Os traemos hoy palabras que inspiran. En esta ocasión, traemos citas de El Principito, precioso canto a la capacidad de asombro de los niños. Si aún no habéis leído esta obra de Antoine de Saint-Exupéry, os recomendamos que no os la perdáis. Aquí os dejamos unos aperitivos que dan mucho que pensar, y que sentir.
“Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”
“A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: ‘¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?’ Pero en cambio preguntan: ‘¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?’ Solamente con estos detalles creen conocerle (…)
Así, si uno les dice: “La prueba de que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Cuando se quiere un cordero, es prueba de que se existe”, se encogerán de hombros y te tratarán como a un niño. Pero si uno les dice: “El planeta del que venía es el asteroide B 612”, entonces quedarán convencidos y no molestarán más con sus preguntas. Son así, no hay que disgustarse con ellos. Los niños deben ser muy indulgentes con los adultos.
Pero, claro está, nosotros que comprendemos la vida nos burlamos de los números. Me hubiera gustado comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Me hubiera gustado decir:
“Había una vez un principito que vivía en un planeta apenas más grande que él, y que necesitaba un amigo…” Para quienes comprenden la vida, habría resultado mucho más cierto”
“Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”, lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!.”
“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.”
“Sólo los niños saben lo que buscan. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran…”