Frases prohibidas: “Pero ¿para qué te sirve eso que quieres aprender?”
En el taller que impartió con Iván Santacruz, Fernando Botella nos contó la historia de Lennon, una niña que bailó una vez delante del gran coreógrafo Rudolf Nureyev. Al terminar su actuación, Nureyev criticó duramente el baile y Lennon dejó la danza. Años después, Nureyev y Lennon se volvieron a encontrar y el gran coreógrafo le dijo que había criticado la actuación porque quería que encontrara la confianza en sí misma. Y Fernando concluyó: “Claro, ahora Nureyev nos cae mal, pero “¿no seremos Nureyevs cuando les decimos a nuestros hijos: “¿De verdad a esto te quieres dedicar?””. Por lo mismo, a menudo pensamos que si nuestros hijos invierten mucho tiempo en dominar un hobbie estarán perdiendo el tiempo de cosas importantes, pero lo que no pensamos es que gracias a todo lo que aprenden para dominar esa afición están adquiriendo muchas destrezas y competencias necesarias para la vida. Lo vemos con Óscar, el niño que quería diseñar ropa.
No se sabe muy bien el porqué, pero Óscar desde bien pequeño empezó a cortar telas, pintar vestidos y utilizar las muñecas que había por casa como improvisados maniquíes de sus creaciones. Lo que al principio comenzó como una forma de explorar una nueva actividad pronto se convirtió en una pasión: Óscar se pasaba tardes enteras en casa diseñando patrones, buscaba telas en tiendas o en Internet, miraba vídeos de diseños en Youtube en inglés… Sus padres en un primer momento se mostraron un poco recelosos de esa gran pasión de Óscar: , le decían. Óscar, que no descuidaba su vida social ni sus estudios, solo contestaba: “Pues para divertirme, me encanta”. Los padres le dejaban hacer, pero les preocupaba que esa afición no llegara a ningún lado.
Hasta que un día se dieron cuenta de lo lejos que había llegado Óscar con su pasión: gracias a que los vídeos de diseños que buscaba en Internet estaban en inglés su dominio de este idioma mejoró mucho, creció mucho en autonomía y confianza al ir a las tiendas para comprar las telas para los vestidos, su nivel de concentración, su esfuerzo y su afán de superación cuando diseñaba vestidos se contagiaron al resto de los ámbitos de su vida y su expresión oral porque en una exposición oral en clase decidió hablar fuera de casa por primera vez de sus diseños y, aunque era bastante tímido, el entusiasmo pudo más y expuso de manera brillante cómo ‘le había dado por ahí’ y todo lo que había aprendido. Y los padres de Óscar cambiaron un poco su actitud. Entendieron que, como dice Ken Robinson, “todos los días, en todas partes, nuestros hijos extienden sus sueños bajo nuestros pies. Debemos pisar suavemente”.