Desafortunadamente, esta frase prohibida es muy real. Quizá en línea con la tendencia que denunciaba Carles Capdevila hace poco menos de un mes en Barcelona, mucha gente considera que los problemas de los niños son como ellos, pequeños. Y por eso suelen quitar hierro a temas como el acoso escolar y consideran una exageración llamarlo acoso o denunciar el bullying.
Alba lleva una temporada viendo a su hijo de 10 años Sergio triste: no quiere ir al cole, no quiere estudiar, no duerme bien, apenas come… Por más que lo intenta, Alba no consigue que Sergio le cuente lo que le pasa. Finalmente, Sergio le dice que hay un chico en su clase que se burla de él, que lo empuja, que pide a los demás que le hagan trastadas… Y que lleva tiempo ocurriendo esto. Alba se queda paralizada al escuchar a su hijo y decide tomar cartas en el asunto. Al día siguiente, habla con el tutor, Manuel, que muestra su firme compromiso para que esto acabe, habla con sus alumnos y alumnas y, como nos contó Carmen Cabestany, consigue inclinar la balanza para que la gran mayoría de los chicos y chicas protejan, apoyen y defiendan a Sergio. Una semana después, hay una reunión de padres y madres de la clase de Sergio, y con mucho tiento, el tutor saca el tema del acoso escolar, sin hablar de Sergio. Pide el compromiso de los asistentes para plantear el tema a sus hijos e hijas, con el fin de promover desde casa la empatía y hablar de lo inaceptable que es acosar a alguien. De repente, un padre asistente salta como un resorte y dice:
Vaya con el acoso escolar. Ahora a cualquier cosita lo llaman bullying. ¡Son cosas de críos, hombre, siempre han pasado!
Aunque algunos apoyaban la ocurrencia de ese padre, Manuel tomó la palabra:
Bueno, quizá antes no tenía nombre y es cierto que siempre ha pasado, pero eso no significa que no debamos erradicarlo. Yo no consiento que haya un niño que falte el respeto a otro y le haga sufrir, igual que no tolero que un adulto haga lo mismo con otro. Los niños merecen respeto y tienen sus derechos porque son personas. Os aseguro que sé diferenciar un juego que se les va de las manos de un acoso. Y el acoso existe y todos hacemos falta para erradicarlo.
Del mismo modo que hizo con los niños, Manuel consiguió inclinar la balanza entre los padres y madres de la reunión para conseguir el compromiso de la mayoría para hablar del acoso escolar en casa. Alba nota poco a poco que Sergio está más contento y se siente más arropado en el cole. Y agradece enormemente la valentía de Manuel para desmontar esta creencia de que es un exageración hablar de acoso escolar cuando estamos hablando de cosas de niños.
Si te ha gustado este artículo puedes ver una ponencia genial de Carles Capdevila sobre “Vivan los profes” y el apoyo que deben de tener por partes de nosotros, los padres y una serie de vídeos con reflexiones para educar mejor.