su propia voz y sus propias tripas (en esta entrevista Pepa Horno nos ofrece algunas claves) o sensaciones.
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