Aunque estemos en el año 2021 y en los últimos años se haya avanzado en gran medida en los derechos del colectivo LGTBI+, todavía se sigue dado por sentado la orientación sexual de los niños, niñas y jóvenes y se siguen escuchando frases como “¿tu hija ya tiene novio?” o “¿tu hijo ya tiene novia?”. Muchas veces se presupone la orientación sexual de nuestros hijos sin antes haberles preguntado o sin antes haberles mostrado que hay muchas formas de vivir la sexualidad.
Asumir estos roles en nuestros hijos puede conllevar diferentes reacciones: cuando descubren que son LGTBI+, pueden sentirse desplazados y no aceptados por su familia; y si ellos no pertenecen al colectivo, pueden aprender conductas discriminatorias hacia las personas LGTBI+. La familia, siempre acompañada de la escuela, tiene que hacerse cargo de educar a los hijos con toda la información necesaria sobre las diferentes identidades existentes y orientaciones sexuales. No solo esto permitiría que nuestros hijos viviesen con una mayor libertad para expresarse, sino que estaríamos así construyendo nuevas generaciones de niños y niñas que no van a discriminar a aquellos que son diferentes a lo normativo. Un futuro en donde no haría falta aceptar que nuestros hijos pertenecen al colectivo, ya que sentir atracción sexual por alguien del género opuesto sería un hecho igual de normal que cualquier otro.
Razones por las que no presuponer la orientación sexual de nuestros hijos
Tenemos la obligación, tanto en las escuelas como en las familias, de educar a los hijos en diversidad afectivo-sexual por varios motivos.
Primero, para que nuestros hijos no sufran homofobia interiorizada. El término homofobia interiorizada nos lo contaba ya la psicóloga y sexóloga Nayara Malnero en este artículo y se da cuando “una persona no vive su homosexualidad de forma satisfactoria”, a lo que también añade Gabriel J. Martín, psicólogo y autor del libro “Quiérete mucho Maricón” en esta entrevista a El País, que se da cuando se asimila en nuestro interior elementos homófobos de la cultura que nos rodea. Nuestros hijos pueden estar reprimiendo su propia orientación sexual, y puede que no se estén pudiendo expresar por miedo a no ser aceptado.
Segundo, para que nuestros hijos no sufran LGTBIfobia. Educar en diversidad afectivo-sexual también implica educar a los niños y niñas que no pertenecen al colectivo en respeto y aceptación a este. Seguimos viviendo en una sociedad LGTBIfóbica y los niños y niñas pueden aprender conductas que conlleven discriminación hacia aquellos que no siguen el modelo heterosexual.
Las agresiones al colectivo no han dejado de crecer, y los niños también son víctimas de estas. Según datos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales del año 2018, la mayor parte del bullying y del ciberbullying en jóvenes se da por motivos que tienen que ver con la identidad de género, la expresión de género y la orientación, términos que la educadora y creadora del proyecto Realkiddys, Alba Alonso Feijoó, nos explicó en este artículo. Un estudio del 2020 publicado en la revista Comunicar también muestra que los adolescentes LGTBI+ son más proclives a padecer conductas de acoso y de ciberacoso comparado con las personas heterosexuales. Asimismo, Unicef señala que los niños LGTBI+ pueden estar expuestos a una mayor violencia que el resto, y que estas agresiones físicas también les puede provocar problemas psicológicos.
Qué podemos hacer las familias
Los niños y niñas del colectivo se enfrentan a un mundo hostil donde la homofobia está muy presente, es por eso las familias debemos acercarnos a la diversidad afectiva-sexual de una manera abierta, sin expectativas, ya sean los niños LGTBI+ o no.
- Hablar sobre educación afectivo-sexual desde la temprana infancia: Ya sabemos que todo aquello que no se nombra, no existe. Nuestros hijos no conocerán la diversidad afectivo-sexual si no les explicamos las diferentes orientaciones sexuales existentes. Las familias no somos expertas, pero tenemos muchos recursos que nos pueden ayudar a contarles todas estas realidades. Desde libros como “El gran viaje de las familias extraordinarias” de Susanna Isern, hasta productos audiovisuales como el corto que podéis ver en Youtube “In a Heartbeat”.
- Romper con los roles de género: Encasillar a nuestros hijos en roles predeterminados y estereotípicos puede hacer que estos no entiendan otras formas de sentir y expresarse. Es muy beneficioso que tengan posibilidades de experimentar con sus gustos a la hora de vestir, a la hora de jugar y a la hora de comportarse.
- Resolver dudas: Nuestros hijos se caracterizan por su curiosidad y por las ganas de preguntar. Es por eso que hay que hacer una escucha activa y atender sus ganas de aprender sobre otras realidades.
- Imágenes positivas: Una visión positiva hacia el colectivo LGTBI+ permite que los niños y niñas se acerquen y pregunten sobre el colectivo sin miedo, permitiendo así que las conductas discriminatorias también se reduzcan.
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