Mamá, hoy no quiero ir al parque
María Soto, experta en Disciplina Positiva y responsable de Educa Bonito, escribe sobre los parques llenos de adultos ordenando el juego y evitando pequeños peligros y reflexiona sobre “las consecuencias de no dejar respirar a nuestros hijos, de no permitir que aprendan habilidades sociales mediante experiencias en primera persona. Espero que ningún niño o niña más prefiera quedarse en casa un día de sol porque ya no siente el parque como algo suyo,algo divertido o apetecible”.
-Mamá, hoy no quiero ir al parque.
-¿Estás cansado?
-No, pero no quiero ir al parque.
-¿Qué quieres hacer?
-Ir al parque.
-Pero me acabas de decir que no quieres ir, no te entiendo cielo.
-Es que si…quiero ir al parque. Pero así no. Es que no quepo.
-¿Cómo que no cabes? Explícamelo por favor.
-Es que hay muchos Papás y Mamás y gente mayor. No puedo correr.
Espero que sólo esté sucediendo en mi localidad. Espero que ninguna otra madre tenga que escuchar esta frase de su hijo de 4 años, porque encierra una realidad bastante patética. ¿Os habéis fijado en los parque últimamente? Sin entrar en el tema de su “deformación” hacia una especie de trozo de goma de colores en donde nuestros hijos no tienen contacto con la tierra, la hierba o las plantas y elementos naturales, en mi ciudad es muy normal que haya por lo menos el doble de adultos que de niños en las zonas de juego.
Es ridículo.
Pero lo realmente preocupante es que la mayoría de esos adultos ni siquiera está jugando con los niños, que tampoco es muy normal, sino que están “ordenando” el juego, recordando “normas” de parque ( ¿¡normas de parque!?), advirtiendo cada pocos segundos de los peligros atroces de correr rápido ( ¿alguien sabe correr despacio?) y comentando cada movimiento de los niños.
Es absolutamente asfixiante.
Si te paras a mirar desde fuera de la mayoría de los parques no es difícil ver un corro de p/madres y abuel@s rodeando el tobogán, los columpios, etc….No ves a tus hijos si te quedas fuera, pero no por la cantidad de niños, ¡sino por la de adultos!
Es ridículo.
¿Dónde quedaron los bancos rodeando las zonas de juego desde donde nuestras familias nos observaban hablando de sus cosas de adultos, mientras nosotros jugábamos y nos relacionábamos entre nosotros?
Espero que alguien más se dé cuenta y empiece a pensar las consecuencias de no dejar respirar a nuestros hijos, de no permitir que aprendan habilidades sociales mediante experiencias en primera persona. Espero que ningún niño o niña más prefiera quedarse en casa un día de sol porque ya no siente el parque como algo suyo,algo divertido o apetecible, sino como un enjambre de p/madres estresad@s y agobiando a sus hij@s para que suban el tobogán por las escaleras, en orden y sin protestar.
¡Con lo que molaba escalar la rampa!
Foto: Miles Tan/ Unsplash