¿Conocéis esa sensación satisfactoria cuando alguien os muestra un punto de vista, una perspectiva, un detalle… que os hace ver las cosas de otra manera? Cuando alguien os brinda una historia o un nuevo enfoque… como cuando leéis un libro que os hace llorar o reír, o podéis veros en el reflejo de los personajes.
Esta es una de las sensaciones que se te quedan en el cuerpo tras leer “La mala leche”, un libro/cómic escrito por la cómica y guionista Henar Álvarez, que da una visión desternillante sobre muchos aspectos que rodean a la maternidad, el deseo, los estereotipos, la educación (especialmente la que hemos recibido nosotros)…
Educar con sentido del humor puede ser algo realmente complicado, ya nos lo contaba Carles Capdevila en sus maravillosas ponencias… Sabemos que es posible, pero a veces se convierte en un reto. Y este año, con todo lo que hemos pasado, aún más si cabe.
Pero para educar desde el sentido del humor, no está nada mal aprender a vernos a nosotros desde nuestro papel de madres o padres y analizarnos justo con ese sentido del humor del que hablamos, con esa perspectiva distinta.
Por eso, y porque es bueno para el cuerpo, nunca viene mal echarse unas risas mientras reflexionamos un poquito y disfrutamos de una buena historia. Además, como ya sabéis, nos encanta recomendaros libros que pensamos os pueden gustar o ser útiles en vuestro papel como madres, padres, educadores…
Por eso hemos hablado con Henar Álvarez, a quien tal vez conozcáis por haberla visto (o escuchado) en programas como “Buenismo bien” o “Las que faltaban”, para que nos cuente un poco más sobre este libro escrito con tanto humor y que tanto nos ha gustado.
1. Henar, como tú misma cuentas, aunque no se trate de un libro sobre maternidad, elegiste situar la historia después de dar a luz… ¿Por qué elegiste este momento para ambientar tu libro?
La razón de contextualizar “La mala leche” justo en el momento en que ella acaba de ser madre y le aparecen todas estas historias tiene un porqué muy claro: yo durante toda la vida había escuchado a mujeres, sobre todo más mayores que yo, esto de si a un hombre no le das en casa lo que busca, lo buscará fuera, y eso es una cosa que a mí se me había quedado botando…
Porque claro, yo pensaba: y si a una mujer no le das lo que busca, ¿qué pasa? ¿Nadie tiene miedo de que seamos nosotras las que nos podamos ir? Entonces, quería situar la historia en un momento en el que yo plantease una fantasía que no hubiera escapatoria, y eso ocurría en ese momento, porque claro… ¿y si yo no quiero tener más hijos?
2. ¿Y qué hay del título del libro? “La mala leche”, un título con doble sentido imagino…
Sí, claro, “La mala leche” es un juego de palabras entre el detonante de la fantasía sexual que tiene la protagonista y estas pequeñas frustraciones con las que se va encontrando (en el trabajo, con su familia, con sus amigas…) y cómo de vez en cuando se enfada porque la vida no responde de la manera que a ella le gustaría.
3. Muchas de nuestras seguidoras madres nos cuentan que no pueden deshacerse de esa culpa que les produce no llegar a todo, no ser la madre perfecta… Eso en tu libro también lo podemos ver reflejado, una maternidad con dudas por supuesto, pero a la vez también una maternidad enfocada con mucho sentido del humor, ¿cómo lo haces, cómo consigues esto?
Yo utilizo el humor para quitarme los dramas y las penas de absolutamente todo porque sino no podría vivir, pero está claro que la culpa con el tema de la maternidad es complicado… Porque a cualquier mujer desde que llega a este mundo le ponen un Nenuco encima de las manos y empieza todo este “lavado de cerebro” para que lo único que quiera en su vida sea ser madre, entonces toda esa culpa empieza ahí.
Es lógico que luego cuando tengas un hijo, si haces cosas que no son para él sino que son para ti, sientas cierta culpa. Y es más difícil de gestionar esa culpa que cualquier otra.
4. Hay una reflexión que podemos extraer de “La mala leche”, y es que a las mujeres nos educan para que envidiemos y también para que busquemos un hombre que cumpla nuestras expectativas, en lugar de ser nosotras mismas quienes busquemos cumplir estas expectativas y llegar a ser quien queramos ser…
Sí, así es, nos educan para ser “la primera dama”. Es que estamos en 2020 y acaba de ser elegida la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos, ni siquiera presidenta… ¡Estamos celebrando una vicepresidencia! Es como celebrar ser el segundón…
Tú para ser primera dama lo único que tienes que hacer es enamorar a un hombre… y a eso nos enseñan a aspirar.
5. También hablas sin pelos en la lengua sobre sexualidad, roles de género, sobre complejos físicos (como los provocados por el embarazo)… ¿por qué crees que nos sigue costando tanto hablar con naturalidad de estos temas, que siguen siendo en cierta manera un “tabú” para muchas mujeres?
Yo creo que tiene que ver mucho con el tema central del libro, que es justamente cómo gestionamos el deseo, que no creo que tenga que ver tanto con un “instinto animal”, sino más bien con una construcción social.
Se nos ha educado, se nos ha inculcado, que el valor de una mujer reside en su juventud y en su belleza… Y el valor de un hombre reside en su prestigio y en su poder…
Entonces, al final, como nos han enseñado que eso es así, cuando te enamoras acabas buscando eso. Por esa razón muchas veces vemos a hombres que son felices teniendo novias bellísimas y muy jóvenes… Por ejemplo, Arthur Miller escribía tranquilamente que Marilyn era tonta, y lo escribía en sus diarios y no se cortaba un pelo.
Es por eso que nos cuesta tanto quitarnos eso de encima, porque como nos han enseñado que nuestro valor reside ahí, pues queremos estar guapas y parecer más jóvenes, no decir nuestra edad y teñirnos las canas para seguir mostrándonos como una persona con valor.
6. Por último, si tuvieras que resumir en una frase qué nos vamos a encontrar en “La mala leche”, ¿cómo lo explicarías?
Más que resumen, yo lo que le quiero decir a cualquier persona que se quiera acercar a “La mala leche” es que creo que se va a echar unas risas, que es el objetivo que yo tengo siempre que hago mi trabajo… Siempre que hago comedia, humor, guiones o lo que sea, lo que quiero es que la gente se entretenga y se ría, que además creo que hace muchísima falta.
Luego si además encuentran cualquier otra reflexión como las que acabamos de comentar, y les da para pensar un rato, genial. Pero lo que creo que puedo asegurar es que se van a echar unas risas y que les van a venir muy bien.
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