Ponencia de Heike Freire: “La naturaleza estrecha muchísimo los vínculos entre padres e hijos y con la comunidad”
Heike Freire , autora del blog Educar en verde, es experta en innovación educativa, defensora de los derechos de la infancia y lleva, como ella misma dice, “bastantes años dedicada a favorecer el contacto de niños y niñas con la naturaleza”. En esta ponencia, nos cuenta los enormes beneficios que tiene el contacto con la naturaleza para nuestros hijos (favorece la autonomía, la relajación y la concentración, combate el sedentarismo, estrecha vínculos y nos da un sentido de libertad y de pertenencia), al tiempo que nos invita a recordar nuestra infancia, llena, seguro, de momentos mágicos explorando el entorno natural.
La ponencia de Heike Freire empieza con una contradicción. En una de sus charlas sobre la necesidad de promover el contacto de los niños con el entorno natural, una persona “levantó la mano y me dijo: “Pero Heike, lo que estás contando cae de cajón”. Parece que es algo de sentido común. Al poco tiempo en otra conferencia, alguien se levantó y dijo que lo que estaba planteando era una utopía”. Heike encuentra una genial explicación a esta contradicción: “Vivimos en un mundo tan del revés que las cosas de sentido común se han vuelto utópicas. Félix Rodríguez de la Fuente decía que llevamos miles de años alejados de la naturaleza. En esta cultura, la naturaleza es algo que está presente continuamente y de puro estar ahí” no le prestamos atención.
Por eso, esta experta nos invita a “echar atrás la vista, bucear en nuestros recuerdos de infancia. En mis talleres la gente te cuenta cosas maravillosas de los recuerdos de la infancia relacionados con la naturaleza (noches tumbados en la hierba mirando las estrellas, cómo iban a recoger moras con su tribu). Estos recuerdos nos dan un sentido de la libertad, de la autonomía, de confianza, de pertenencia a una comunidad, de seguridad”. ¿No queremos ofrecerle recuerdos de ese tipo a nuestro hijo? Además, Heike nos invita a “mirar y observar cómo está tu hijo después de pasar tiempo en la naturaleza y compararlo a cómo está cuando pasa unas cuantas horas mirando una pantalla. Seguramente estará más contento, más feliz, más entusiasta, más motivado”. Nos sugiere, por tanto, recuperar ese disfrute por la naturaleza y “contagiar a tus hijos ese amor”.
Hay varios obstáculos o mitos que nos impiden estrechar lazos con la naturaleza, nos dice Heike. El primero es el frío. Cuando llega, “salimos mucho menos a la calle que nuestros amigos nórdicos, donde hay la costumbre de que los bebés duerman la siesta al aire libre. Creemos que el frío causa las enfermedades infecciosas, pero los virus se propagan más cuando pasamos mucho tiempo en lugares cerrados y poco ventilados. El frío fortalece nuestro sistema inmune y el aire libre nos permite sintetizar la vitamina D”. Además, nos cuenta, “estando en contacto con el frío y el calor los niños y niñas aprenden a autorregularse. Si le decimos a nuestro hijo que se abrigue porque hace frío no le estamos ayudando a que aprenda a decidir sobre su cuerpo”. El frío nos brinda la oportunidad de plantear otros juegos al aire libre, nos dice Heike, que cuenta que “amar la naturaleza, que en algunos pueblos indígenas llaman la mujer cambiante, es algo que los niños y niñas pueden hacer si conocen todas sus manifestaciones y no solo cuando hace buen tiempo”.
Otro de los obstáculos es la comodidad y el sedentarismo (“que es una de las principales lacras que sufren los niños y niñas y está muy relacionado con la obesidad, que ya afecta al 30% de niños y niñas españoles”, advierte), pero el cuerpo se amolda si nos acercamos a la naturaleza. Y otro es el tema de los peligros, los padres solo vemos peligros en la naturaleza. “El comportamiento de padres moscones nos estresa a nosotros y les transmitimos las angustias. Hay que acompañar a nuestros hijos en la gestión del riesgo”.
Otra de las dificultades es el aburrimiento. Nuestros hijos se quejan más que nunca de que están aburridos. “José Bergamín decía que el aburrimiento es la perla de la ostra. Ese momento de no saber qué hacer, que en nuestra sociedad nos cuesta mucho aceptar, porque tenemos que estar constantemente haciendo, es un momento de creatividad”. “Nunca he visto a nadie que se muera de aburrimiento”, nos dice Heike entre risas, “es simplemente una etapa para poder empezar a crear”.
¿Qué actitud tomar cuando exploramos la naturaleza con nuestros hijos? “Dejemos que ellos lleven la iniciativa. Es maravilloso ver con ojos de niño un espacio natural. Está comprobado que la naturaleza estrecha muchísimo los vínculos entre padres e hijos y con la comunidad, nos permite sentirnos parte de un cuerpo más grande que es la Tierra.