Alba Alonso: “Cuando a un niño o una niña le permites ser su propio yo le estás diciendo que lo amas con locura. Así que eduquemos sin etiquetas”.
Alba Alonso es profesora de inglés y responsable del proyecto Realkiddys, que nos propone educar sin prejuicios. En esta ponencia divertida, Alba nos invita a reflexionar “sobre esa mochila que quizás carguen vuestros hijos e hijas, desaprender muchas cosas y llenar la mochila de felicidad, de amor y de respeto, porque cuando a un niño o una niña le permites ser su propio yo le estás diciendo que lo amas con locura. Así que eduquemos sin etiquetas”.
Alba comenzó su intervención contándonos la historia de una madre e invitándonos a pensar “cuánto de esa madre hay en cada uno de vosotros” aunque nos advirtió que es “muy importante que nadie se sienta culpable con esta historia”. Entonces apareció esa madre “un poco histérica”, con una mochila rosa y otra mochila de superhéroes y empezó a contarnos “qué duro es ser madre. Por fin hemos llegado al parque”. Mientras advertía a su hija Martina que no se metiera en la arena, “que te vas a ensuciar el vestido. Yo poniéndola toda mona y ella metiéndose en el arenero del parque. Esta niña tiene cada cosa”, y nos quiso mostrar el contenido de la mochila rosa: “una muda por si se mancha la que lleva”, un vestido “que tiene mucha clase y va a llamar la atención, pero de eso se trata”. Y mientras quita importancia a un rasguñito de su hijo Eduardo, al que le advierte “deja de llorar, que hay que hacerse hombre”, sigue enseñándonos la tiara de princesa, el espejito y hasta un libro sobre cómo maquillarse para niñas “con una de trucos importantísimos a esta edad, que luego ves a cada señora por ahí que dices: claro, porque no tuvo el libro de cómo maquillarse para niñas”, anécdota que provocó las carcajadas del público. La merienda es un bocadillo de Nocilla rosa: “Tú dices: “pa niñas” y te lo ponen rosa”. Y advierte a su hija que no se junte con los niños y juegue traquilita a las cartas con las amigas: “Tú no, Eduardo, ¿qué quieres, que se metan contigo y digan que eres una niña? Tú al fútbol. Uy, este niño, me ha salido de un sensiblero…”. La madre nos cuenta que le ha traído una muda, pero no por si se ensucia: “Ya os imagináis por qué: el calzoncillo de Superman”. También le ha puesto una bebida energética “porque gasta más energías que las niñas” y una pistola de juguete “No es que me gusten las pistolas, soy anti-juguetes bélicos. Pero dice todo el mundo que no le das la pistola de juguete y coge la muñeca de su hermana como si fuera una”. Y mientras advierte a Martina que tenga “las piernas cerradas, como una señorita”.
Tras esta divertida actuación, Alba nos advierte que está “harta de tener que enfrentarme a la vida cargando con estas dos mochilas. Así que un día decidí que necesitaba una única mochila donde mis hijos pudieran meter lo que quisieran”. ¿Y qué llevaría esta mochila? “En ella se le da mucha importancia a la belleza, pero no se mide bajo el mismo rasero que la belleza de la mochila rosa. Y eso es algo que me enseño mi hijo hace unos meses”. Pasando por el peaje de una autopista, en una de las cabinas “trabaja una chica que es un cielo, un amor, siempre echando piropos y sonriendo. Y mi hijo me dice que esa chica es muy guapa. Esta chica no es ningún bellezón al uso de lo que la sociedad considera. En Galicia diríamos que es riquiña. A mi hijo le parecía guapísima y su concepto de belleza me encantó. Unas semanas después en la cabina había otra chica con una carita angelical, pero ni me mira y cuando pasamos iba pensando ‘Qué desagradable esta chica’. Y vuelvo a escuchar la voz de mi hijo de 4 años que me dice: ‘Mamá, esta no es nada guapa, ¿verdad?’. Como esta escena le inspiró, Alba escribió un post en su blog sobre esto. Y se lo enseñó a la chica riquiña que lo difundió. Ahora, nos cuenta, “me he metido en un fregado, porque cada vez que paso por ahí y no está, las compañeras me miran diciendo ‘¿Soy yo la desagradable?’ y da miedo pasar por la autopista ”, lo que provocó las risas del público. Para Alba, la belleza “no es otra cosa que sus talentos” y nuestra misión es “darles la autoestima suficiente como para que presuman de su belleza”
En la mochila también habrá valentía, pero no es la valentía de héroes con capa y espada, sino la valentía de saber decir “sí” cuando preguntan por el culpable o ‘no’ aunque los demás digan que sí. Es una valentía que te invita a crear, a innovar, a hacer las cosas de una manera diferente, a ser capaces de plantar su semilla única y que puede dar lugar a proyectos maravillosos”. Citando a J.K.Rowling nos dice Alba que “es importante recordar que todos tenemos magia dentro de nosotros. Todos vuestros hijos e hijas tienen magia, talento y belleza, no lo olvidéis nunca, por favor”.
En esta mochila habrá de tener un lugar muy importante el respeto “a lo diferente: quizá tu hija es demasiado madura para la media, o no tan delgada como la sociedad le pide que sea por ser chica o tu hijo no sea tan rápido. En una sociedad que no siempre valora las diferencias, papás y mamás debemos facilitar a nuestros hijos las herramientas para que sean capaces de convertir esas diferencias en sus logros”. Alba nos contó que a su alumnado le suele decir: “Eso en lo que eres diferente, hazlo especial”.
En la mochila también hay lugar para las emociones. “Todos los niños y niñas de este mundo tienen derecho a expresar sus emociones sin que nadie les diga que no pueden llorar si son niños o que no puedes mostrar liderazgo si eres niña”. Alba nos anima a “mostrar empatía, ponernos a su lado, acompañarlos, porque, como decía Montessori, cuando un niño se siente seguro deja de pedir aprobación en cada paso que da”.
Todavía queda espacio libre en la mochila. “¿De qué nos sirve llenar esta mochila con veinte mil actividades extraescolares? Pensamos que los estamos preparando para un futuro mejor, pero a lo mejor en ese futuro no hacen falta idiomas porque llevamos un chip incrustado en la piel”. Alba nos dice que los niños “necesitan creatividad, ser capaces de resolver retos, ser flexibles”.
En definitiva las mochilas rosita y azul “ponen a nuestros hijos y nuestras hijas en mundos diferentes con diferentes futuros. Yo quiero que mi hijo y mi hija tengan el futuro que ellos elijan, que nadie se lo elija. Yo quiero una mochila sin etiquetas donde cada niño y niña pueda escoger qué es lo que quiere llevar dentro”. Alba concluyó pidiéndonos que “reflexionéis sobre esa mochila que quizás carguen vuestros hijos e hijas, desaprender muchas cosas y llenar la mochila de felicidad, de amor y de respeto, porque cuando a un niño o una niña le permites ser su propio yo le estás diciendo que lo amas con locura. Así que eduquemos sin etiquetas”.
Una mujer del público le preguntó a Alba qué le decimos a un niño que juega con muñecas y ve que todo el entorno lo ve mal. Alba reconoce que “habría que educar no solo al niño, sino también al entorno. Pero hay que apoyarle y decirle que es fantástico que le gusten las muñecas, explicarle que no hay juguetes de niños o niñas, explicarle que a lo mejor hay gente que no lo va a entender y decirle que es su decisión y le apoyamos”.
Esta ponencia ha sido posible gracias al apoyo de Fundación SM, Cruïlla, Xarxa Ford de Catalunya y Lidl.